martes, 22 de agosto de 2017

22 de agosto de 2017. Martes.
EL ABUELO PACO

Acecha la ira, en el Etna. Sicilia, Italia. F: Google

-Me imagino al abuelo Paco empujando el carrito de su nieto Xavi. Tres años infantiles, absortos por la visión de todo lo nuevo, sacándole efusiones al chupete, y conducidos por la mano cuidadosa y vigilante de los cincuenta y siete años del abuelo. Y con la familia como retaguardia hermosa, respirando claridad marítima. Una tarde de un jueves soleado paseando por «la Barceloneta portuaria, arrevistada, marsellesa, barcelonista, novecentista y populista de las Ramblas» (Francisco Umbral: Travesía de Barcelona). Pasear sin escolta, sin bolardos, sin macetones con geranios, sin nada que te avise que allí acecha el peligro, será muy liberal, pero terriblemente peligroso. Andar por una sociedad en guerra, sin protección, es una temeridad y un ponerse del lado de la muerte, a no ser que pase un ángel y te roce con las alas de la suerte y te salve de la inmolación. Ahora todos celebran el éxito de su gestión -el Gobierno de la Generalidad, los Mossos, la señora de la limpieza, el ujier que sube el vaso de agua a la señora Colau-, todos se miran el ombligo y han decidido que son muy listos y eficaces, sin dejarse impresionar por la muerte de Xavi y su abuelo Paco, que contemplaba la tarde con ojos de niño para luego -hecho él niño- contárselo al nieto, de tres años. Pero ¿y el antes? ¿Por qué ha sucedido todo esto? ¿Y el prevenir para evitar tener que lamentarse después? No entiendo tanta euforia, Diario, luego de contabilizar quince muertos, y, de entre ellos, el abuelo Paco y su nieto Xavi, el niño de tres años que una malhadada tarde de agosto, en las Ramblas, Barcelona, dejó de reír y llorar, dejó de vivir. No entiendo… nada (20:22:54).

lunes, 21 de agosto de 2017

21 de agosto de 2017. Lunes.
MIRADAS INDISCRETAS

Muriendo junto al mar, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Siempre ando por el mundo de incógnito, velado, con un aparente disfraz que me protege. Me protege de mí mismo. Y de miradas indiscretas. Siempre hay una mirada que, como flecha de indio invisible, te puede atravesar: en la frente, en los ojos, en el corazón. Las flechas que dan en el corazón son las que más hieren y las que, a la postre, matan. No me gusta distinguirme ni sobresalir, nado en la intimidad, pero, desde ahí, respiro a la humanidad, que viaja conmigo en el mismo vagón del tren que cogí en Molina un 24 de octubre de un año precoz, y que, si no descarrila o es atacado por los malos, intenta llegar al mismo y concluyente destino, que no es otro que el tránsito (o muerte) y su oculto, misterioso e inquietante después, donde nos espera, para unos, Diario, la Trascendencia, para otros, la nada o el no estar: o la sola y volátil y turbia ceniza, que, aventada, se lleva, con los sueños, el aire, azulando la luz del sol (19:08:05).

sábado, 19 de agosto de 2017

19 de agosto de 2017. Sábado.
TENGO MIEDO

Siempre hay una luz, en la oscuridad. T. de la Horadada. F: FotVi

-Se dicen mentiras -aunque sean dichas en una plaza pública y a gritos-, y que mucha gente admite como ciertas, bajando la cabeza e hincando las rodillas. Mentiras iconoclastas; mentiras destructoras. «¡No tenemos miedo!», dice la multitud. ¡Mentira! Yo, y tú, y el apuntador, y el gato que dormita en el sillón, tenemos miedo de esta guerra cruel e indiscriminada que ha declarado el Islam radical contra Europa. (No digo todo el Islam; sino el Islam radical). ¿Por qué hay que callar o encubrir la verdad? El héroe se hace de miedo y decisión, que a veces es osadía. El miedo no es arrugarse, ajarse, meter la cabeza bajo el ala; es, con cautela, con el sigilo del felino, dar pasos adelante y tocar, si se puede, lo imposible. Si el miedo no nos sepulta y nos oscurece la mente hasta dar con nosotros en un hoyo lleno de alimañas, el miedo nos protege, nos hace ser precavidos. Cuenta R. W. Emerson, filósofo y poeta norteamericano, que un día escuchó a alguien dar un consejo a un niño: «Haz siempre las cosas a las que les tienes miedo». Como se ve, el miedo no es paralizante; al contrario, anima a hacer lo que te espanta, porque si lo vences, has logrado vencerte a ti mismo, tus limitaciones. Yo, Diario, sí tengo miedo, no por mí, sino por el más allá que me trasciende, por los sueños que todavía no ha habido en el mundo, por las utopías que han de venir (20:26:10).

viernes, 18 de agosto de 2017

18 de agosto de 2017. Viernes.
LLENAR UN MINUTO DE SILENCIO

Sonrisa de un ángel niño, en Catedral de Síbenik. Croacia. F: FotVi

-Yo he llenado el vacío del minuto de silencio que, por el atentado de Barcelona se ha celebrado en toda España, con una oración. Ese minuto de silencio se puede llenar: o de lágrimas o de palabras -plegaria-; o, con sus fríos y ausencias, dejarlo deshabitado, como una ruina fatal, colérica. Yo, en mi minuto de silencio, he puesto palabras: como dolor, prójimo, Dios. Será una oración en ascensión: dolor por el prójimo caído, y Dios, donde se concentran todas las angustias e incertidumbres, y miserias, de la humanidad. Es el Aleph, el punto adonde revierten todas las perspectivas, aun las más idas o lejanas, las que están más allá de las estrellas. Cuando rezas por el dolor, la oración se hace dolor, plegaria con lágrimas, y más si hay niños (almas de gracia) dentro de ese dolor, en su interior incendiado, en su boca ardiente de lobo. Decía Umbral: «El niño es sagrado… Y por eso la vida es sacrílega cuando profana al niño, cuando atenta contra él». Y añade: «El atentado contra la vida del niño es una destrucción de la única sacralidad de la existencia». (De su desgarrador libro Mortal y rosa). En una foto veo a un niño en el suelo, desmadejado, con el padre a su lado pidiendo auxilio con los ojos perdidos. ¿Quién puede ayudarme?, parece decir. Como en La historia interminable (Michael Ende), da la sensación de que se nos está deshaciendo el reino de Fantasía en el que vivimos en occidente y tiene que venir alguien que ayude a recuperarlo. Mi minuto de silencio, Diario, lo he intentado llenar de luz y de piedad, y de Dios, como la última puerta a la que llamar cuando todo lo demás falla, cuando el cielo se nubla y llora la tierra, cuando se intenta acribillar la convivencia y la paz, el amor (19:51:22).

jueves, 17 de agosto de 2017

16 de agosto de 2017. Miércoles.
INTOLERANCIA

Quevedo, luego de ingresar en la Orden de Santiago. F: Wiquipedia

-Me asusta la intolerancia -¿o es ignorancia?- del nacionalismo. Liquidar del callejero de Sabadell a nombres como Garcilaso de la Vega, Góngora, Goya, Quevedo -Machado ha sido indultado- y otros, es una memez lunática, de rechifla. Me asustan estos caciquillos tullidos de ideas y largos en tomar decisiones caprichosas e improcedentes. Los eliminan por «españolistas», dicen. ¿Y qué otra cosa podían ser? Les enfurece que sean españoles y que lo digan. ¿Qué iban a decir? ¿Que son del país de Liliput o del de la Comarca donde viven los Hobitts? Estos nacionalistas podrían aplicarse la sentencia de Quevedo: «Todos los que parecen estúpidos lo son y, además, también lo son la mitad de los que no lo parecen». Podrían aplicársela -no he dicho que quieran-, pero, Diario, les cuadra (19:32:32).

martes, 15 de agosto de 2017

15 de agosto de 2017. Martes.
PINCELADA DE ESPUMA AZUL

Pincelada azul, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Agosto se va yendo con suavidad, sin grandes aspavientos. Luego de los calores de julio, queda el rescoldo de agosto. Pero es un rescoldo de brasas, sin llama, aunque aún activo. Alguna noche nos pillará el calor soñando que ha llegado una gota de lluvia que nos redima. Y, entre calores y tormenta, la fiesta. La Asunción de la Virgen a los cielos como una llama, como una rosa, porque «¿qué regazo, qué esfera deleitosa, / qué amor de Padre la alza y la reclama?» (Gerardo Diego). Y añade el poeta: «hoy va la Madre al Hijo, va derecha al Uno y Trino», «por eso el aire, el cielo, rasga, horada, / profundiza en columna que no cesa, / se nos va, se nos pierde, pincelada / de espuma azul en el azul sorpresa». No cabe más belleza. Rasgar el aire como una columna que no cesa, una columna de gracia y fe, que asciende vertiginosa hasta darse de bruces con la Trascendencia, con Dios. Dios, que es Padre, e Hijo, y Espíritu Santo; es decir, Amor familiar, anudado, creativo. Es ascendida, aspirada por Dios al cielo, la que fue, durante nueve meses, habitación lujosa y sin mácula que albergara al Hijo del Hombre. ¿Se nos va? El mismo poeta dice: «No se nos va, no; se va y se queda». Es, pues, columna que no cesa de irse y de quedarse, invadiendo nubes, cielo, eternidad, pero con los pies en el suelo, oxigenando a la humanidad de vida de Dios. Ella respira a Dios y este aliento divino baja hasta la tierra y llega a los pulmones de la humanidad, contaminada de egoísmos y avaricias, de pecado. Y así se alivia el mal, se va debilitando, hasta que cede y da paso al amor, o el Ser de Dios. María, ascendiendo, Diario, «pincelada / de espuma azul en el azul sorpresa» (19:02:28).

domingo, 13 de agosto de 2017

13 de agosto de 2017. Domingo.
LOS AZULES

Arcanos en el cielo, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Y vas y te paras a meditar: te detienes a pensar en serio, con método y un papel enfrente para ir anotando conclusiones. O anotas tus conclusiones en tu interior, donde están el corazón y los sentimientos que les acompañan, y lo sueños, donde anidan pájaros y alguna estrella, y un cielo extenso e inabarcable. Y donde andan casi todos los azules, salvo los que se tomó el trabajo de robarle Picasso al cielo (años 1901 a 1904) en su etapa azul. Ponía el pincel a pensar y todo le salía azul. Hasta la piedad -virtud que escasea- de una madre abrazada a su hijo. La piedad, esa virtud ausente, descartada, excluida. Todos admiramos la piedad de una madre para con su hijo, ¿pero y la del hijo para con la madre? Se ven residencias en las que la vejez jamás ríe: solo mira, con los ojos perdidos, el infinito. O, como un niño, juega a mirarse las manos, o a decir palabras sin sentido, o hacer silencios que incendian. Pero, Diario, ¿adónde miran los ojos de un anciano cuando, en la soledad, se pierden en el infinito? ¿O qué dicen sus extrañas palabras? ¿Y el clamor de sus largos silencios? (19:51:15).

sábado, 12 de agosto de 2017

12 de agosto de 2017. Sábado.
ARCADAS EN EL CIELO

Lágrimas de San Lorenzo, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Y fueron las estrellas y se pusieron a llorar, y llovían pedacitos de ascuas candentes que dibujaban arcadas en el cielo. Como arbotantes de una catedral gótica. Lágrimas de San Lorenzo las llamaron. Un diez de agosto, Lorenzo moría lentamente en una parrilla -«Dadme la vuelta, que por este lado ya estoy hecho», y trepidaba el fuego, y echaba chispas. Y el cielo, entonces, lloró estrellas: las Perseidas. Que son residuos de la cola del cometa Swift-Tuttle, dicen; pero yo, que no soy sabio, digo que son las lágrimas de San Lorenzo, que aún lloran, Diario, por su horrenda muerte, por el crepitar de su carne en el fuego (18:35:22).

jueves, 10 de agosto de 2017

10 de agosto de 2017. Jueves.
LO VIRAL ES VIRUS

Palma del martirio, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Cuando leo que algo se ha hecho viral en las redes sociales, de inmediato pienso en una ordinariez o en un hecho trascendente. Y me pongo a dudar si verlo o dejarlo pasar, y lo dejo pasar. De ordinario, suele ser una patochada revestida con humareda de trascendencia. Todo lo viral es virus y el virus suele tener ráfagas de virulencia, de perversidad. E infecta. Como un virus maligno se extiende el asunto catalán: todos los días hablando y bebiendo el tema catalán, y poniéndolo de postre en la mesa. Un postre con azúcar, y, además, para diabéticos. Las tertulias, otro virus que afecta a la inteligencia y, a veces, da pie al bostezo liberador. Sin embargo, entre los internautas -palabra que rememora espacios abiertos y recorridos de fantasía, mendaces- no se ha hecho viral la muerte de Sigmund Sobolewski, «prisionero 88» en el campo de exterminio de Auschwitz. Sobrevivió al horror y ha muerto en el silencio de los justos, que, según San Agustín, son los que «viven con paciencia y mueren con alegría». Y porque la muerte del justo, dice, «no es muerte, sino sueño; no muerte, sino mudanza.» ¿La paciencia de los justos de Auschwitz? ¿O la paciencia o distracción de la muerte que pasó de largo y olvidó matarlo? Dice el poeta: «Si cualquier boca es un bosque de mentiras, / ¿quién me dice que la verdad no es mentira?» ¿Eh, Diario, quién? (19:09:40).

viernes, 4 de agosto de 2017

4 de agosto de 2017. Viernes.
APÓCRIFOS

Misterio tras las nubes, desde avión en viaje a Canarias. F: FotVi

-Estos días de calor terrible, salgo a pasear y caigo en la cuenta de que no hay vencejos en el cielo ni mirlos en el jardín. Ni susurro de conversaciones tras la tapia que separa el huerto de la calle. El calor escribe en el silencio. Solo las chicharras rompen el silencio que ellas mismas crean tras su canto. Sin embargo, leer a Borges me refrigera. Es el autor que más ha dicho con menos palabras. En su libro Biblioteca personal escribe: «Junto a los libros canónicos del Nuevo Testamento estos Evangelios apócrifos, olvidados durante tantos siglos y recuperados ahora, fueron los instrumentos más antiguos de la doctrina de Jesús». Eran los libros del principio, «cuando la religión era una pasión». Cuando no había dogmas ni razonamientos del teólogo. Porque «lo que importó al principio fue la nueva de que el Hijo de Dios había sido, durante treinta y tres años, un hombre, un hombre flagelado y sacrificado, cuya muerte había redimido a todas las generaciones de Adán». Borges, pues, Diario, sale en defensa de unos libros llamados apócrifos, no porque sean falsos, sino porque son ocultos, velados, inquietantemente misteriosos (20:07:00).

jueves, 3 de agosto de 2017

3 de agosto de 2017. Jueves.
PLAN IDÍLICO

Sabiduría del vidrio, en la Catedral de Sibenik. Croacia. F: FotVi

-El domingo, en la misa, se leía un trozo del libro primero de los Reyes en el que se hablaba de un Dios que se aparece en sueños a Salomón -entonces en los sueños había profecía y poesía, y luz y misterio- y le propone un plan idílico como comienzo de su reinado. «Pídeme lo que quieras que yo te dé», le dice Dios, y, hecho un silencio, escucha la respuesta: «Concede, pues, a tu siervo un corazón que entienda para juzgar y discernir entre lo bueno y lo malo». En vez de riquezas, honores, conquistas, pide sabiduría práctica para gobernar a Israel. Un corazón que entienda para juzga, dice. Juzgar: o adivinar por dónde anda el bien que eleva y por dónde el mal que ennegrece y hunde. Y pone suciedad y noche en las conciencias. Yo, mientras escuchaba esta narración del libro de los Reyes, me preguntaba ¿qué político o qué ser humano que buscara felicidad, si le ofrecieran el «pide lo que quieras que te lo daré», se inclinaría por la sabiduría y no por la fortuna, las distinciones, los logros sociales, las apariencias? Me lo preguntaba y me lo sigo preguntando, sin caer en la tentación de señalar a nadie, que podríamos ser yo mismo, o tú, Diario, ya que muy pocos son los que tienen la sabiduría de pedir sabiduría si te dieran a elegir entre todas las cosas bellas de la tierra. Aunque yo, Diario -y perdona-, pediría sabiduría, pero con amor (20:01:46).

martes, 1 de agosto de 2017

31 de julio de 2017. Lunes.
LA BARCA DE CARONTE

Polvo de estrellas, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Dejo atrás la Torre y me precipito en el horno de Murcia, en el que me aso como un sorprendido pastel de carne. Pero es igual: dejo atrás un mes bello y reparador, con Candela y la familia, y visitas a los amigos. Y caminatas muy de mañana hacia el mar, donde sorprendía al sol despertando y abriendo uno a uno los registros de su afanosa plenitud. Dejo el mar y me vengo al infierno de Dante, sin un Virgilio que me guíe ni una Beatriz que me salve. Al llegar a Murcia, ha volcado la barca de Caronte y ando por un lago de aguas hirvientes, aunque llevaderas con aire acondicionado. Y ahí estamos: entre el calor y la tormenta devastadora, consumiendo días y acontecimientos, algunos chuscos y otros trágicos. Entre los trágicos, está la muerte del bebé Charlie Gard, no en brazos de sus padres, como hubiera sido lo lógico y amoroso, sino un lugar de cuidados paliativos desconocido y de color blanco sudario, según la ley. Las leyes, a veces, parecen mordidas y posteriormente regurgitadas por el diablo, para castigo (y vergüenza) de los mortales. Leyes que no apuestan por la vida, sino por la muerte. Como se ve, leyes obscenas y sórdidas que atacan a lo más noble y tierno de la condición humana: el derecho de un bebé a morir en brazos de su madre, o el de una madre a darle el último aliento a su hijo. Tal, Diario, como un beso de Dios (19:22:48).

sábado, 29 de julio de 2017

29 de julio de 2017. Sábado.
GATOS, MIRLOS Y VENCEJOS

Congreso de gatos, en Google. 

-Se persiguen los vencejos, negros y súbitos en el cielo, mientras se despereza el sol y cunde el día. El sol de julio, que arde nada más aparecer y que, a poco, se enturbiará entre nubes. Nubes, sin embargo, posmodernas; es decir, volátiles, líquidas, estalactitas sin consistencia, sin verdad. Camino y me doy con seis gatos, que, muy de mañana, y en corro, ya hablan de sus cosas. Me detengo, los miro, y ni sin inmutan. Uno dormita, otro se relame, y los demás, piensan. Piensan, como si soñaran. ¿O no sueñan y solo divagan sobre cómo sobrevivir? ¿Qué les importa a ellos Rajoy, Sánchez, Iglesias, Puigdemont y sus cínicas teorías sobre la gente y su felicidad? De pronto, noto una extrema tensión. Han visto pasar un mirlo, y todos se apostan en actitud de ataque. Bajan el lomo, acechan, y acometen. Sin éxito. Parecen decir: otra vez será, y quedan a la espera, dormitando y lamiéndose los bigotes, como si no existiéramos los humanos; sin importarles, Diario, que los miremos y les tengamos un poco -solo un poco- de envidia. Sana (19:54:01).

viernes, 28 de julio de 2017

28 de julio de 2017. Viernes.
ANGUSTIAS

Coro de los ángeles, en Catedral de Murcia.

-Parafraseando a Ortega diré que yo soy yo… y mis angustias. Con todos los ahogos y las desesperanzas de su alrededor. Estamos en un mundo de quejidos, de terribles desasosiegos, de penas sagradas. Todos reímos o lloramos según las circunstancias, según soplen los vientos. Ayer reíamos por el oro de Mireia Belmonte en natación (Campeonato del Mundo), para más tarde llorar por la muerte de la niña Lucía Vivar, perdida y hallada muerta junto a las vías del tren. Dicen que anduvo tres kilómetros entre vías y matorrales, desniveles y otros peligros. Hasta que un golpe -no se sabe de qué, de quién- la mató. Lloro por sus padres, y rezo por Lucía. Que el mundo de los ángeles la acompañen. Diario, yo soy yo... y mis pavorosas angustias (19:32:33).

miércoles, 26 de julio de 2017

26 de julio de 2017. Miércoles.
EL SUDARIO

Soñando la utopía, antes del Descubrimiento. En Las Palmas. F: FotVi

-Seguimos posmodernizándonos; superada la modernidad, nos instalarnos en la posmodernidad, que es otro modo de modernización, solo que líquida, frágil, maleable. Es decir, volátil, inconsistente. Ocurre con todo proceder humano: primero, la verdad, la real; luego la pos-verdad, o la no verdad, o la mentira envuelta en papel de celofán. Antes la modernidad, o la era de la lógica y la razón; luego, la posmodernidad, o la crítica del racionalismo y el culto a la individualidad, con la ausencia de interés por el bien común. O sea: desencanto y apatía, o liberación de toda utopía. Todo es relativo y vulnerable, dice el posmoderno, solo tiene valor el presente y lo que se puede tocar y gozar, o consumir. Todo es un balbuceo de lo posible contra lo imposible, y lo posible es lo que está al alcance de la mano, lo que se puede alcanzar inmediatamente y gustarlo, saboreándolo. No hay sueños ni utopías, dicen, sólo ojos que ven y manos que tocan, lo inmediato. Se nos ha dicho que el futuro está en el viento de la utopía, del ensueño. Hay quien no acepta este modo de pensar. Pero los hay que sueñan con volar por cielos imposibles, intocables, donde esperan hallar el porvenir y nubes que puedan venderse como ocurre en el cuento de Elena Poniatowska. Y mientras, en Estrasburgo, un bebé va a morir, en contra del criterio de sus padres, que no pueden decidir ni cuándo ni dónde dejará de existir su hijo. Se les irá de las manos, como un maravilloso sueño, donde acampan las estrellas. Posmodernizados, pues, Diario; o prohibido soñar y poder tocar la trascendencia, su sensible y mística piel, tan deteriorada en estos tiempos. Es el drama -como un sudario- de nuestro tiempo: el tuyo y el mío, el de todos (11:44:41).

domingo, 23 de julio de 2017

23 de julio de 2017. Domingo.
UN NUDO

Llora el tejado, en Google.

-Salgo a la puerta a despedir a la familia. Me noto un nudo en la garganta, y no es el de la corbata. El último beso -distraído: atiende a un mono de peluche- me lo da Candela. Pero me dice: «Mañana ve a comer a casa de la abuela». Hace un calor sucio, que se agarra al cuerpo, despótico. Me doy la vuelta y me alejo del coche; pero sigue el nudo en la garganta, y, Diario, no uso corbata (20:19:19).
22 de julio de 2017. Sábado.
LA NIEVE QUE ARDE

Humilde belleza, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Oigo la música de Haydn como el que oye la nieve arder, o al viento hablar. ¿Cómo crepita la nieve al arder: tal cual rama seca de un árbol? ¿O la nieve no crepita, solo luce? Así es la música de Haydn. Es fuego y nieve, viento y luz, suavidad y plenitud, que destellan. Estoy oyendo su obra Las Estaciones, y después de catar la Primavera, me paso al Verano. Voy recorriendo los diferentes acontecimientos musicales que relata el autor: la salida del sol («como un velo gris irrumpe la primera luz de la mañana»), la tarea del pastor («el alegre pastor reúne su rebaño»), y los demás elementos que adornan el Estío, hasta llegar al tiempo de la tempestad («¡ay, la tempestad se acerca!»), y, que entre ruidosa y despiadada, con un fortísimo de toda la orquesta y una flauta que anuncia los relámpagos, se va debilitando hasta hacerse un pianísimo de cuerdas temblorosas, que semeja el aire o aliento contenidos para lo que a continuación será el Otoño o la serenidad complaciente, la belleza que se aja, que se desvanece en el Invierno, pero que también es belleza, otra belleza. Yo canto la belleza del instante, esa que reluce en la flor o en un amanecer o puesta de sol, o en la gota de agua que, al deslizarse por sí misma, queda helada en la estalactita de un carámbano. Dudando entre el cielo y la tierra. O en la hormiga que se afana. Y es que la belleza, como dijo el poeta y pensador Emerson, no se halla en este o aquel lugar, en esta o aquella cosa, sino que va con nosotros. Con cada uno, Diario, si la sabe descubrir, o vislumbrar; y, mientras, el mundo se enfrenta a múltiples carencias: la paz, la justicia, la igualdad, la fe, la libertad, la piedad, la esperanza, y, sobre todas las cosas, el amor, donde se vislumbra -o se paladea- a Dios, se silabea (18:21:47).

miércoles, 19 de julio de 2017

19 de julio de 2017. Miércoles.
AVERÍA

En primavera, siempre en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Cuando la técnica se burla de uno, hay que dejarla como se deja una rueda de carro que se avería. A la orilla del camino y sin volver la vista atrás. Como aquellos carros del oeste que buscaban oro y se encontraban con los pieles rojas, que, tras el enfrentamiento, les dejaban en tierra de nadie, y tirados. Es lo que me ha pasado a mí con el carro de ir y volver de cierto saber de internet, que me ha dejado tirado en el camino. No es que no esté, que sí está, es que nunca llega. O sea: que es más lento que dar pasos hacia atrás para alguien que quiere llegar a la meta. A mi ordenador no le van los aires de playa, y a cada paso que da le faltan dos para abrir un programa; es decir, da y da vueltas la ruedecita que indaga sin parecer hallar lo que busca, hasta que, luego de un espasmo, lo encuentra. Y así, Diario, una y otra vez; hasta que me canso y -con un poco de desesperación- lo mando, con una sonrisa y sin ánimo de ofender, a freír espárragos; espárragos, que, por supuesto, no fríe: ¡le cuesta tanto! (20:15:44).

martes, 18 de julio de 2017


16 de julio de 2017. Domingo.
LA MAR PEQUEÑA

-Se abre la fiesta en San Pedro del Pinatar, como se abre un libro. Con mimo, con dedos sabios y luz en la mirada, con dedos de modular arcilla, dedos industriosos. Una fiesta de tierra y mar, de Virgen y Salve marinera. La imagen de Nuestra Señora del Carmen camina primero, como romera, de San Pedro a Lo Pagán; la sigue una multitud, que entona vivas. Luego la suben a una barca para que ande sobre las aguas de la mar pequeña (el Mar Menor, que, como dice el poeta, «un día soñó con ser océano»). Como Jesús, aquel día de tormenta, en el lago de Genesaret, cuando el miedo de sus apóstoles. El miedo, o ese bicho roedor que anda por los ojos y por el cuerpo, y que, con gestos de abandono, te hace gritar. El miedo empuja al grito y este lo expresa, lo dice; y si hay una mano entonces que te coge y te salva del miedo, sacas el gozo y lo expresas, asombrado, con los ojos muy abiertos. Hoy, al decir Carmen, se me hace la boca agua y música de cuerda el corazón. Lo mismo que al mar, lo mismo que a miles de personas que han rezado en silencio y que, en las recogidas aguas de este mar (que se nombra por lo que es, Menor, sin ningún adjetivo más), han vitoreado a la Virgen y la han celebrado con lágrimas y con aplausos, y con silencios. Los silencios de las miradas y de la oración. El silencio de la contemplación. Silencio roto por la Patrulla Águila, que la ha vitoreado desde el aire con sus acrobacias y los colores de la bandera de España, como signo de otra adoración más etérea y espectacular. Luego, de madrugada, Diario, la Virgen ha vuelto a San Pedro, con más paz y menos ruido, pero pensando ya en la vuelta a Lo Pagán, el año que viene…, si Dios quiere (11:16:39).

viernes, 14 de julio de 2017

14 de julio de 2017. Viernes.
LIU XIAOBO

Humildemente luciendo, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Venía el día cargado de brumas; brumas que ha desgarrado el sol nada más empezar su escrupuloso y cálido recorrido hacia el ocaso. El sol, desgarrando brumas, se ha dejado ver luego, para calentar el ambiente y darle un toque veraniego al día. El día que, entre sorbos de agua y somnolencias, se derrite en espasmos. Y mientras, en el día a día, muere el Nobel de la paz Liu Xiaobo. Nobel de la paz o de la mirada amable, de la mano tendida, de la palabra en vez del obús o el insulto. Él solo vivía para desarticular al adversario, al monstruo que lo vigilaba y trataba de hacer que se tambalearan sus principios, sus convicciones de libertad, de piedad, de amor. Quiso sacar a su país, China, del tumor de la maldad, del totalitarismo cruel y despiadado, de la miseria intelectual que impone el dictador (o el Partido), sumo dios perverso. Dejó de guerrear para centrarse solo en el logro de la paz, por medio de la palabra serena y constructiva, iluminada, creadora. Liu Xiaobo escribió: «Espero poder disipar el odio con el amor». Como Gandhi, hizo la paz y no la guerra. Tendió la mano en vez del kalashnikov y le devolvieron la cárcel con un kalashnikov al otro lado de la puerta, vigilándole. Le prohibieron ir a recoger el Premio a Estocolmo, pero no han podido privarle de perseverar en la defensa, hasta la muerte, de los Derechos Humanos y de la dignidad de cualquier persona. Ha muerto en paz con su conciencia, y quizá pensando, Diario, en el proverbio chino que dice: «Quien hace el bien a los demás, se lo hace a sí mismo» (20:20:59).