1 de septiembre de
2018. Sábado.
PASOS
PERDIDOS
Reflexión sobre el fanatismo, en ABC. Mingote |
-Para
mí, ir al mercado es, a un tiempo, un ejercicio lúdico (y lírico) del ver y
sentir. O sea, que es contemplación y sentimiento, mirada y latido. En el
mercado, se confunden los olores húmedos y las voces imperativas de los
vendedores, con el murmullo de la gente que deambula de acá para allá, que mira,
que pasea, que discute. Y que compra, alguna vez. Esta vez acompañé a mi amigo
José Luis que entiende de mercados y de compras: melocotones, tomates, jamón
con pedigrí. Él me instruía en el modo y en el método, hasta que acabé por
comprar unas alpargatas, unas lochas de jamón, y una pata de hueva de mújol, recordándome
los días felices y gastronómicos de San Pedro del Pinatar. Como dice Paco
Umbral: «Las mejores amistades nacen a la sombra de un trabajo compartido»; y,
bien mirado, ir al mercado es un trabajo (y sabiduría) iniciático y compartido,
con olor a sardinas de bota, cupones de la ONCE, y pasos perdidos. Pues como
decía Santa Teresa: «También entre pucheros anda el Señor». Y, hablando de
Sánchez, dice Jorge Bustos en El Mundo, que no recuerda otro orador «que
produzca ese efecto de ventrílocuo de sí mismo: en Sánchez, la forma y el fondo
viven escindidos». Y es que existen la forma y el contenido, o los fonemas y el
concepto, que diría Bustos, y en Sánchez, Diario, hay fonemas pero no significado,
notas musicales sin melodía, bocado no masticable,
carencia (18:29:33).