3 de agosto de
2018. Viernes.
EL
CALOR Y LOS OTROS
Esperando la cerveza, en el bar. F; FotVi |
-Metidos
de lleno en el calor, dudo que esto sea peor que el infierno, como decía
Sartre, de los otros. Los otros, o esos que te miran sin tú saberlo, que te
repudian sin tú saberlo, que quizá, y sin embargo, te admiran sin ellos
saberlo. Admiración que, por recelo, por prejuicio, por ofuscación, les lleva
al odio, a la ojeriza, a no darte lo que ellos saben que te mereces. El calor y
los otros, o los dos minotauros del laberinto del verano. Con el hilo de
Ariadna del abanico o la cervecita fría en la terraza de la playa, o un buen
libro (aunque sea un bestseller voluminoso y terco), como esperanza de
salvación. Con paciencia («yo voy soñando caminos”, decía Machado) se pueden
vencer estos dos infiernos, el del calor y el de la pelusa; la pelusa: o el
alfiler del otro -odio, difamación, envidia-, Diario, clavado en el corazón de la
mariposa: el de aquel que sufre la embestida feroz del otro (18:20:57).
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