jueves, 28 de marzo de 2019

28 de marzo de 2019. Jueves.
HORMIGAS EN EL TRIGAL

Fresas en el mercado, Torre de la Horadada. F: FotVi

-Hoy no sopla el viento de levante: pero hay sol y mercado. Y gente que, como hormigas en el trigal, va y viene. Cada cual se lleva su brizna de esto o aquello, ajos o fruta, o un juego de cama o un sombrero. Todo vale para echarlo a la cesta de la compra. Los hay viejecitos y más jóvenes, y hasta carritos con bebé empujados por madres solícitas. También sillas de ruedas con imposibilitado, que mira y no ve lo que más quisiera: poder andar. Todo huele a desmesura, desde el tufo de las hortalizas al efluvio de la gente. «¡Qué pena que no se pueda comprar la felicidad!». Pienso. En el mercado se vende de todo: desde libros a política. Encuentro un tenderete de un partido que te ofrece, si lo votas a él, el bienestar sin fin. La vida eterna terrenal. Los chicos que prometen darte la dicha van vestidos de harapo y llevan pendientes en la nariz y ríen mucho, como si fueran los inventores de la dicha. Por lo visto, todo se vende, desde la risa al paroxismo. Un poco más allá, una mesita con libros y un señor que no lee. Jamás he visto que se acerque nadie; pero ahí sigue cada jueves, haga frío, calor o llueva. En el mercado de los jueves hay de todo, hasta la pobreza que se mueve de puesto en puesto para tratar de dar con lo más barato. También hay un mendigo con un vaso de plástico en la mano, que, apoyando un pie en la pared, espera la moneda que caiga de arriba abajo y le dé la esperanza de llenar el estómago. En el mercado, todo es esperar; espera el vendedor y espera el comprador: el uno espera vender y el otro hallar la ganga, que casi nunca llega. Y un servidor, mientras piensa en todo esto, Diario, espera poder llegar, cansado, a su destino, como un niño a los brazos caudalosos de la madre (19:10:18).

miércoles, 27 de marzo de 2019

27 de marzo de 2019. Miércoles.
VIENTO DE LEVANTE

Nubes llevadas por el viento, desde  Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-El viento de levante se va llevando las nubes hacia el poniente, como una procesión de algodones sueltos. Así transcurre el día, como un poseso de la velocidad. Pero ahí siguen el pájaro y la pobreza, la bondad y la ira, la libertad y la opresión, la soledad y la vejez, lo inmaculado y lo sucio, lo trasparente y la intolerancia, la verdad y la posmodernidad, la política y la mentira, la claridad y las tinieblas, el robo y el don, lo niño y los sueños, lo perverso y la gracia, la risa y lo triste, la maternidad y la destrucción, la columna y los vuelos, la cultura y la ignorancia, el pobre y la mirada, la bondad y lo maldito, el trabajo y la ociosidad, el fin y el principio (…), y el silencio y Dios; Dios, el que alienta cada día para que nos elevemos y venzamos a la adversidad, y así, Diario, poder llegar a la meta, convencidos de poder ganar y ver los cielos nuevos y la tierra nueva, donde reinen la paz, la justicia, el amor, y la Verdad (19:17:04).

martes, 26 de marzo de 2019

26 de marzo de 2019. Martes.
HISTORIA DE CIUDAD Y METRO

El sol sale para todos, en Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Hay días de sol y humanidad. Y otros, en los que, aunque el sol esté en su plenitud, luce más la ternura de lo humano que la gloriosa abundancia del sol. A veces, compensa leer los periódicos, y hoy es una de esas ocasiones. Es esta una historia de ciudad y metro, con un bello final, lírico y ejemplar. Una muchacha, Paloma, va en el metro con los oídos tapados por los pinganillos de oír música, nos cuenta ABC. Va en su mundo; un señor entra pidiendo dinero para pagar la luz de su casa. Nadie le presta atención, cada cual va a lo suyo: y lo suyo no es detenerse en el problema de este hombre. Necesita luz y vende libros, o los regala, a quien le interese. Este detalle llama la atención de Paloma. Que se acerca y le da un euro, y se da cuenta de que el hombre lleva un libro que ella leyó cuando era niña. «¿Te gusta este? Toma para ti», le dice el hombre. Paloma, entonces, le pregunta cuántos años tiene su hija; si la tiene. «Siete. Es su libro favorito», contesta él. Lo vendía por solo cinco euros. Algo debió ver Paloma en los ojos del hombre, que le conmovió. Le dio los cinco euros, sin aceptar el libro: «Léeselo a tu hija esta noche y prométeme que lo vas a dar por vendido y no se lo darás a nadie». Decir que ambos se abrazaron y lloraron juntos, y, al irse el hombre, desde el andén le dice: «Que Dios te bendiga siempre». Cuenta Paloma que una señora mayor, al salir del metro, le da en el hombro y le dice emocionada: «Los jóvenes demostráis a los adultos que se equivocan todos los días». Tal vez tenga razón la señora mayor: quizá los cargados de años nos equivoquemos todos los días, pero aún nos queda sensibilidad para echar una lágrima y aprender la maravillosa lección de esta muchacha con el pinganillo en los oídos, Diario, y el corazón aleteando (11:55:52).

lunes, 25 de marzo de 2019

25 de marzo de 2019. Lunes.
LA VIDA

La vida empieza, en el jardín. Vistabella. Murcia. F: FotVi

-Me enfrento al lunes, pleno de sol y claridad, y, entre nostalgias, me dispongo a vencerlo. «El que avisa no es traidor», dice el refrán. Y, según el predicador de ayer mañana en la misa (analista y teólogo), es lo que con frecuencia hacía Jesús. Don Mario dijo con solemnidad y altas palabras: «El que avisa no es traidor». Y añadió: «Jesús siempre advertía antes de condenar». «Anda, vete, y no peques más», solía decir al pecador, y luego hablaba del infierno. Y, con dureza de profeta, hacía referencia a una condenación eterna y al fuego, y a rechinar de dientes y a malditos, y a escribas y fariseos hipócritas, y a pies y a manos pecadoras que había que cortar, pues más valía entrar en la Vida manco y cojo, que, con las dos manos y los pies, ser arrojado al fuego eterno. Pero todo esto, luego de avisar, y después de haber mirado con compasión y ternura de amigo y de haber perdonado al agresor. Avisos de amor y cercanía los suyos, Diario, avisos del Dios (humano) que perdona (18:56:11).

sábado, 23 de marzo de 2019

23 de marzo de 2019. Sábado.
MIEDO DE LAS PALABRAS

Siempre hay un rayo de luz, que nos salva. En Salinas de San Pedro. F; FotVi

-Sábado gris y con una pizca de lluvia, como si se le echara una rociada de sal al cocido, que crepita en la lumbre. La lumbre de la política. En Barcelona, donde los animalistas han suprimido los toros, un tal Torra, sin embargo, se le ve lidiando a la ley y al Estado con una «estelada» y un lacito amarillo en la solapa, a modo de nudo gordiano de la mentira y el cachondeo. Quizá se deba esto a que como dice Chesterton: «Estimo que se trata de un hombre exclusivamente preocupado por una broma, y esto lo hace un hombre peligroso». O aquello otro: «La superstición de las grandes civilizaciones se ha hecho mala, pero la superstición de las nacionalidades pequeñas es peor». Y los políticos en Madrid, tirándose pullas, y destapando sus verdades, que, si ganan las elecciones, se convertirán en mentiras. Y mientras, en el personal de a pie, un susto de película de terror, en el que el asombro y la angustia se mezclan para excitar los miedos sobre el porvenir. Me asustan las palabras y las miradas, y las manos con las que el simio humano y político come y tira contra el otro todo lo que encuentra a su paso. Ha bajado la capacidad intelectual de los políticos y ha subido su tono agresivo y cínico. Y he de confesar que tengo miedo de las palabras, palabras que se han vuelto broncas y belicosas, y, por tanto, temibles. Un servidor pide a Dios que nos libre de nuestros demonios, los que tanto daño nos han hecho a lo largo de la historia; pero de entre todos, y de un modo especial, Diario, los demonios del odio y la venganza, y el de la intolerancia (17:57:29).

viernes, 22 de marzo de 2019

22 de marzo de 2019. Viernes.
EL AGUA

¿Si digo "la mar", pronuncio todas las palabras? En Salinas de San Pedro, F; FotVi

-Contemplo el mar inmenso, y lo veo como un gran gigante que respira y viene a descansar en la playa, donde relame en la arena sus heridas. Luego, miro una gota de rocío y me parece ver, resumido en ella, todo el mar. La gota de rocío es una recapitulación, un epítome, del gran e irreductible mar océano. Y como el mar, la gota está llena de vida, vida que bracea y se mueve como en un bello y fantástico ballet acuático. El agua, hoy, nos llama la atención. Es su día. Es el día de los mares, del río y de la gota de rocío, del grifo y de los aspersores, del huerto y de los bosques, de la sed y los desiertos. Es el día de la savia, de la vida. En el desierto, donde asoma una gota de agua, surge un oasis. Y el resultado de la gota de agua que alimenta la raíz del rosal, es la rosa. Y el que un servidor pueda decirte buenos días, Diario, y escribir estos versos: «¿Si digo una palabra, si la creo / alta y azul, anuncio el mar? ¿Si digo / “la mar” pronuncio todas las palabras?» Porque no es posible la palabra sin el agua, que la dice y la puebla de significados, de oleajes infinitos (12:49:56).

jueves, 21 de marzo de 2019

21 de marzo de 2019. Jueves.
LA POESÍA

Poesía es amor, o "amado con amada". En Liubliana. Eslovenia. F: FotVi

-Esta mañana, con la mirada alerta y exultante, he salido a ver si me daba con la poesía. Hoy, día de la poesía, he salido a ver y sentir la poesía en las cosas que todos los días contemplo y toco. Además de en los libros –me he dicho–, la poesía debe estar escondida en algún sitio, esperando a que alguien la profese y la diga, y la escriba, para así extender su fama. He mirado al cielo, donde andan el infinito y las miríadas de estrellas, y a la tierra, con su esplendor de flores y pequeños y grandes animales, y con la palabra como lugar donde luce y se pone el alma y los sentidos del poeta. He ido mirando todo, como el que busca un pajar en una aguja o el mar en esa gota de agua a punto de resbalar de la hoja –¡cuidado, no te rompas!– al suelo del jardín. Y es que, como decía Pessoa, la poesía es una manera de no estar solo. Me niego, con todos los desplantes del presente, a estar solo el día de hoy y de mañana. Por eso, si pienso que voy hablando, dando la mano, pisando como en el lagar, a la poesía, estaré diciendo lo que soy y lo que amo, y lo que siento, por muy escondido y confuso que se encuentre dentro o fuera de mí. Donde hay algo de poesía, allí está latiendo el temblor de lo bello y la presencia de lo divino, y la seguridad de lo que permanece. La poesía es la continuidad del instante, de la fascinación por lo que destella, por lo que tiende a ajarse y que, sin embargo, queda en la poesía. Y descubro, Diario, que el mundo y la vida están llenos de poesía, hasta tal punto que podríamos decir con San Juan de la Cruz: «¡Oh noche que juntaste / amado con amada, / amada en el amado transformada!» «Amado», el poeta, el que busca; «amada», la hallada, la transformada en el amado. (11:20:33).

miércoles, 20 de marzo de 2019

20 de marzo de 2019. Miércoles.
EL RELOJ DE ARENA

Arco iris sobre Murcia, esta tarde. F: FotVi

-Leo: «¿Hay algo más viejo que el periódico de ayer?». José María Carrascal. ABC. Y un servidor podría preguntarse: «¿Hay algo más viejo que la primavera del año pasado?» Y entonces se me ocurre decir, lamentándome: «¡Cómo pasa el tiempo!» ¿En realidad es el tiempo el que pasa? ¿O el tiempo está quieto, paralizado, y el que pasa soy yo? Es el reloj de arena; arena que va cayendo como un pensamiento, depositándose en el fondo del contenedor de vidrio. Y, después de un lapso, allí queda; pero le das la vuelta al tarro y vuelve a cronometrar el tiempo. La arena siempre es la misma, y el tiempo, según parece, distinto. ¿Pero se confunden ambos? La primavera todos los años se repite, como el verano o el invierno, y el otoño. Lo más parecido a la primavera es el otoño, y el invierno, al verano. La primavera y el otoño son de contextura suave, lírica, casi humana; el invierno y el verano, sin embargo, son de forma extrema, con un sol tórrido o un frío frenético que intimidan y agobian. Pero eso no es tiempo; el tiempo es invisible, no se deja tocar, ni cae ni asciende, está siempre allá donde tiene que estar, pero pasando. Pitágoras decía que el tiempo es el alma de este mundo. Y como tal alma, es inapresable, volátil, etérea. Como el humo, se nos va por entre los dedos y jamás nos deja atraparlo. Esta noche a las 22:58, oiremos que nada ni nadie llama a nuestra puerta, y, sin embargo, sabremos que el equinoccio de primavera ha entrado en nuestras vidas, con el olor a azahar y el silencio de la muerte precediéndolos; para un segundo después, decirnos: «Pasado el invierno, ha llegado la primavera, de la que ya has dejado escapar un segundo», y, así, Diario, hasta el solsticio de verano, con el dulzor del bocado de la manzana en la boca, crujiendo (18:54:02).

martes, 19 de marzo de 2019

19 de marzo de 2019. Martes.
AGUA DE POBRE

Llovizna ligera, como una leve aspersión. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Domingo con llovizna: como un bautismo de la mañana. Bautismo que no trae del todo la gracia a estas tierras de prolongada sequía y aridez. Es pequeña esta lluvia, como una limitada e insuficiente aspersión. Han caído unas gotas en la frente del día, y, no obstante, ya está el sol lamiendo los charcos. Las nubes, negras y ruidosas en el cielo; y el sol, desde más arriba, haciendo su agosto. Su agosto aún invernal y fallero, pero agosto. Hoy, día de San José, el cielo, aunque sin largueza, nos ha bendecido. Con agua de pobre, pero agua, esta, feliz y refrescante. Esta mañana en la misa, un servidor ha dado gracias a Dios por el detalle de asperjarnos con esta rociada, que alivia y moja los labios, pero que deja resecos los campos. Algo parecido a lo que ocurre en Tierra Santa, donde solo quedan 200.000 cristianos, de más de un  millón que había en un tiempo no muy lejano. Cristianos por los que pido cada día, aunque canse a los oídos de Dios, porque sé que él prueba, pero no ahoga. Algún día lloverá paz sobre la tierra donde vivió y murió Jesús, para resucitar. Habrá resurrección, Diario, como hay flores en los almendros y gaviotas en el mar (19:12:56).

lunes, 18 de marzo de 2019

18 de marzo de 2019. Lunes.
LA MONTAÑA SAGRADA

En el Santuario de la Fuensanta, en la montaña. Murcia. F: FotVi

-Fui y toqué la montaña sagrada. Con unción. Hoy, ha sido el retiro espiritual sacerdotal en la Fuensanta. Muchos sacerdotes, con el Obispo, y el Santísimo expuesto, hemos rezado, escuchado la palabra de Dios, adorado, y confesado. Nos hemos confundido jóvenes y viejos, y la alegría ha presidido nuestra reunión, sin grandes aspavientos, pero con sinceridad en la mirada y el saludo. Hacía años que no visitaba este rincón de fe y devoción marianas. Allí estaban el Santuario, el Seminario de verano, abandonado, y donde siendo un servidor diácono, leí mi primer poema en público, ante el Nuncio de su Santidad; allí estaban el pinar inmenso, la soledad inmensa, el silencio de Dios inmenso, signo de su presencia. Allí permanecía, agazapada, mi nostalgia, con la Cresta del Gallo, a la que, un día de niñez y aventura, e irresponsabilidad atrevida, ascendí. Ahí, en la montaña, he tocado a mi Dios más íntimo, el que iluminaba y guiaba mis pasos, y el que aún hoy mantiene mis sueños y mis deseos de aventura, y al que dedico estas letras, nacidas en la montaña y depositadas en este papel, donde cada día escribo algo de mi vida y de mis esperanzas, para que no se pierdan, y que algún día las pueda leer Candela, y así, aunque yo no esté, gozar de mi presencia. Ah, y, hoy, Diario, ha lloviznado en Murcia, como una señal de que, a veces, el cielo, también llora, de añoranza (19:16:33).

domingo, 17 de marzo de 2019

17 de marzo de 2019. Domingo.
ELECTRÓN CELESTE

Acompañándose, en el jardín. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-«Sin la proximidad del amor, nos alejamos de nosotros mismos». Fernando Savater. En el periódico El Mundo. Frase capital y hermosa, como una luz en un mundo tan ordinario y pestilente como el nuestro, a veces. Esta mañana la he repetido en varias ocasiones, y he sentido que la boca, lugar de las palabras, se me transfiguraba. Hay sabios rusos –leo– que mandan electrones al pasado. Esta mañana he sentido un electrón celeste, de ahora mismo, en mi boca; es decir, he sentido mi boca llena de pequeños electrones –o trozos–, de Dios. He dicho con San Juan: Dios es amor, y me ha parecido estar masticando un poco de Dios. (Si es que Dios, como en la eucaristía una forma consagrada, puede fraccionarse). Su proximidad, me ha hecho estar más cerca de mí mismo, y, al acercarme a mí, me he acercado a mis amigos. Amigos, a los que en otro tiempo llamaba hermanos. ¿Y por qué no hermano? Porque un hermano te viene dado, y el amigo lo eliges tú. Yo, cuando vivía él, mi hermano, era, antes que nada, amigo y luego, hermano; y así nos respetábamos y amábamos, y nos reíamos y llorábamos juntos. La proximidad del amor: o tener al otro a mano, por si falla todo lo demás. Si amo, Diario, Dios estará siempre a la puerta de mi casa; como el silencio tras la palabra, por si la palabra pierde, o mengua, su significado, por si la palabra muere (18:59:11).

sábado, 16 de marzo de 2019

16 de marzo de 2019. Sábado.
NIÑOS DE ESCUELA

Vegetal, haciendo jardín, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-¿Por qué los sábados en mis recuerdos de niño siempre aparecen vestidos de azul y vírgenes de nubes? No recuerdo un sábado gris o con sandalias de mendigo: siempre los recuerdo con el semblante gozoso, y revestidos de juegos en la Plaza Vieja de Molina. Donde, a pesar del hambre y las penurias, florecían la alegría y la amistad sin banderas, y sin mítines corrosivos y enfermizos. Vivíamos de la patada al balón de trapo y de las guerras de mentira, que emulaban la otra triste guerra que acabábamos de padecer, y que nos había hecho pobres de todo, menos del júbilo de ser niños y de jugar, sin odio, a la guerra de los mayores. Se jugaba a la guerra, como lo hacíamos a las «cuatro esquinas» o al «marro cadena» y «al marro la guardia». Éramos niños de escuela y de jugar mucho, y de soñar más, pero de comer poco: siempre como pájaros de nido, esperando que la madre o el padre llegaran con un pan bajo el brazo, que comíamos poco a poco, como si mordiéramos un milagro, o una epifanía de pan, deteniéndonos y saboreando cada bocado. Entonces todos los niños éramos pueblo, comunidad, y nos reímos en familia, y en corro, e íbamos a la escuela con un solo libro, donde, aparte de otras materias, nos enseñaban a ser educados y respetuosos. En la escuela de Navillo, Diario, escribíamos con alguna falta de ortografía, pero con la ilusión del niño que desea llegar a mayor, sabiendo las cosas que te harían feliz y «hombre de provecho»; es decir, estudiábamos, aparte de saber, para ser felices y para pintar de azul todos los sábados, aunque fueran sábados lluviosos y de mucho frío, sábados de posguerra (17:50:35).

viernes, 15 de marzo de 2019

15 de marzo de 2019. Viernes.
EL ALARIDO DE LOS DÉBILES

Negros nubarrones, en Murcia. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Es malo despertarse con los ojos somnolientos y los oídos atentos. Lo primero que se aviva en uno al despertar es el oído, que apenas duerme. O que duerme sus sueños tras el pabellón de la oreja, pero con un oído abierto al menor ruido, aunque sea un latido de tu propio corazón. Es decir, se duerme con un oído y con el otro se está a la que salta. Hoy, nada más despertar, he oído el relato de dos aberraciones. Los dos niños, desaparecidos en Valencia, son hallados muertos y enterrados en un descampado de Godella. El padre, al ser interrogado, hablaba de reencarnación de su mujer en los hijos, o de los hijos en la mujer, o no sé qué locura así. A la mujer la encontraron en un bidón, aturdida y temblorosa, desnuda. La pobreza hace estos monstruos, y deja un reguero de desgracias. La pobreza y los silencios de la sociedad, que, ante hechos como este, se conmueve un momento, llora unas pocas lágrimas ficticias, y vuelve a olvidar. Vuelve a olvidar el alarido de los débiles. Y, por otro lado, en Nueva Zelanda, un bárbaro ideologizado, causa 49 muertos y 20 heridos en una mezquita. ¿Qué mal hacía esta pobre gente? Rezaba. Ya decía Albert Einstein que el mundo era un lugar peligroso para vivir, pero no por las malas personas, sino por las buenas que no hacen nada para impedirlo. Un servidor, cuando ocurren estos acontecimientos, se entristece, por si hay algo de culpa en mí, aun sin saberlo. Yo, persona, quizá sea culpable con esas otras personas, o quizá santo con las que lo son. Y suelo llorar, Diario, por mi parte de culpa, si es que la hay. Ya decía Nietzsche que el hombre es el animal más cruel y destructivo que hay, y yo soy hombre… (18:51:39).

jueves, 14 de marzo de 2019

14 de marzo de 2019. Jueves.
REBAÑO

El esquilador acecha, en Murcia. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Yendo ayer mañana para San Pedro del Pinatar, iba yo pensando en lo que se nos viene encima; es decir, elecciones y más elecciones, como un catarro mal curado. O una plaga de langosta, y sin fumigar. No cabe duda de que somos rebaño: nos llaman y vamos, sin pensar, sin rechistar, humillados; es la democracia, decimos. Bajamos la cabeza y volvemos, cada cierto tiempo, como ovejas a ser esquiladas. Nos esquilan y nos devuelven al corral hasta la próxima vez que, para expoliarnos, nos lleven de nuevo al esquilador. Nos roban, nos engañan, nos sorben, y, vacunados de mentiras, nos prestamos una y otra vez a ello. Nos mienten con hormigas en la boca y vemos la boca y no las hormigas, que sin embargo se derraman por las comisuras como un desbordarse negro y pavoroso. El que me siga recibirá el uno por ciento –¡el uno!– de lo que os he robado –nos dicen–, y, tras votar, volvemos con las orejas cachas, y desnudos, al establo, sin otro sonido en nuestros oídos que la voz de su amo. Y en el establo nos ceban, nos ordeñan, nos desloman; algunas de estas ovejas, las viejas, las inservibles, van al matadero, donde se las suprime, y las que no, de nuevo al esquilador. Cada cuatro años, o dos, o el tiempo que a ellos le place, convocan elecciones, prometiendo que esta vez sí van a ser buenos, y que no nos van a dar gato por liebre, que esta vez nos darán más liebre y menos gato, aunque el gato siga en la gatera, esperando ser sacrificado y echado al guiso. Y la oveja, en el redil, esperando que llegue su tiempo, de ser esquilada. Esto pensaba yo, mientras iba camino de San Pedro; se me escapó una lágrima de oveja, en la que dio el sol, iluminándola hasta evaporarla. Y seguí mi camino, oyendo al sol dar en el parabrisas del coche, sin mancharlo ni romperlo, pero insistiendo. Y yo me preguntaba: ¿si esto sucede en democracia, Diario, que pasaría si esta faltara y fuera el Mentiroso el que nos gobernara, sin leyes, pero con su sabiduría de farsante? Llegué a San Pedro y me fui a que me viera el dentista, mi amigo sin embargo (11:43:26).

martes, 12 de marzo de 2019

12 de marzo de 2019. Martes.
PALOMAS ZUREANDO

Ascensión vegetal (y musical) al cielo, en Éfeso. Turquía. F: FotVi

-Otro día de sol y de palomas zureando. Hoy no salgo a andar. Ayer, como cualquier deportista, tuve, de pronto y sin aviso, un pinchazo en los gemelos. Quedé paralizado y renqueando. Y muy tocado por el dolor (y la vejez), pude llegar, por fin, a mi destino. Ya en casa, analicé la situación, y vi que el tobillo se había inflamado. Eché mano de un gel analgésico y antiinflamatorio y, dolorido, me puse a trabajar. Y aquí estoy, trabajando. Esta mañana, he leído y escrito, y oído música. Ahora, en cualquier emisión de radio, te abruman con rock and roll (o música de roca y rollo); pero yo sigo con Mozart, Tchaikovski, Back. Y el gran Beethoven. Y son los compositores a los que acudo cuando dejo la calle y me sumerjo en el silencio, donde se hallan, ocultos y expectantes, los grandes (o pequeños) mensajes del espíritu. Esta mañana, luego de escribir un rato, me he puesto a oír a Mozart (Concierto para piano y orquesta nº 21) y a Back, en su Cantata 147. Y, mientras oía esta música, en la que parecen confluir tierra y cielo, y Dios, que va de corcheas a violines, y de estos en ascensión hacia las estrellas, ha descansado mi pie y he dado suelta a mis silencios, que me han hablado del bien, tan íntimo e inquieto, y de la intangibilidad de la belleza, sutil y acuosa, y tan hecha de espíritu y gracia, y armonía (19:14:49).

lunes, 11 de marzo de 2019

11 de marzo de 2019. Lunes.
QUE SE NOS REGALE LA PAZ

Siempre encendida, la Paz. En Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Quince años ya, y parece que fue ayer. Quince años de aquella hecatombe en los trenes de cercanías de Madrid. 192 muertos y más de 2000 heridos. Un sacrificio brutal, inesperado. Y el caos material, y espiritual. Y el rencor como arma arrojadiza de los unos contra los otros. En España, desde entonces, ya no hay derechas ni izquierdas, sino una guerra de acusaciones mutuas. Hacia un lado y al otro, como bombas fétidas que no matan pero enturbian y embarran el ambiente. Fue aquella una acción que cambió el signo de los tiempos. Desde entonces, todo es mal lenguaje y acusaciones ponzoñosas. Y lo peor de todo: que todavía no sabemos la verdad del origen, las causas, y el por qué se hizo. Pero lo que sí sabemos son los nombres de los fallecidos, de los inmolados, que siguen en el recuerdo y en las oraciones, quizás, de sus seres queridos. Todavía hoy, al recordar, lloro de angustia y de pena; como un niño al que le cortan el hilo de la cometa del soñar. Y sigo haciéndome preguntas: ¿Por qué? ¿Qué hemos hecho tan mal para que nos ocurra esto? ¿De quién fue tan perversa decisión? ¿Por qué, en vez de unirnos, nos separó? Aún hoy, en un acto de homenaje a las víctimas, uno de los políticos que ha acudido al acto, ha tenido que abandonarlo por los insultos de alguien que no ha ido a honrar a los fallecidos, sino a denigrar y a herir a los vivos. Después de quince años, aún estamos donde empezamos: tirándonos los trastos y las palabras a la cabeza como cuchillas de afeitar, para así destruir e inmolar al adversario. Yo, Diario, voy a rezar por los que murieron, y también por los que quedamos, para que se nos regale la paz, como una merced del cielo (18:15:01).

domingo, 10 de marzo de 2019

10 de marzo de 2019. Domingo.
DOMINGO Y SOL

Sol de justicia, en Murcia. Casa Sacerdotal. 5º Piso. F: FotVi

-Una vez más, domingo y sol, y misa. Es cuaresma: o el cántico de la cruz hasta la resurrección. Cantamos la cruz, porque amamos la vida. Sin dolor no hay sepulcro, y tampoco resurrección. Y la lluvia, huidiza y lejana. Como el campo o el torrente sin agua, los humanos sufrimos por la falta de lluvia. Y en esta tierra nuestra no se vislumbran atisbos de lluvia; a los campos se les ve su aridez, su sed; y como diría Antonio Machado, campos estos que claman al cielo. Clamando al cielo: o dando con los puños en las puertas blindadas del cielo. Llora el árbol y el terrón seco, y aun la lombriz ciega. Todo es llanto, por falta de agua. Cuando fallan la oración y el silencio, en la vida espiritual también se nota la carencia de gracia. Es esta la lluvia generosa y apacible del alma: la que te hace crecer y sazonar, y bocado apetecible para Dios. Y también para ti, si eres tú el que muerde. Que Dios, como dice San Juan de la Cruz, es sabroso alimento y delicia para el alma. Hoy, Diario, domingo y sol, y misa, en la que Dios, ciertamente, se hace comida y bebida, y amigo de tertulia, pues en ella se habla y se dan respuestas, si entiendes de silencios (19:12:37).

sábado, 9 de marzo de 2019

9 de marzo de 2019. Sábado.
ESTREMECIDO

Poesía en el aire, en Murcia. F: FotVi

-Con devoción cojo un libro de mi breve y transportable biblioteca y lo abro al azar. Y leo: «Como si nunca hubiera sido mía, / dad al aire mi voz y que en el aire / sea de todos  y la sepan todos / igual que una mañana o una tarde». (Don de la ebriedad, de Claudio Rodríguez). La voz, la palabra: o la envoltura y capa de la idea. En la palabra se envuelven las ideas como la luz en la gota de agua o el silencio en el interior del que contempla y valora el mundo y las cosas. La palabra es la abadía de la idea, donde esta vive y respira. Y dar al aire la voz, la palabra, es como echarla a volar, para que se detenga allí donde la escuchen y la respiren, sin distinción de sexo, lengua o nación. Es la grandeza y la debilidad de la poesía, que está hecha de palabras, y de palabras que, como la mies, se echan al viento, para que en el viento vuelen y digan cosas y, quien tenga el oído fino y capte el eco, pueda oír la belleza del verso o de la prosa que voló y se posó en ti. Y te estremeció, como te estremece un paisaje; en este caso, un paisaje del alma, donde habitan los ideales y lo silencios, y, casi siempre, Diario, las buenas intenciones (18:40:17).

viernes, 8 de marzo de 2019


8 de marzo de 2019. Viernes.

DÍA DE LA MUJER

Tulipanes para la mujer, en Pamukkale. Turquía. F: FotVi 

-Me tiembla el día –claro y soleado– en los ojos, pero abro las manos y me surge una paloma. No la de la paz de Picasso, que también, sino la de mi corazón en paz. La paz que irradia la ancianidad tranquila, por haber vivido y ha dejado vivir, sin incordios, sin pugnas, sin iras. Hoy, 8 de marzo, alguien ha determinado que sea el día de la mujer. ¿Y por qué no también el día de ayer, y el de mañana, y el del 10 de abril, y el del 15 de junio, y hasta el del 31 de diciembre? Un servidor todos los días les da las gracias a las mujeres –tan señoras y tan leales– que nos sirven. Señoras en todo: en la cocina, la limpieza, la lavandería. Yo les miro las manos y me conmuevo. Con esas manos tan afanadas, tan hacendosas, tan maternales, nos atienden. Y los ojos; les miro los ojos y a todas les sonríen; son ojos que destilan amistad y humanidad, ojos que consuelan. En nuestra ancianidad, cualquier mirada o gesto amable, nos sabe a un dulce sin azúcar. (Sin azúcar, por lo de la glucosa, de todo aquel que pasa de los 60, en la sangre). Hoy, como cada día, celebro la grandeza de estas mujeres y pido por la igualdad en todos los órdenes: en el trabajo, en la casa, en los salarios, en su dignidad. Sobre todo, Diario, en su dignidad, de donde emanan todos las demás oportunidades y logros, con todo el potencial de elevarse y, como diría San Juan de la Cruz, poder así «darle a la caza alcance» (18:03:53).

jueves, 7 de marzo de 2019

7 de marzo de 2019. Jueves.
TRAS LA PANCARTA

Cara de sonrisa, con Mafalda.

-Ya estamos a un lado de la ceniza, o al otro lado de la ceremonia, en el día más allá del borrón en la frente. Del borrón de ceniza en la frente y cuenta nueva. Eliminado el borrón, empiezo a escribir, con tinta de vejez, la nueva página de mi vida, bella y atenta, y, sin embargo, un tanto alicaída. Mañana, día de la mujer, pero sin la mujer. O con la ideología como bandera. No la bandera del trabajo y el amor, sino la del jolgorio –o locura–, y la de la consigna furibunda y arrojadiza. El odio se masticará en la consigna. La rabia gritará tras la pancarta. ¿O no? ¿Será todo pacífico, festivo, sin mordeduras feministas? ¡Ay, el feminismo sin control! O la lucha de clases traspasada al enfrentamiento contra el hombre, el nuevo patrón al que perseguir y derribar de su estatua de prepotencia y dominio. ¿Irían nuestras madres mañana a la huelga? Quizá sí y quizá no: con lo que no comulgarían, Diario, sería con la manipulación del odio y la pancarta demoledora, con el grito desgarrador, y el puño en alto, sin una apertura en la mano a la esperanza (19:06:48).