miércoles, 2 de octubre de 2019

2 de octubre de 2019. Miércoles.
JUGUETES ROTOS

El coro de los Ángeles, en San Salvador de Cora. Estambul.

-Esta mañana, al ir a rezar, me he dado con los ángeles custodios: es su día, cuando la iglesia los celebra. Celebrar a los ángeles es hacer fiesta por lo que no se ve, por lo espiritual que nos roza, que nos habita, sin parecer estar. «El venía de no estar / y en aquella estancia estaba; que sin ruido de su pie, / se notaba su pisada», dice el poeta. El que a veces se manifiesten con forma corpórea se debe, dice Santo Tomás, «a la intención pedagógica» que Dios tiene para con los hombres. Y es que a veces lo invisible se hace visible para nuestra enseñanza, para que «viendo», creamos. «De la tradición bíblica, pues, nace el sentido del ángel protector, guardián y custodio». Sobre todo, de los niños. Dice Jesús: «Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños, porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre». Y si ven el rostro del Padre, ven también el rostro de los niños, y sus risas, y sus lamentos, y sus sueños, y sus vidas rotas por personas sin escrúpulos, que los reducen a objeto de placer o en mano de obra barata; niños, pues, sin ángel, desvalidos, juguetes rotos desde el inicio de sus vidas, muñecos caídos en el barro y la ignominia, y el llanto. Yo pido a los ángeles custodios que cojan de la mano a estos niños y los conduzcan por caminos de luz y vida, y, sin miramientos, Diario, proscriban a los malvados que abusan de su niñez y de su inocencia, y que estos ángeles miren a los niños como el rostro de Dios y a sus maltratadores como las cenizas negras del infierno, su basura, su lepra, de la que todo el mundo huye (18:46:38).

martes, 1 de octubre de 2019

1 de octubre de 2019. Martes.
EL CUENTO DE NUNCA ACABAR

Cielo amenazante, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Amanece entoldado el día, del color del leopardo, pero sin manchas negras. Los pronósticos dicen que hoy vamos a tener más calor: 35 grados. A estas alturas, eso no es calor, eso es un fastidio, que castiga el cuerpo y el espíritu, y sin piedad. Casi a las 12 se abre el cielo y empieza a extenderse, reptando, el calor. Pero donde más calienta el sol, donde más arde, es en Cataluña, esa región española sin oriente y de destino incierto. Es un sol metafórico, que apenas toca la piel, pero que se mete en el alma y la va cociendo a fuego lento, como una vasija de terracota. Hay catalanes que son nacionalistas, pero en prosa, sin un atisbo de poesía en sus correrías y ademanes. Hoy es día de celebrar un fracaso, un chasco. El día en que, con la boca pequeña y mirando de un lado para otro, no sea que me descubran, los gerifaltes del tinglado, de la farsa, proclamaron la república, de seis minutos. Y ahí están, en la cárcel o en Waterloo, lamiéndose las heridas. Hoy, para ciertos catalanes, es el día de la desolación. Para otros y para el resto de españoles, sin embargo, el día de la intranquilidad, del tedio por el cuento de nunca acabar. Con Juan Ramón Jiménez podría decir: «Por el jardín anda el otoño», o aquello otro: «¡Qué paz! Al chopo claro viene y canta / un pájaro». Pero, no, Diario; solo diré con Manuel Azaña: «El provincianismo fatuo del independentismo», que nos quita la paz y nos hunde en la inseguridad más temeraria y deleznable, y, como única puerta de salida, el caos (18:27:31).

lunes, 30 de septiembre de 2019

30 de septiembre de 2019. Lunes.
PASO PÁGINA

Pan de Zagreb, Croacia. F: FotVi

-Me mojo el dedo en saliva, paso página y, en la siguiente, me doy con octubre. Se acaba septiembre y llega octubre, como ha sucedido tantas veces. Me digo: «El libro de la vida, que página a página va llegando a su final». O las páginas del tiempo, que regulan nuestras vidas. Aunque, al despertar, no pienso en el final, sino en el principio del nuevo amanecer. Espléndido, por demás, y caluroso. Y me dispongo a vivirlo, con el recuerdo de unos versos míos –perdón por auto citarme–, que dicen: «Os nombro / mi corazón: está a punto de segarse». (Los pájaros). Pues con mi corazón todavía trigal, despido septiembre con nostalgia y me hago octubre, mes nuevo, también trigo, siempre cosecha, y así, hasta que pueda seguir dándome pan a los demás, pan en la mesa del pobre, el pan de la alegría, Diario, el de la partición, como una consagración eucarística (19:17:02).

domingo, 29 de septiembre de 2019

29 de septiembre de 2019. Domingo.
DE JÚBILO EN JÚBILO

Jubilación de la rosa, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Ahora que ando por el júbilo de mi jubilación, me encantan los domingos, porque hago lo mismo que antes, pero sin obligación. Lo que me causaba cansancio no era hacer cosas, sino la obligación de hacerlas. La obligación, o sea: esa espada de Damocles que pende sobre tu cabeza, y sobre tu libertad. La obligación calcina la libertad, la contrae, la aminora, como una cabeza de jíbaro. Hoy domingo he celebrado misa, he regado mi jardín (ahora solo cuido de una maceta, no hay espacio para más), he leído a Ortega (Las Atlántidas) con un bellísimo poema de Octavio Paz (aquel que dice: «Soy hombre: duro poco / y es enorme la noche. Pero miro hacia arriba: / las estrellas escriben. / Sin entender comprendo: / también soy escritura / y en este mismo instante /alguien me deletrea»), escribo esta pequeña crónica de mi vida, y, además, camino, y se me llenan los ojos de cosas hermosas, pequeñas casi siempre, desde el perro que se cruza en mi deambular, al gorrión que salta a mi paso, y todo porque me gusta, sin la apremio de tenerlo que hacer, sin la exigencia de la hora. ¡Qué hermoso es ir de júbilo en júbilo en esta mi venturosa jubilación! Y es que en la jubilación, Diario, vives tu libertad, aunque seas consciente de que te esté observando de cerca el final, o la solución de todas las dudas (18:29:03)

sábado, 28 de septiembre de 2019

28 de septiembre de 2019. Sábado.
ESPLENDOR EN LA RAMA

Sueño de la raíz, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Una vez leí un artículo de Mónica Fernánez-Aceytuno, bióloga, en el que se decía que «las flores son el sueño de las raíces». Muy bello. ¿Pero no sería mejor decir que las flores son el final del sueño de las raíces? Soñar bajo tierra y despertar en la flor, sea rosa o amapola, hibisco o bignonia. O flor de almendro. Sublime. Oscuridad en la tierra, Diario, y esplendor en la rama, donde los pájaros aman y anidan, y las abejas, sabiamente, polinizan (17:47:41).

viernes, 27 de septiembre de 2019

27 de septiembre de 2019. Viernes.
POMPAS DE JABÓN

En el aire. F: Google

-Anoche dormí bien, con algún estertor infantil, pero bien. Me había hecho niño; es decir, había empezado a soñar. Rodeado de encuestas, me dormí soñando que el Ratoncito Pérez, por obra y gracia de Tezanos, y en las próximas elecciones, saldría presidente de esta nación ingenua en la que se ha perdido la memoria y se vota por impulsos y no razonando. Se suele votar al que más ruido hace o al que cacarea dejar más fortuna bajo la almohada cuando se pierde un diente. ¡Ah, el Ratoncito Pérez, qué bueno y dadivoso es! Por cada diente escondido bajo la almohada, promete dejar una valiosa moneda de oro, o de plata, o de cualquier otro metal precioso. Aunque la moneda que más le impresiona a un servidor y la que más le estremece, y que nadie ofrece dar, es la de la ilusión, enriquecida con un poco de utopía haciendo danza en su interior. Como la perla en lo íntimo de la ostra; ostra respirando y siendo orfebre meticuloso de su obra de arte. «¡El Ratoncito Pérez presidente de España!», me dije, con luz en los ojos y una saliva dulce en los labios; pero el sueño, Diario, se hizo pompa de jabón; pompa que, al despertar, explotó en el aire, ¡paf!, y fue nada; eso sí: nada hecha de colores, como los castillos de fuegos artificiales o los fuegos fatuos, pero nada esfumándose en el aire (18:30:45).

jueves, 26 de septiembre de 2019

26 de septiembre de 2019. Jueves.
DIEZ KILÓMETROS

Peligros de la selva, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Hay señoras que al levantarse por la mañana se dicen: «Tengo que andar diez kilómetros para estar en forma». E ilusionadas, se lanzan a correr y así se conservan líricas y bellas, formidables. Se trata de señoras del primer mundo: en el que, a veces, aunque sea con dificultades, se come, se corre y se suda, por deporte. Pero ocurre que, en otros lugares de nuestro planeta, una señora se levanta por la mañana y se dice: «He de andar diez kilómetros para poder traer un poco de agua a casa», y se lanza a andar por caminos de tierra y maleza, con peligros ciertos a ambos lados del camino, y la duda de si habrá o no agua. Pero llega y hay agua, y, con sus manos rugosas, lanza el recipiente y abajo suena el agua, y en su corazón se desata un nudo de alegría: el agua le alegra el cuerpo y le da fuerza para volver, tal vez cantando, a su hogar, donde la esperan toda clase de proezas para salir adelante en la vida, con los hijos, con el marido, con su pobreza, con su dignidad, de tanta belleza, Diario, como la otra belleza, escultórica y delicada, de las señoras del primer mundo, tan ególatra y despótico, a veces, y tan endiosado (18:58:29).

miércoles, 25 de septiembre de 2019

24 de septiembre de 2019. Martes.
TRISTEZA EN LOS ALCÁZARES

Lo perverso de las riadas, en Murcia. F: FotVi

-Salimos Manolo Peñalver y un servidor camino de Los Alcázares, uno de los pueblos más castigados por la gota fría. Los dos fuimos allí párrocos, no hace mucho. Antes paramos a desayunar en San Pedro, con unos amigos. Luego seguimos camino del barro y la desgracia, del pueblo surgido una vez más del agua. Hace tres años se inundó la población y brotaron las lágrimas, pero posteriormente, con determinación y cierta euforia, volvió a florecer el pueblo, fue otra vez un pueblo de veraneo y negocio, un pueblo feliz. Pero esta segunda vez ha cundido la decepción, un cierto y pegajoso desencanto. En Los Alcázares hay bares cerrados y una de las dos iglesias, abierta. La riada se llevó la fe de los fieles de una a otra iglesia y cerró los bares, sin piedad. Por supuesto, las playas artificiales han vuelto a ser lo que eran: mar sin más, sin paseo ni arena, con solo agua acre y pestilente, mar menor. Lo que no se ha ido al mar, todavía queda en las calles, hecho surco por los neumáticos de los coches y pesadilla para los más ancianos. Sin embargo, Cáritas y los organismos oficiales siguen funcionando, la solidaridad y el dar ayuda al que lo necesita no paran, siguen activados, el barro no ha cegado la conciencia cívica de la población, que, no obstante, desconfía del futuro. Mi amigo y un servidor volvemos tristes de los Alcázares, pero esperanzados, de estos barros de hoy, Diario, quizá brote, si se ponen los medios, un árbol nuevo,  frondoso, que abrigue lo destruido. Rezo por ello (8:49:29).

lunes, 23 de septiembre de 2019

23 de septiembre de 2019. Lunes.
LOS HORIZONTES

Al otro lado del horizonte, en Tallin. Estonia. F: FotVi

-Miro al frente, Diario, y me doy con el horizonte por donde se cae el sol. Bueno, digo «me doy», pero quiero decir contemplo. Desde luego un ocaso es una caída de trigo y sombras, de despedida y nostalgia, y al otro lado de la tarde. De colores vivos, inmensos. Pero me acerco a tocarlo y, ay, no puedo, está un poco más allá, en el otro horizonte que sigue a este, pues siempre hay un horizonte más allá del último al que tú has llegado. Por mucho que corras, por mucho que sueñes, nunca darás con ese otro horizonte que ves desde este y que invariablemente quedan un sueño –una utopía– más allá. Sueños y utopías que siempre quedan al otro lado de la lejanía, esa que llamas distancia y que, ilusionado, tantas veces has querido tocar, detener, hacerla tuya, para luego soltarla y, libre, dejarla volar, como un cometa o una nube. Algo parecido a lo que pasa con la sensatez de los políticos, su visión de futuro, o la esperanza de los más desfavorecidos, o el respeto a la naturaleza, o el llanto por la niñez desfavorecida y humillada, sin pan y sin escuelas, a la intemperie en la calle, donde, en la noche, maúllan los gatos y bullen las ratas, problemas que quieres tocar para solucionarlos y no puedes. Siempre, tras ese horizonte, hay otro, y otro, y otro… Todo horizonte, Diario, está, sin estar, más allá, solo hasta donde llega la vista, como un milagro inalcanzable, pero ilusionante, que te hace soñar y desear llegar a él, pero sin conseguirlo nunca, o… casi nunca (18:22:56).

sábado, 21 de septiembre de 2019

21 de septiembre de 2019. Sábado.
EL «INSOMNIO»

Pesadilla en la noche, en Murcia. F: FotVi

-Se me aparece el «insomnio» y no me deja dormir, ha dicho alguien que se cree importante. (El más importante, según él). El insomnio se disfraza de bien, pero tiene cara de ángel del mal. Con alas de bello plumaje, camufla las suyas de murciélago, para engañar. Y hay veces que lo consigue. El insomnio es un pequeño demonio de la noche, que incordia al desvelado por su mala conciencia. Y es que la mala conciencia da golpes en el sueño y lo quiebra, como un vaso de cristal, y se derrama su contenido. Su contenido, es decir: el sueño y la ensoñación consiguiente. Esa ilusión o fantasía con que, a veces, Diario, se adorna e ilumina el sueño. O se enturbia (18:35:10).

viernes, 20 de septiembre de 2019

20 de septiembre de 2019. Viernes.
UNA PUERTA

Telas de araña en nuestro interior. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Me detengo frente a una puerta y pienso: «¿Para entrar o para salir?» «¿Es prohibición o es apertura?» «¿Es interior o exterior?» Pero miro más detenidamente y caigo en la cuenta de que estoy en el campo, y pienso: «¡Si en el campo no hay puertas!» Entonces doy un paso, miro al frente, y toco la libertad. Las puertas, Diario, como diría Hiromu Atakawa, dibujante japonesa, están en nuestro interior. Cerradas o abiertas, pero en nuestro interior, donde se mutila o se le ponen alas a la libertad (18:47:23).

jueves, 19 de septiembre de 2019

19 de septiembre de 2019. Jueves.
HARTAZGO

Nubarrones en la noche, desde el jardín. Torre de la Horadada. F. FotVi

-Y fue tanta la carne de dinosaurio –dígase políticos, tertulianos, televisiones, twitters, monsergas– que comimos que llegamos al hartazgo. Empacho de verborrea y ficciones, de «y tú más» y «yo soy el perfecto». Es decir, una saturación de soberbia y vanidad, de retraso mental y falta de sentido del Estado. Son la caterva de políticos que nos piden que les demos el voto dentro de nada; el voto, sí, pero también la bota, o el sueldo por el pavoneo de hablar y de mentir en las Cortes y en los medios, y en el estrado de sus conciencias, si es que tienen. Mienten y se mienten, a sabiendas. Mienten, pues, pecaminosamente, sin escrúpulos. Y, sin ser vela ni bujía, se pavonean de estar en el candelero, para extender tinieblas, como si fueran luminarias oscuras. Hartazgo es la palabra de moda, en las altas esferas de la sociedad y en los débiles arrabales, también dignos de ser respetados. Todos nos sentimos robados, pues nos han hurtado nuestra credibilidad en la democracia y en las instituciones. (Perdón, la Democracia no tiene la culpa, ni las Instituciones). Los políticos son un parvulario tratando de dar clases a gentes de más categoría y dimensión intelectual que ellos. O al menos más humilde. Son hormigas queriendo pisar y destruir a elefantes, o subirse a sus grupas y conducirlos, llevándolos al precipicio. Nada nos dan y nos lo quitan casi todo, hasta la dignidad de ser buenos ciudadanos que quieren dejar, para su descendencia, Diario, un mundo un poco mejor; un mundo sin heridas, libre, soñador, abierto a la sabiduría y a la prosperidad, y caminando hacia la felicidad (18:55:47)

miércoles, 18 de septiembre de 2019

18 de septiembre de 2019. Miércoles.
NIÑOS MAL CRIADOS

Tela de araña, esperando. Torre de la Horadada. F: FotVi

-El sol me da en los ojos y me hace despertar. Parpadeo y abro la radio, que habla de nuevas elecciones el 10 de noviembre. ¿Se trata de comedia, farsa, o drama? ¿O esperpento? Trago saliva y sigo escuchando. Llaman a los políticos de todo, desde jetas y caras duras, a traidores y fracasados, y otras cosas de más alto voltaje. Mientras ellos, los políticos, andan en sus juegos florales de la ruleta y la zancadilla, de la verborrea y el engaño. Son malabaristas del artificio y la trampa, donde se mueven como pez en el agua. Otra vez nos llevan a las horcas caudinas, a tratar de salvar con nuestro voto lo que ellos no pueden con sus actitudes de soberbia y pobreza intelectual, con sus arrebatos de niños mal criados y caprichosos, sin la lírica del auténtico estadista. Estadista, palabra definidora y sabia de alguien que tiene la ciencia del conductor y el guía, la poesía del preceptor y el consejero. Estos tipos no se hacen como niños, sino que son niños que se ponen el coturno, los zapatos con tacón, para parecer más altos, y se dedican a hacer teatro malo y contarnos cuentos de miedo para no dormir. Un servidor, en esta ocasión, Diario, diría con León Felipe: «yo no sé muchas cosas, es verdad, / pero me han dormido con todos los cuentos… / y sé todos los cuentos». Yo, políticos, me sé todos vuestros cuentos, y os digo que ya no me impresionan, pues, con piedad cristiana, los desprecio, amablemente (18:47:11).

martes, 17 de septiembre de 2019

17 de septiembre de 2019. Martes.
EN LA PAZ DE SUS MANOS

El sol, la joya del día. En Murcia. F: FotVi

-El sol en lo más alto, dispuesto a abrir el abanico de su órbita. Dará luz, abrirá los colores, y hará que los horizontes se vean más lejanos. El sol, esa alhaja que recorre el cielo buscando la noche, para, en la tiniebla, reinventarse y volver a lucir espléndido. Cada aurora es un milagro que nos da en los ojos y, de ordinario, no lo sabemos ver. No vemos más que lo negro de la vida, lo oscuro, el andrajo, y no valoramos lo positivo, lo que nos libera y eleva. A pesar de las malas noticias (las tormentas, lo infumable de la política, las muertes violentas, esos niños huérfanos por una locura del padre…) y lo humillante que son muchas veces para nuestras vidas. Sin embargo, Diario, merecemos levantarnos y mirar el cielo, y decir con Goethe (citado por Ortega y Gasset en su artículo Las ideas de León Frobenius): «De Dios es el Oriente, / de Dios el Occidente, / las tierras de Norte y Sur / descansan en la paz de sus manos», aunque me caigan lágrimas por todo lo que estoy viendo y sintiendo, y lamentando (18:06:30).

lunes, 16 de septiembre de 2019

15 de septiembre de 2019. Domingo.
COMO SE INVENTA UN ÁRBOL

Inventando un árbol, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Es domingo: me lo dice el calendario y el silencio de la ciudad. En los días de fiesta, la ciudad se retrae, se entorna, se hace íntima. Se hace familiar. Y más, después de la ruina de la gota fría, que nos ha roto a todos el alma. Ha sido como un tsunami de desgracias. Pero la esperanza va renaciendo de la adversidad. Tras el llanto y el barro hasta los ojos, se vislumbra, en el futuro, un tiempo mejor, con días de luz y optimismo, y ojos y manos ilusionados. Se necesitan manos dispuestas para el trabajo. La luz, tras la oscuridad, siempre es liberadora, creativa, y nos abre puertas cerradas con trinquetes, o muros que parecen infranqueables. Hoy es domingo, día de plegaria, de silencios emocionados, y como diría Albert Camus, Diario, día de inventar esperanzas, si las hemos perdido. Como se inventa un árbol; es decir, plantando la semilla, y, cuidándolo, para que arraigue de nuevo y dé fruto (19:30:01).

sábado, 14 de septiembre de 2019

14 de septiembre de 2019. Sábado.
RUIDO Y FIESTA


El Segura, un magnífico Ródano. En Murcia. F: FotVi

-Y la gota fría se despidió con ruido y fiesta, con un castillo de luces y sonidos bárbaros. Anoche a las cuatro de la madrugada veía con estupor los relámpagos y los truenos persiguiéndose como gatos heridos por lunas extrañas y fuertes emociones. «Gatos locos», me dije, e intenté dormir. Y, tras el apagón del bullicio del fin de la orgía de la gota fría, lo logré. Rayos, truenos, relámpagos, lluvia. Pero hoy, por fin, el sol aparece débil y como hecho de chocolate; una neblina parda lo desvanece. Salgo a pasear y a ver la crecida del río, que por unos días se ha hecho grande, abundante. Un Ródano inmenso; él, el Segura, al que tanto le cuesta precederse a un río. En el puente del Hospital Reina Sofía están retirando cañas y demás miseria llegadas con la riada. Amenaza la estabilidad del puente. No escarmentamos. Todas nuestras miserias van a parar a los ríos y al mar. Vivimos plastificados. Prohibido el paso de vehículos. Durante todo el día, Diario, el cielo ha permanecido cubierto, insinuando lluvia, pero contenido: la lluvia se ha ido a Málaga, como una perversa y diabólica pesadilla (19:20:19).

viernes, 13 de septiembre de 2019

13 de septiembre de 2019. Viernes.
AVALANCHA

A punto de desbordarse el Segura. Frente al martillo del obispado. F: Medios.

-Las 9:25 y sigue lloviendo. Apenas hay luz, todo son sombras. El día parece una noche enlutada. Anoche hubo mucha lluvia, entre el desgarro de los truenos y el dormir sin dormir de duermevela; o dormir, teniendo la vela (mística) encendida. Era un sueño a flor de piel, sin consistencia ni arraigo. Un sueño fácil de romper. Y, al despertar esta mañana, veo que todo sigue igual. Solo que el trueno se ha ido y la lluvia es más fina, más comedida. Hasta hay un momento en el que, como una luz temerosa de candil, aparece el sol, velado y humilde. Como hecho de harapos, de recortes del mismo sol. Luego veo los vídeos y las consecuencias de la lluvia, y quedo desolado. Leo en la prensa un titular que describe la tragedia: «Pesadilla histórica», y que me hiela por dentro. Me cuesta asimilar lo que veo. Y pienso en la gente que está sufriendo por su casa, o por sus tierras, o por el hecho de verse atrapado en esta locura, y sin esperarlo, como un mal tropiezo, como un manotazo terrible del destino. En Murcia, que apenas llueve, de pronto, esta avalancha de agua, por calles, avenidas, carreteras, trepando a las casas, rompiéndolo todo. Y destruyendo vidas. Como un martillo líquido, que da sin descanso donde siempre duele, en lo que más amamos. En los medios, Diario, he visto la desolación, el llanto, la impotencia de las gentes, y también su fe: «Dios dirá», he oído decir a alguien. Pues eso: «Dios siempre dice» (19:07:46).

jueves, 12 de septiembre de 2019

12 de septiembre de 2019. Jueves.
ANILLO DE BODA

Hermosas nubes, en Murcia. F: FotVi

-El Papa habla del evangelio como de «fuerte levadura de la paz». El evangelio nunca puede ser ni espada ni fusil, más bien arado o anillo de boda. Es decir, comunicación y comunión, o pan puesto en el centro de la mesa; pan que todos miran y que se parte y del que todos comen, mirándose. El evangelio, como la levadura, es germen, origen de algo nuevo: el amor. Pero no el amor al que te ama, sino el amor, la ternura, la delicadeza, la presteza, al que se presenta y te mira como enemigo. «He aquí que hago nuevas todas las cosas», dice la profecía del Apocalipsis. Todas las cosas: también el amor, lugar de recreo y paso de Dios. Rincón donde Dios va esculpiendo poco a poco, esquirla a esquirla, su figura, su escultura, la de su amabilidad. Qué hermoso es pensar que Dios toma forma en el amor. De donde fluye la paz, como de la raíz, el árbol, y, tras la flor, el fruto. Hoy veo llover en Murcia, y me acuerdo, Dios mío, que tú eres el germen de todo, la levadura del pan candeal de la familia humana, la risa del niño que mira todo asombrado, la paz que nace de la cruz. Diario, hoy veo a Dios un poco más cerca de todo lo que amo (18:31:16).

miércoles, 11 de septiembre de 2019

11 de septiembre de 2019. Miércoles.
UNA ARAÑA NEGRA

Araña negra en el cielo. Murcia. F: FotVi

-Se acerca la tormenta como una araña negra. Solo que en vez de andar por la tierra va por el cielo, oscuro y amenazante. Tan baja camina la araña que casi la tocan los esbeltos casuarinas, árboles inmensos. Sin embargo, la tormenta deja hasta ahora unas gotas –preciosas– de lluvia; nada de diluvio que nos fuera a ahogar, como habían anunciado. Pero la tormenta verdadera y trágica salta del cielo a la tierra, y se llama «violación y asesinato de una monja portuguesa». Ha sido en Madeira, en el distrito del Aveiro. En uno de los barrios más conflictivos de São João. Tenía 61 años y había dedicado su vida a cuidar de ancianos y drogodependientes. Para sus andanzas de caridad, usaba una motocicleta, por lo que la conocían como «la monja radical». Cuando iba a cumplir con su vocación, un toxicómano al que pretendía ayudar, la llevó a su casa, la estranguló, y, muerta, la violó. Sor Tona –así la llamaban– pertenecía a la Congregación de las Siervas de María, Ministras de los enfermos. Cuando dejó el mundo y se dedicó a vivir el evangelio en la precariedad, tenía 20 años. Desde entonces, Diario (y subida a una moto), servía a Dios desde la pobreza, esa virtud que santifica con solo tocarla, o besarla, como hacía la Madre Teresa de Calcuta (19:07:59).

martes, 10 de septiembre de 2019

10 de septiembre de 2019. Martes.
ANTES DE EXTINGUIRME

Belleza de lo antiguo, en Priene. Turquía. F: FotVi

-Veo que se me apaga la luz, como a una lámpara que le faltara el aceite. Esta lámpara cada vez parpadea más, antes de extinguirse. La luz, ese don. La luz que te hace ver y te hace sentir. La luz de los ojos y la del espíritu. En la de los ojos están el paisaje, la claridad, en la que arden el pájaro y la flor, y la bóveda celeste, con su belleza estrellada. En la del espíritu, donde alumbra la fe, se percibe a Dios, y en ella ruedan el bien y el mal, que te hacen ser limpio o sucio. El bien te acerca al Bien y el mal al Malhechor. El bien te da alas para vivir; el mal te reduce a un simple muñeco de feria: no haces lo que quieres, sino lo que te impone su maldad. Nietzsche, en el aforismo 146 de su libro Más allá del bien y del mal, dice: «Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti». El abismo en este caso simboliza la atracción que la persona humana siente por el mal, ya que en el mal está enraizada. Pero, en este casi final de mi vida, mi lucha consiste en dejar de mirar, olvidar el abismo y llenarme los ojos de claridad. La luz abre horizontes, la oscuridad los cierra. Pues es verdad que en los ojos del anciano, brilla la luz. (Víctor Hugo). Por lo menos la luz de la experiencia, donde no cabe el engaño. Soy viejo, Diario, y a un paso de desprenderme como fruta madura del árbol de la vida, pero esa luz que aún me queda, la aprovecharé para dejar de mirar al abismo y centrarme en esa claridad del espíritu, donde dicen que se oyen, como una suave brisa, los silencios de Dios (18:23:41).