1 de abril de 2021. Jueves.
TESTAMENTO INABARCABLE
TESTAMENTO INABARCABLE
-Jueves, y santo. La santidad nos habita, como una nevada de gracia
caída del cielo. Dios, desde arriba, mira y protege, y nos regala días de luz y
de indulto, de amistad. Este es uno de esos días de claridad y amnistía, de
perdón para el hijo: hijo que entra en la caricia –abrazo, lazo amoroso– de la piedad
del Padre. Hoy todo es evocación, recuerdo, memoria. Una cena, la última de
Jesús con los suyos. Las miradas, los gestos, la tensión, las palabras, todo se
hace sacramento, signo de salvación; y es que la palabra, al ser pronunciada,
crea lo que dice. La negación de Pedro a que Jesús le lave los pies: «Si no te
lavo, no tienes nada que ver conmigo», es la enseñanza del servicio, del auxilio,
de la mirada redentora al pobre. Enseñanza que recogió el Papa Francisco y que
renovó, con perturbación y sorpresa de las altas estancias del Vaticano, en el
Centro de Detención Juvenil, en la cárcel Casal del Marmo, en Roma. Fue y lavó
los pies a doce jóvenes presos, allí, donde las rejas y las aprensiones, donde
las lágrimas y las sospechas, y a los que les dijo: «Lavar los pies quiere decir
que estoy a vuestro servicio». Las Palabras de Jesús se decían y creaban
costumbre, sacramento. Salvación. Y al pan y al vino, y pensando en su
muerte y resurrección, estremecido, los hace signos de la fe: «Esto es mi
cuerpo», dice, y: «Este es el cáliz de la nueva alianza», y, desde entonces, y
como ocurriera el primer día de la creación con el «Hágase la luz», el pan será
su Cuerpo y el vino, su Sangre: testamento inabarcable, Diario, de paternidad
y filiación, de dádiva, de ministerio que salva (12:44:20).