31 de marzo de 2021. Miércoles.
¡VIVA EL SOL!
¡VIVA EL SOL!
-En la gran página del día, el sol rubrica su firma de luz y suelta de
palomas, y, con ellas, la alegría de vivir. Es un día de primavera cálido y sereno,
río de paz, con paisaje de ánades y cisnes. Los árboles ya sueñan con nidos, y
las bibliotecas, con libros nuevos y lectores que los lean con el afán del que
mastica. Con hambre. Hambre de leer y asombrarse. En su poema Viva el sol de la mañana, Rafael Alberti
canta: «Toda la tierra es un ¡Viva! / El mundo todo, una selva: / ¡Viva el sol!»
Alberti, gran poeta, al que a veces le sale en los versos el niño que le
inspira el poema. Aunque no todo es luz y claridad en este miércoles santo;
también hay sombras; sombras negras y de perfil hosco como el del ministro
Ábalos. Perfil como de asco el suyo. ¿Alguna vez habrá degustado el mal encarado
ministro un langostino del Mar Menor? Yo diría que el Gobierno –este que nos
desgobierna–, da palos de ciego, y el agua infectada del charco le salpica la
cara y le tapa la visión. Ahora dice que mascarillas siempre y en todo lugar,
aunque vivas en Sierra Espuña y respires naturaleza: puedes contagiar tú o que la
naturaleza te contagie a ti. Es la penúltima gran sinfonía sanchista en re
menor, al estilo de la 9ª de Beethoven. Pero, ay, es esta una sinfonía
desafinada: el saxofonista, por obedecer, tocaba con mascarilla. Menos mal, Diario, que Dios
escucha y entiende a quien le habla con y sin mascarilla; pero más, si se le habla
con la mascarilla de lo humilde, de lo abatido, lenguaje este que, ante él,
siempre florece en gracia y bendición, en consagración (13:34:47).
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