lunes, 9 de agosto de 2021

9 de agosto de 2021. Lunes.
EL BESO DE LA MAÑANA

Nace la luz del mar, como un milagro. T. de la Horadada. F: FotVi

-He dejado el mar allí, en Torre de la Horadada, con el viento de Levante incendiándolo, las cadencias de su oleaje, las gaviotas amplias, planeadoras, sobre él, y me lo he traído todo en los ojos, como un acontecimiento más de mi vida. He vuelto a Murcia. Cada vez que contemplo el mar, nace un himno en mi boca, que saboreo con deleite, como si masticara notas musicales o gajos dulcísimos de naranja. Es la sinfonía total de los sentidos: la vista, el olfato, el tacto, gotas de agua en el rostro, todo hace que palpe el mar en mí, e intuya a Dios –cercanía de la Trascendencia– en su belleza. Contemplar el mar no cansa, por el contrario, eleva. Esta mañana, cuando amanecía, miraba yo la línea del horizonte, abstraído. Allá, a lo lejos, un resplandor incipiente, como un aleteo de color rosáceo, balbuciente; acá, cerca, el agua oscura, tenebrosa, con el misterio de sus abismos deslizándose en oleadas hacia la playa. Hasta que ha roto el horizonte y se ha abierto en luz; luz, que, rielando sobre el agua, ha venido hasta mí y me ha saludado, me ha dado el beso de la mañana, y me ha hecho decir: «¡Oh, Dios, gracias!». Ha sido, Diario, mi oración primera, la que me ha llegado por los ojos y ha llenado mi corazón de paz, de alegría nueva, como si hubiera vuelto a estrenar mi vida (18:47:44).

jueves, 5 de agosto de 2021

5 de agosto de 2021. Jueves.
EL MAR MOJA MIS OJOS

El mar moja mis ojos, en Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi

-Despierto y el mar me da en los ojos, me los moja. Me vienen a la mente los días en que corría por la playa descalzo. El frescor me subía de los pies a la cabeza, y de ahí se deslizaba por todo el cuerpo, como una cerveza bebida –golpe de frío en la garganta– con sed. Hoy vuelvo al mar, como Ulises a Itaca. Me gusta el mar porque no hace acepción de personas: a todas –sean niños o mayores, pobres o adinerados, insignes o desdeñados– recibe y abraza, y les ofrece su esplendor. Como una iglesia, el mar es casa de acogida, de recepción: a todos ofrece la misma moneda: el agua, compartida. Moneda esta, líquida y movible, paisaje innumerable, que, a veces, no sabemos valorar. El mar se ha convertido en lugar de plásticos que van asfixiando la vida, y con la lentitud de un segundero de reloj, hiriéndola de muerte. Según Naciones Unidas, ocho millones de toneladas de objetos de plástico y otros desechos entran a los océanos cada año, «matando la vida marina e ingresando en la cadena alimentaria humana». Yo, con el Papa Francisco, pido –oración de luz en mis labios– que cada uno de nosotros sea responsable de los demás y del futuro del planeta. Que no seamos, Diario, asesinos de la vida en la casa común, donde habitan lo minúsculo y lo enorme, la poesía y la mirada a las estrellas, la inteligencia y el Invisible, el que se hizo Palabra, y habita entre nosotros (11:41:48).

miércoles, 4 de agosto de 2021

4 de agosto de 2021. Miércoles.
PAÍS DE LAS MARAVILLAS

La paloma, absorta, mira el mundo, en el jardín. C. Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Hoy he roto la monotonía: he visitado el departamento de oftalmología, en el Hospital Reina Sofía. A mis años, y de vez en vez, hay que revisar lo que soy y lo que voy dejando de ser. Después de dos horas de espera –¿mucho o poco tiempo?–, me siento frente al oftalmoscopio y, la doctora, desde el otro lado, va viendo lo que hay o falta dentro de este paisaje excitante y extraordinario que es el ojo. La oftalmóloga es Alicia que, siguiendo al roedor, penetra en el País de las Maravillas. En el ojo –País de las Maravillas–, la luz se hace señal eléctrica, que, por el nervio óptico, su hilo conductor, va al cerebro y, desde allí, se hace visión, perspectiva, fascinación. El ojo tiene iris, córnea, pupila, esclerótica, retina, y, además de otras más cosas, también tiene párpados que, como teloncitos de teatro, lo cierran y lo abren. Abiertos ves el mundo y sus maravillas, de ahí vienen los asombros; cerrados es de noche, se hace la oscuridad. Y en lo oscuro, viven los miedos, las dudas, los tropiezos; y en esa turbiedad o niebla tienes que extender los brazos y tocar, palpar, adivinar, es otra manera de ver, o no ver; porque sin luz, y a ciegas, hay veces que caes. «Es la razón –me ha dicho la doctora– por la que de vez en vez hay que hacerse una revisión», y me ha sonreído, con los ojos. Las mascarillas, Diario, ocultan las sonrisas de los labios, pero las hacen más dulces en los ojos, donde están las pestañas y la luz, y el sortilegio, a veces (18:21:39).

martes, 3 de agosto de 2021

 3 de agosto de 2021. Martes.
SIGNO DE FELICIDAD

 Olor a lluvia en el jardín. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Pongo la mano en el sol y lo noto un poco más caliente que ayer. España, estos días, se moja en el mar o en cualquier caño de agua –fuente, arroyo, río, borbolleo– que halle a su alcance. En busca del agua perdida, se podría decir. Sin Harrison Ford y sin el látigo que restalle y cause pavor. Sólo con la obsesión de ver y tocar el agua, como signo de felicidad. Y, si andas por el desierto, beberla, y que desborde por las comisuras, y poder exclamar «¡ah!», y dejar que la satisfacción te invada. En Murcia, nunca sobra el agua. Siempre falta un chispeo más, un litro por metro cuadrado más. Aunque a veces rebose –las menos– y se haga drama, lamentación. Dice el salmo: «El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios». El agua es bautismo, bendición, alegría líquida en la aspersión. El Papa Francisco: «Recemos –dice– para que el agua no sea signo de separación para los pueblos». Ni entre vecinos del mismo pueblo, a veces. En Murcia sabemos mucho de esto. Jesús dijo: «Tuve sed y me disteis de beber». El agua nos ofrece la oportunidad de pensar en Dios, que cada día nos da la gota de rocío y el río, y la nube que traslada el océano y el mar de un lado a otro, hasta hacerlo, allá donde descarga, vida, letra de himno con música de lluvia. Trigal colmado. Bosque feliz. Cuando hoy bebas, Diario, piensa que Dios sigue teniendo sed con el sediento: dale un poco de tu vaso, déjalo que sorba un poco y serás digno de entrar en su tienda, donde se halla el descanso que no acaba, la felicidad perdurable (12:51:28).

lunes, 2 de agosto de 2021

2 de agosto de 2021. Lunes.
LA JOYA DE LA VIDA

Florecilla en el jardín, diciendo su belleza. T. de la Horadada. F: FotVi

-Una mano misteriosa ha borrado el sol y vestido el cielo de ceniza, de tachaduras de lápices oscuros. Se ha cubierto con un velo de lluvia. Sin embargo, el sol, majestuoso y solemne, de vez en vez rompe el cerco de la nubes y muestra sus tallos de luz. Ha refrescado un poquito, como si le hubieran echado azúcar al café, hirviente, del verano. El verano calma sus fuegos, y enciende la pipa de la paz. En Tokio siguen los Juegos, como un espasmo del deporte. A España le van lloviendo poco a poco las medallas, como un chispeo –llovizna de plata, oro y cobre– canicular, alegre y reconfortante. En este tiempo, las ciudades se van al mar. Marchan a oír el lenguaje de la naturaleza, que la ciudad apenas deja oír. De pronto se cae en la cuenta de que el mar habla, que las aves hablan, que el silencio habla. Y en ese lenguaje –excitante, pero callado– de las cosas, quizás descubres, como Voltaire: Que todo es grito, inaprensible a veces, pero real, de que Él existe: en el orden de las cosas, en su singularidad prodigiosa, en el clamor de su belleza. La hormiga y el mar, la florecilla y la abeja, la luz y la oscuridad, el tiempo y su fugacidad. «Todo –sigue Voltaire– depende de Él» Hasta el esplendor del ser humano que piensa, y, en su libertad –la joya de la vida–, dice sí o no a Dios, lo alaba o lo ignora, o, por unas monedas, lo vende, como cualquier Judas de la historia, y con beso (12:33:43).

domingo, 1 de agosto de 2021

 1 de agosto de 2021. Domingo.
VOLVER A ESCRIBIR

En el Seminario, cuando cumplir años era ilusionante. Murcia. 1956
 
-El misterio del tiempo, que pasa y lo va dejando todo añejo y deteriorado, salvo el vino –dicen–, y las montañas, que, a más años, mejor sabor y más altísima grandeza. Pasamos de julio a agosto como de un pensamiento a otro, quizá sin heridas visibles, pero más ajados y deslucidos. Me asusta el tiempo, pero no mi paso por el tiempo, quizá porque cada día voy dejando algo mío en él, o un pensamiento –afectivo, instante luminoso– con Dios, o unas líneas, escritas siempre con latidos –acordes nítidos, asombrados– del corazón. Es verdad que en mi transitar por el tiempo, voy dejando borrones, tachaduras, pero lo disimulo con un borrador, que deja el papel del día dispuesto para escribir algo nuevo, algo distinto y bello, en él. Yo sigo la máxima que dice: «Si dejas que corra el tiempo sin hacer nada, pronto te darás cuenta que has vivido sólo una vez». Es la monotonía del vivir en la ociosidad, en la indigencia de no hacer nada, ni siquiera llorar. No soy perfecto, ni bien acabado, pero me voy haciendo lañados, hasta parecer recién salido de las manos de Sófilos, el ceramista y pintor griego que primero firmó su obra. Cada día firmo yo mi obra, la del vivir, que, aunque discreta, está escrita con sílabas de Dios y muchos tachones míos; tachones, que, con el agua de su gracia, lava y redime, dejándolo todo blanco, como una página de libreta en la que poder volver a escribir. Y aquí estoy, Diario, escribiendo, y tachando (12:24:10).

sábado, 31 de julio de 2021

31 de julio de 2021. Sábado.
PEQUEÑO CONCIERTO

Misterio en la nube, en Murcia. F: FotVi

-Cada mañana me levanto con la ilusión del que tiene que dar un pequeño concierto –el de la vida– ante un reducido auditorio: Dios y las personas de la Casa. Ayer el calor ardía fuerte, pero el aire acondicionado daba un respiro. Pensaba, sin embargo, en los que no tienen tal alivio. En el pobre de la calle y en los niños del suburbio. Y en los que, de sol a sol, trabajan en el campo, con la sola protección de un sombrero, un trago de agua o el limpiarse la frente con un pañuelo, casi siempre oscuro de sudor. Me esfuerzo en sonreír con los ojos, para vencer la perversidad de la mascarilla. Al ir a escribir, me tienta la pereza, pero la venzo escribiendo. Aunque sean garabatos, aunque apenas digan algo las palabras que elijo. También sé que cualquier palabra es sabia, en cualquier momento te dice algo. Es mejor tachar una palabra, que, por indolencia, no escribirla. Leo poco y, tras la lectura, medito mucho; no busco la cantidad, sino la calidad: siempre hay un más allá en las palabras; si entras en su cripta, verás cómo se mueven y ríen, y lloran, las palabras. Además, antes de ser dichas, miran. Como si dijeran: «Yo te he visto antes.» «No leas de prisa –me dijo mi maestro de Literatura–: antes de pasar de una palabra, detente y muérdela, como muerdes un grano de uva, y sácale todo su sabor.» Así lo hago, Diario, y las palabras me saben a Dios, a pájaro, a madre, a Sí, a amor, a «universo que entra por todos los poros». (Alejo Carpentier). Y como dice el poeta: «¡Dejo caer palabras / en los ojos, / para ver más allá de su misterio!». (11:27:36).

viernes, 30 de julio de 2021

30 de julio de 2021. Viernes.
JOYAS DE HUMILDAD

A pesar de la soga al cuello, libre. Zagreb. Croacia

-Digo gracias y la boca se me llena de centelleos de luz, de pequeñas joyas de humildad, que dan en los dientes. Tomo conciencia de que todo lo que soy es un don, humildad reverente; si pienso, si amo, si doy pasos hacia la utopía, si hago, si deshago, si me asombro, si soy libre, todo es deuda, todo me viene dado. Salvo mi esfuerzo por conservarlo, por hacerlo árbol frondoso, con flor y nidos, todo lo demás es dádiva. Dios regala el inicio, y, si lo deseas, te acompaña en el camino; pero la libertad la vas construyendo tú, ejerciendo de individuo libre, sin telas de araña que te cacen, siempre la mente iluminada, fuera de ti, con vuelos altos. La mente, que está en ti, ejercita su libertad fuera de ti. La mente –imaginación–, aunque estemos encerrados, se nos va por lugares de pájaros, de bosques y estrellas, lugares inéditos. Pero, luego, acampa donde tú quieres, donde tú la dejas que arraigue. Me pueden coser la boca, atar las manos, encadenar mis pies, pero yo, en mi interior, puedo decir: «¡Eres un tirano!», y reírme de tu debilidad, aunque me sangre la boca por tu bofetada. Cada mañana, Diario, doy gracias a Dios porque soy como los demás: pecador, aunque perdonado –Papa Francisco–, y libre para decirlo y sentirlo, y florecer como el lirio en la charca, a veces infectada, de la vida. Ser libre y ejercerlo (11:30:07).

jueves, 29 de julio de 2021

29 de julio de 2021. Jueves.
SONRÍEN LOS VENCIDOS

Ahora eres grande, Simone Biles. F: Prensa

-Conmover, que significa perturbar, alterar, también significa enternecer, emocionar, apiadarse: ternura. Decir ternura es poner el corazón al servicio de lo frágil, de lo que se puede romper o quebrar, hacer del amor una lágrima o un suspiro, la mano que levanta al caído y lo echa a andar. Es un abrazo que abraza sin ahogar. Dios, que es amor, se hace ternura –pone la mano en la cabeza de un niño– en Jesucristo, e inspiración –soplo, aliento poético– en su Espíritu. Conmoviéndose, el amor se enternece, se hace piedad, se dulcifica en el llanto, conforta el dolor. En estos Juegos Olímpicos de Tokio hay días que puede más en mí la derrota que el triunfo. Me emocionan los triunfos, pero me conmueven más las derrotas, hasta turbarme, a veces, el alma. El derrumbarse de Paula Badosa en tenis por un golpe de calor; las lágrimas de la atleta Simone Biles, presa de su responsabilidad y sus miedos; o el último en la piscina, mientras saluda el vencedor. Éste con la sonrisa y el puño en alto, aquél, los ojos bajos y el corazón acelerado, como llorando por dentro. Siempre queda el triunfo, la aureola, y se desvanece la derrota, cuando todos debieran coronarse de laurel, porque todos, como dice San Pablo, han corrido por la victoria. Simone Biles, una de las más grandes atletas de todos los tiempos, ha dicho, con lágrimas, a causa de sus fallos: «El torrente de amor que he recibido, me ha hecho darme cuenta que soy más que mis resultados y mi gimnasia, lo que nunca creí antes, de verdad.» Ha caído en la cuenta que su persona –creación única, bellísima, capricho de Dios– es más que sus éxitos. Sin duda, Diario, que Dios, en su ternura, habrá sonreído, seducido por esta fascinante confesión (11:17:48).

miércoles, 28 de julio de 2021

 28 de julio de 2021. Miércoles.
CORTESÍA AFECTUOSA

Director, dirigiendo la coral, al amanecer. T. de la Horadada. F: FotVi

-Miro y veo a los árboles de color miel, les da, amelado –como hecho por abejas –, el sol de la mañana. Sol que se mete entre las ramas y zurea con las palomas. Los árboles, aunque siempre en su sitio, son libres: crecen hacia lo alto, sin llegar a tocar el cielo, pero enredándose en las nubes. Su libertad los lleva, no a caminar, sino a subir, escalan sin detenerse; cada año, en sus troncos, un anillo más de libertad. Son ascensión vegetal, que da sombra. Sin embargo, la libertad en el ser humano, no sólo consiste en crecer hacia arriba, sino también en derredor, donde se hallan el prójimo y la naturaleza. Si amas al prójimo y respetas la naturaleza, creces hacia arriba, despegas de la tierra y tocas la trascendencia, y, por qué no, vislumbras e intuyes a Dios, en el amor. El triángulo piramidal de la vida: prójimo, naturaleza, y Dios; Dios en lo más alto, donde todo es Luz y Libertad. Me seduce pensar que, al final, seremos examinados de amor: de aquello que es esencial en Dios. «Dios es amor», dice San Juan. Una definición plena, con destellos que escapan hacia el ser humano y lo visten de ternura, de amabilidad, de deferencia, de cortesía afectuosa. Definición que suprime la máscara del odio, Diario, y deja libre la bondad de la mirada, las manos en actitud de ofrenda, el corazón iluminado por la claridad de la misericordia: o el amén de la cordialidad (11:38:15).

martes, 27 de julio de 2021

27 de julio de 2021. Martes.
HA PODIDO LA POESÍA

Tras la lluvia, una pluma en el agua. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Ayer, un cuchillo de lluvia airada, cortaba la tarde. El viento de levante la inclinaba como se inclina un trigal. Eran las 14 horas, y los árboles vibraban con el agua que se les venía encima. Pero, a los 10 minutos, los árboles quedaron y la lluvia se fue. En el comedor –donde nos quitamos las mascarillas para comer, no faltaría más–, respiramos el frescor que subía del jardín. Olía a tierra mojada, como si todo fuera recién estrenado. Todo, creación reinaugurada. Luego cantó el mirlo, empezó el zureo de las palomas, y, seguidamente, el hermoso chirrido de los gorriones. La vida continuaba, con la pequeña tragedia de la política del día a día en España –según cierta prensa: «Sánchez, el guapo, conquista Norteamérica», vomitivo– y el rumor trepidante de los Juegos de Tokio, que nos han proporcionado una nueva medalla –plata– en K1, canal de Kasai. El nombre de la ganadora Maialen Chourraut, con casco y sonrisa, y llegada feliz. Y una dedicatoria: «Para ti, Ane», su hija, desde tan lejos, desde tan cerca: el amor todo lo hace inmediación, no hay distancias. Desde el instante en que amas, todo es centro, emocionado punto de perspectiva, bella recopilación de sentimientos. A veces, la prensa te da, como un café de mañana, la alegría de una frase que reconforta. Eva Amaral, cantante y compositora de rock –celebrada ella–, ha dicho: «Me refugio en los pájaros porque la humanidad lleva una deriva de la que yo me quiero bajar». Esta mañana, Diario, las palabras, en boca de esta mujer, se han hecho bosque, vuelo, verdad. Nos han redimido un poco de nuestras adversidades, ha podido la poesía (12:58:15).

lunes, 26 de julio de 2021

26 de julio de 2021. Lunes.
LOS ABUELOS DE JESÚS

Ana, la abuela de Jesús, enseñando a María. Las Palmas. F: FotVi

-San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús. Qué cercano es Jesús de Nazaret. Él, como yo, tenía abuelos, que, cogiéndolo de la mano, lo llevarían a la sinagoga y a la fuente, y al bazar. Y, con los abuelos, aprendería palabras, y a leer el Libro de la Ley, y a respetar al prójimo y la naturaleza. Los abuelos son el primer catón, el primer libro abierto que leen los niños: si es buen libro, aprenden el bien, si malo, se inician en el mal. Los abuelos son la sabiduría vivida, no sólo aprendida. Saben y hablan de lo que la vida les ha enseñado, quizá también los libros, y conversan sin causar cansancio, dejando que el niño sea niño, y haciéndose ellos como niños. No son profesores, solo son mayores que, al fin, han llegado a ser como niños. La célebre frase del evangelio «hacerse como niños», Jesús la aprendería, sin duda, de sus abuelos. El abuelo, para enseñar al niño, deja de ser mayor y se hace asombro que mira y manos que juegan, y, mientras mira y juega, enseña. Decía Victor Hugo que hay padres que no aman a sus hijos; pero que no hay abuelo que no adore a sus nietos. El abuelo es el sabio que hace trastadas con el nieto, para decirle lo que no hay que hacer. El abuelo juega con el nieto a que el nieto sea sabio, y, a veces, lo consigue. Sería hermoso saber, Diario, qué aprendió Jesús de sus abuelos Joaquín y Ana; en Nazaret, se lo pregunté a una fuente y, cuando me lo iba a decir, me llamaron para la comida y no lo pude oír; quizá la próxima vez (12:27:25).

domingo, 25 de julio de 2021

 

25 de julio de 2021. Domingo.
DAR UN ABRAZO

Claustro Catedral Santiago, antes del abrazo. S. Compostela. F: FotVi

-Hoy, día de Santiago Apóstol, oigo los pasos y el golpe del bordón de los peregrinos que caminan hacia el Campo de Estrellas. Les guía la fe y la esperanza de un abrazo –el del amor– a la imagen del Santo. Abrazar es amar, es hacer un nudo de vidas y sentimientos, unir brazos y poner rostro con rostro, aliento con aliento, dejar que la alegría de vivir se instale en la existencia del otro. Abrazar es componer un libro donde había muchas páginas sueltas, que se unen en una señal de afecto. El abrazo es el cosido del libro de amor, el lomo que lo hace libro, que lo eterniza. Siento mi abrazo, porque sé que me están abrazando. Lo que doy, me lo restituyen al instante, como el beso o la mano con la que saludo. Como las miradas con lenguaje, las que dicen tanto. El abrazo sincero, como el mar, te envuelve sin atarte, se deslía de ti cuando quieres, y es refrescante, y cautiva. Es como la libertad, te ata mientras te suelta; el abrazo no usa candados, solo cariño, que, como las alas del ave, se abre cuando hay que volar. Dos que se abrazan hacen uno que ama. Como dice un proverbio: «Un día alguien te abrazará tan fuerte que todas tus piezas rotas se pegarán». Peregrinar para dar un abrazo, Diario, y que, en Santiago Apóstol, cicatricen las heridas y haya reconciliación con el prójimo y con Dios, y ría la misericordia (12:50:31).

sábado, 24 de julio de 2021

24 de julio de 2021. Sábado.
LOS JUEGOS RÍEN

Adriana Cerezo, 17años, sonrisa con medalla. Juegos. Tokio. F: Prensa

-Desde su techo de barro, el cielo nos llueve calor. Como si arrojara brasas encendidas. 41º nos anuncian los meteorólogos de las isobaras y los colores fucsia, o el color airado. Es un calvario sin cruz. Han empezado los Juegos Olímpicos con velocidad de crucero. Como en una película de Charlot, corren más los atletas que la película. Ayer muchas banderas y selfis, y risas y saltitos, y la belleza de los ojos sobre las mascarillas. El blanco de los ojos de los atletas de color brillaba con más vivacidad, más vibración, que el de los otros participantes. Los ojos dicen la paz, la ira, la tristeza, el gozo, son el alma que mira. Son la expresión licuada del sentimiento. Los ojos de Mireia Belmonte decían que su corazón era una sonrisa. No obstante el coronavirus, los Juegos ríen en sus atletas. Aunque la pobreza llore en los suburbios del mundo, sin embargo, en los atletas –bastantes de ellos, supervivientes de esos suburbios–, ríe y, mientras ríe, olvida las lágrimas. En Grecia, durante los Juegos, se hacía tregua: cesaban las guerras. Las guerras traían más guerras; los Juegos, por el contrario, traían la paz. En los Juegos, Eirene, la diosa de la paz, vencía, sin armas, a Ares, el dios siempre furioso de la guerra. Cuando el ser humano se hace niño y juega, se olvidan las batallas y nacen las sonrisas, que, como la paz, son un don de Dios, que regala a los de corazón puro y necesitados de una mano que los ayude a caminar. Dios está en lo débil, Diario, para hacerlo fuerte, nos revela San Pablo (11:50:16).

viernes, 23 de julio de 2021

23 de julio de 2021. Viernes.
JUEGOS OLÍMPICOS

Pebetero olímpico, llama de esperanza. Tokio. F: ABC

-El sol se esconde tras un cielo encenizado, como hecho de polvo ocre de desierto. Según los meteorólogos hoy nos espera un día muy caluroso. Encenderemos la ducha, y apagaremos a Sánchez, el presidente. La electricidad se ha puesto muy cara, y el indigente no puede pagarla. Dicen que Sánchez, en su viaje de placer por Norteamérica –iluminado él, pero sin luz que dar–, ha dicho que cumple todo lo que promete. (Yo me río, me mojo el dedo, paso página y continúo deshojando el día). Cumple todo lo que promete, pero a la contra: siempre cumple lo contrario de lo que dice. Si dice amén, en realidad está diciendo que por él no pasará este cáliz. Eso, sí; siempre cumple lo que es peor que su contrario. Si dice paz, te está anunciando guerra. Si dice pan, está hablando de miseria. Apago a Sánchez, y enciendo la luz de Dios, que alumbra y no se paga. Como decía Asías del trigo y del aceite, es gratis. Hoy dan comienzo los Juegos Olímpicos, en los que el ser humano lucha por tocar la utopía, el más allá, hacerse con la corona de gloria. Todos se fijarán en el ganador, yo también; pero sin olvidar al perdedor, que asimismo habrá luchado por llegar y ha llegado, sin recibir premio, pero iluminado –elocuente – en su esfuerzo. Todo el que llega, aunque sea sin la gloria del ganador, ha triunfado. «¿No sabéis que en las carreras del estadio todos corren, mas uno solo recibe el premio? Corred de manera que lo consigáis», dice San Pablo. En unos juegos, Diario, todo el que interviene gana en dignidad y esfuerzo, en disciplina y lucha por la perfección, se acerca más a sí mismo, es más libre, con libertad interior. Vuela (12:11:05).

jueves, 22 de julio de 2021



22
de julio de 2021. Jueves.
EN SAN PEDRO DEL PINATAR, ME DETUVE, Y TOQUÉ EL SILENCIO

Presentación "Me detuve, y toqué el silencio". San Pedro del Pinatar. F.: Luis

-Volver a San Pedro del Pinatar es como entrar en el mar, refresca. Te sumerges, contienes el aliento, y sales moteado de gotas que mitigan el calor y la nostalgia. Ayer tarde, volví a San Pedro con un nuevo libro: dos años de trabajo bajo el brazo. Dos años de tachaduras, de luces, de parpadeos, de apagones, dos años de lucha por el poema. Hasta que lo ves alumbrado, reluciendo. Es un trabajo minucioso, de orfebre, hasta la finalización de la rama –el verso– que conforma el esplendor del árbol. Es un acontecimiento de belleza, de estética, que hay que labrar palabra a palabra, silencio a silencio, como el que piensa rosas con espinas. En la soledad creativa, se vislumbra el chispazo, la estrella que titila en las palabras, y que hay que sacar, con pinzas de relojero, del diccionario, e instalarlas en el poema. Ayer, en San Pedro, viví el momento dulce de oír en otra voz la bondad de la mordedura del poema. Presentó, como siempre, feliz y generosamente, Francisco Illán Vivas, cantó las virtudes del autor Carmen María López, recitó María José Navarro, y concluyó, leyendo un poema dedicado a su madre, el autor, que, tras los aplausos, se detuvo y escuchó el silencio. En su interior, donde, a veces, Diario, suena el otro Silencio, místico e insistente, sacramental, de Dios, sólo a veces (13:10:02).

miércoles, 21 de julio de 2021

21 de julio de 2021. Miércoles.
DIALOGAR CON LOS SILENCIOS, EN SAN PEDRO DEL PINATAR


-Hoy, en San Pedro del Pinatar, a las 8:30 horas, plantaré –abundoso árbol– un nuevo libro. Me voy a detener en el Palacio Museo Barón de Benifayó y en él intentaré tocar el silencio. Los silencios de las cosas que –«como oigo / el reposo del árbol en sus raíces, / o el de la nieve / cuando arde de blanco / sobre las cosas»– hablan. En la escritura hablan los silencios, y las comas, y los puntos. En un libro todo es lenguaje, e interrogación. Los silencios hablan y preguntan, y, a veces, contestan. Dialogar con los silencios: lo suele hacer el místico y, en las pausas de la lectura, y, con la ilusión de escucharlos, el que lee. Jorge Luis Borges insinuó: «No hables, a menos que puedas mejorar el silencio». Esta tarde, en San Pedro del Pinatar, Diario, intentaremos escuchar –y sentir, y tocar– el silencio (11:13:14).

martes, 20 de julio de 2021

20 de julio de 2021. Martes.
LA GRAN SINFONÍA

El cielo cantaba así Laudes, en Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Esta mañana (7:30 h.), rezaba yo en Laudes: «Para ti es mi música, Señor»; y seguía: «Voy a cantar la bondad y la justicia». El camino perfecto. O la música de Dios. La bondad –clemencia, ternura, humanidad, misericordia, sensibilidad, prójimo…– es la nota que mejor cabe en el pentagrama afectivo de Dios. Despertarme con este cantar en mi boca, es llenarme la boca de Dios, decir todos los nombres –melodía divina– de Dios. Dios acumula en sí todos los nombres surgidos de la palabra amor. Dios, desde el amor, encarnado en su palabra (su sabiduría), hizo la luz y, con la luz, le dio color y belleza a las cosas, y creando el agua, acabó su gran sinfonía. Decía Eurípides, dramaturgo griego: «En la bondad hay toda clase de sabiduría». También la de la justicia. La justicia es la sabiduría de quien construye la equidad. En la sociedad. Lo que se hace desde el amor, siempre es equilibrado y justo, allana la montaña y eleva el hoyo, lo hundido: pone paz y armonía entre las cosas. Empezar el día con esta música –la de la bondad y la justicia– en tus rezos, es colocar a Dios como director de esa orquesta, en la que el amor es la tonalidad dominante, el solo de violín que logra el momento más íntimo y apacible del concierto, el titilar y temblor de la pieza, su aliento. En el rezo de la mañana, Diario, sereno mi alma y la preparo para la aventura del día: así me alumbro el camino. Dios, batuta del concierto, me guía (12:10:25).

lunes, 19 de julio de 2021

19 de julio de 2021. Domingo.
ROCA INTERMINABLE
 
Ayer, junto al mar, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Ayer, junto al mar, componía estos versos: «Sin ternura, no existe la justicia; / la justicia es el himno del amor». Sentí que el mar escribía conmigo. En mi derredor, sonaba el romperse de las olas en el acantilado. Al romperse, se multiplicaban, como cuando partes el pan. Sólo quedaba la espuma, ululante, sobre el agua herida, como ojos que –bucólicos– miran todo. Me acompañaba mi sobrina Paqui, en Torre de la Horadada. Cada vez que contemplo el mar, la emoción me da en los ojos en forma de asombro. Me ocurre lo que a aquel niño del que cuenta Eduardo Galeano, en su Libro de los Abrazos, que, al ver el mar por vez primera: «temblando, tartamudeando, pidió a su padre: “¡Ayúdame a mirar!”». El mar aturde por su inmensidad, sin fronteras, su exceso. Pero también por su menudencia: por las infinitas, incontables gotas de agua que lo conforman. Me conmueve más la gota de agua –minúscula, miniatura, instante de luz fluyendo–, que lo llena, que su inmensidad desplegada, torrencial, extensa. «Lo que sabemos es la gota de agua; lo que ignoramos es el océano», dejó dicho Isaac Newton, físico, matemático y teólogo. La gota de agua es alegoría de la vida, que se va haciendo instante a instante, gota a gota, hasta llenar el océano final de su existencia. Como diría alguien, estamos cautivos de una gota de agua. Sin esa gota de agua, Diario, seríamos un desierto en pavorosa penumbra, partículas de arena en vez de gotas de océano, una roca interminable, sin la tilde del conocimiento que hace florecer el páramo, el ser humano, y dar –a veces– con los Silencios de Dios, que –según los místicos– se escuchan sólo en el otro silencio, siempre orante, de la contemplación (13:11:57).

viernes, 16 de julio de 2021

 16 de julio de 2021. Viernes.
CARMEN, VIÑA DE DIOS

Virgen del Carmen, iniciando la Romería. San Pedro del Pinatar. F Googel 

-Digo Carmen y estoy diciendo Karm-el, o Al-Karem: «Jardín, o viña de Dios». En hebreo. Hablo de Nuestra Señora del Carmen. En el libro del Génesis se dice que Adán y Eva, tras haber mordido la fruta del árbol prohibido, «oyeron al Señor Dios que se paseaba en el huerto, al fresco del día». Es la vena poética, y quizá profética, del autor del libro. Tal vez el autor pensó en el Jesús –Verbo del Padre– encarnado en el vientre de María o en el que anduvo sobre las aguas del lago Genesaret. Dios haciendo verdad –en el vientre de una mujer y en un lago de Galilea– la poesía de las Escrituras. Dios alienta, inspira esa Escritura. Dios pasea, con apariencia de sencillez, por la Escritura. Y la embellece. Este año, uno más, se suspende la romería de la Virgen del Carmen de San Pedro del Pinatar a Lo Pagán. O la otra poesía hecha aclamación en el ser creyente. Dios –líricamente hablando– no podrá pasear, con la Virgen, por las almas, entusiastas y marineras, de barca y remo, de los romeros. Se acallarán lo vivas y las plegarias, enmudecerán las flores y los pasos del peregrino, pero aclamarán, Diario, la fe y la esperanza, himnos vivos y clamorosos del silencio, por los que pasea Dios, regalando, con la eucaristía de su cercanía, su bondad (12:11:25).