25 de julio de 2021. Domingo.
DAR
UN ABRAZO
-Hoy, día de Santiago Apóstol, oigo los pasos y el golpe del bordón de
los peregrinos que caminan hacia el Campo de Estrellas. Les guía la fe y la
esperanza de un abrazo –el del amor– a la imagen del Santo. Abrazar es amar, es
hacer un nudo de vidas y sentimientos, unir brazos y poner rostro con rostro, aliento
con aliento, dejar que la alegría de vivir se instale en la existencia del
otro. Abrazar es componer un libro donde había muchas páginas sueltas, que se
unen en una señal de afecto. El abrazo es el cosido del libro de amor, el lomo
que lo hace libro, que lo eterniza. Siento mi abrazo, porque sé que me están
abrazando. Lo que doy, me lo restituyen al instante, como el beso o la mano con
la que saludo. Como las miradas con lenguaje, las que dicen tanto. El abrazo
sincero, como el mar, te envuelve sin atarte, se deslía de ti cuando quieres, y
es refrescante, y cautiva. Es como la libertad, te ata mientras te suelta; el
abrazo no usa candados, solo cariño, que, como las alas del ave, se abre cuando
hay que volar. Dos que se abrazan hacen uno que ama. Como dice un proverbio:
«Un día alguien te abrazará tan fuerte que todas tus piezas rotas se pegarán». Peregrinar
para dar un abrazo, Diario, y que, en Santiago Apóstol, cicatricen las heridas y
haya reconciliación con el prójimo y con Dios, y ría la misericordia (12:50:31).
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