28 de septiembre de 2021. Martes.
LA TORRE
LA TORRE
-Al fin ha caído, vencida por la fuerza bruta del volcán la torre de la
iglesia de Todoque: «Dios la ha dejado ir», dice alguien, y llora. La torre de
la iglesia de San Pío X ha sido derribada, no por el odio, como tantas otras veces
ha ocurrido –y ocurre–, sino por la fuerza irracional y torrencial de la
naturaleza. El volcán es incapaz de odiar, solo actúa según una ley natural e
impasible que lo guía y alienta. Según el presidente del Cabildo de La Palma,
la lava «ha arrasado una de las señas de identidad de Los Llanos de Aridane». La
torre derribada, seña de identidad; es decir: la firma riente y airosa de la
población, por la que será recordada y reconocida. Una sencilla torre que era
luz y signo, y sacramento de salvación para el necesitado y vestido de harapo,
derribada por la incontinencia seductora de un volcán. Pero como también ha
dicho el Presidente del Cabildo: «Aunque se lleve nuestros símbolos, vamos a
ser más fuertes que el volcán». Los símbolos pueden caer, pero el espíritu que
representan, no. Lo que es barro, vuelve al barro; mas el aliento, el espíritu
del ser humano, el soplo divino que dio vida y sueños –aleteos– al barro,
permanece. Recuerdo haber oído en El
Señor de los Anillos: «No es la fuerza del cuerpo lo que importa, sino la
fuerza del espíritu». Es hora, pues, Diario, de despertar al espíritu, ponerlo
en pie de amor y esfuerzo, y convertir en oro –fortuna, hermosa furia, caudal
de inventiva– lo que en este momento es escoria que destruye; que esta lava no devaste
también los sueños y las esperanzas, la imaginación hacendosa, constructiva, la
voluntad de volver a ser, y estar (19:06:29).