domingo, 5 de diciembre de 2021

5 de diciembre de 2021. Domingo.
LUZ EN LAS CIUDADES

Luces, en el jardín. Murcia. F: FotVi

-En Navidad, yo haría un llamamiento a la cordura, al juicio, a la parvedad de alumbrado en las ciudades. «No encendáis tantas luces –les diría–, que apagáis las estrellas, dejad que vivan los sueños, que hable la luna». Encender luces es hermoso, siempre que alumbre a todos y no apague otras. Como el sol, que apaga estrellas pero enciende el día. En las ciudades se alumbra lo iluminado y se deja en la oscuridad lo que no conoce la luz. En la noche del suburbio no hay luz, o solo la del fuego que calienta a los que viven a las afueras de Belén, los apartados. En la ciudad parece no estar Dios, hay demasiado barullo, mucho exterior de cartón-piedra, demasiado espectáculo de la nada; no hay intimidad, ese establo interior donde pueda nacer la Luz. María, en la intimidad de la oración, con el Espíritu de Dios alentando en ella, concibe a su hijo, y, luego, en la sencillez de un establo, lo da a luz. La humildad vence en Belén a la abundancia. Sin apagar las estrellas, nace la Luz que iluminará la historia, y que todavía hoy en día sigue llenando de claridad a tantas conciencias, que se hacen preguntas y esperan respuestas. Jesús, cuando nace, sin apagar estrellas, da esplendor a la noche, la puebla de ángeles que cantan y de pastores que adoran, y de magos, en oriente, que sueñan. Tras la luz de la estrella, los magos buscan la otra Luz, la que los ilumina desde el cielo como profecía y los guiará hasta Belén. La mucha luz en Navidad, Diario, enloquece de inmodestia y oscurece la Estrella que guía hasta Dios, encarnado Niño en Belén (12:38:27).

sábado, 4 de diciembre de 2021

4 de diciembre de 2021. Sábado.
ROSA EN PLENITUD

Amanecer azul, en el jardin. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-En los días de azul, el sol –rosa en plenitud–, con suavidad de caricia, entra en mi habitación, toca los libros, me toca a mí, y, después de un silencio, se va, sin hacer ruido, como una lamida de mar en la playa. Suavemente, con delicadeza de una mano de madre. Y me digo: «El sol, en su saber estar, es sabiduría, experiencia, hermosa rutina diaria». Yo, cada día, sin embargo, busco la sabiduría, la que no es erudición, ciencia, y la hallo en el amor. La sabiduría erudita, la ilustrada, la encuentro en el filósofo y en el físico, en el escritor que junta palabras con belleza, y en el egiptólogo romántico que alarga la civilización egipcia al menos de 20 a 40.000 años más, desenterrándola; pero la sabiduría que alienta y salva, se me revela en el amor, sólo en el amor. Es por eso que el libro de la Sabiduría puede decir que este saber, el que salva, lo ve fácilmente el que lo ama y lo encuentra el que lo busca. El saber erudito cuesta, y, en toda una vida, apenas se consigue una mínima parte –milígramo apenas– de su abundante catálogo. El saber que salva, sin embargo, es fácil de encontrar, porque sólo se impone la condición de su búsqueda, el amor. Y es que la sabiduría que salva es radiante e inmarcesible; es decir, envuelve y cautiva en su esplendor, en su estallido de luz y lumbre, y no se marchita, por lo que es fácil de hallar. Luce y no es pasto de vejez, no declina, no entra ni en arrugas ni en fealdad, se mantiene fruta espléndida, siempre. Jesús de Nazaret, en la Escritura, es expresado, anunciado, profetizado, como el único Amor que salva, y solo se le puede hallar, Diario, en el amor (11:19:34).

viernes, 3 de diciembre de 2021

7 de diciembre de 2021. Viernes.
DÍA DE ONOMÁSTICAS

 
Javier, mi hermano, primera Comunión. 1957.

-Hoy es día de celebración. Celebrar es hacer memoria, traer el pasado y hacerlo presente, como acontecimiento y fiesta –presencia– en el corazón. El corazón, donde laten todos los amores. Hoy, día de San Francisco Javier –mi hermano, contemplando ya a Dios tal cual es, y mi sobrino, en Madrid– celebran su Onomástica, y, con ellos, toda la familia; una familia de 5, dispersa, pero estrechamente unida, como una gavilla de afectos, apasionados. Hoy, nuestros afectos, se entrecruzan en la bóveda del cielo y se hacen signo de cercanía. Con afectos, Jacob fue construyendo la escala de su amor. Jacob amaba y dio –ascendiendo, en sueños– con Dios; y Dios, el Amor –descendiendo en sus ángeles– halló a Jacob. Se encontraron en la escala de amor que Jacob había soñado para dar con Dios, y que Dios, maravillado, había reconocido como lugar de aproximación. Dios y Jacob se encontraron en la palabra, y en la palabra establecieron su amistad. Y, de esta amistad, nació una ciudad, a la que Jacob llamó Batel, o ciudad de la Luz. La palabra, con afecto, lleva siempre a la luz. Feliz día de tu Santo, Javier, mi hermano, y amigo; feliz tú también, Javi, sobrino, y amigo. En ambos, Diario, se hace juventud –en los recuerdos–, mi vida; vosotros sois la escala que a cada instante me acerca a Dios, y con el que hablo e intuyo –vislumbro– la ciudad, por mí anhelada, de la Luz (13:16:52).

jueves, 2 de diciembre de 2021

2 de diciembre de 2021. Jueves.
SIN ODIO, EN PAZ

Cantando paz en la tierra, en Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Llovizna, que es como si la lluvia pisara levemente la tierra sedienta y la enterneciera, la llenara de deseos de florecer. He visto al rosal abrir rosas en noviembre, tan lucientes como en primavera, tan plenas. Me emociona. Es la lluvia que cae sin odio, en paz, y que alimenta al rosal y al olivo, y al gorrión que bebe en los charcos que van dejando sus gotas. El odio y la creación se dan la espalda; el odio destruye, la paz, compone, edifica, alumbra. Vemos, sin embargo, que el odio, desecho del espíritu, se está instalando en nuestras vidas, como con dientes de felino. En la vida pública y en la privada. Mirad el Congreso; mirad la calle. Todo son escupitajos y pedradas a la paz y a la concordia. Siempre hay alguien que promueve el odio, y lo aliña, y lo arroja al rostro del contario. El odio muerde e insiste, sin soltar la presa. La paz regala vida, pone en orden las cosas, va construyendo armonía, es celebración. Odiar es un mal negocio. «¡Oh, rencor! Demasiada vejez –dice William Shakespeare– para tan tierna juventud». La persona que odia, Diario, es vejez; la vejez que ama, es juventud. Las paz –bello axioma– es el regalo más valioso de la Navidad: «Paz a las gentes de buena voluntad»: himno que aún siguen cantando los ángeles. «¡Paz!» (12:09:24)

miércoles, 1 de diciembre de 2021

 1 de diciembre de 2021. Miércoles.
UN PEQUEÑO SOL

Pequeño sol, calento el invierno. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Digo sol –plenitud, libertad, donada generosidad, amor– y lo meto en un poema, para cuando me haga falta. En los días de frío, leo el poema y así caliento mi interior. Del interior nacen los fríos más intensos y destructivos, y los más difíciles de reanimar. Pero también en mi interior, donde aletea el Espíritu, se halla la raíz de toda virtud. Darle luz al espíritu es empezar a alumbrar, desde ti mismo, la mente y el corazón, y los pasos, y la calle por donde vas, y las sonrisas que das y que recibes, y enardecer con calor el frío de la injusticia. Y es que si hay luz y hoguera en tu interior, se llenarán de luz y calor tus actos. Y serás como un pequeño sol, que caliente –en su órbita de bien–, todo lo que caiga en tu derredor. El sol del amor, que como dice San Juan de la Cruz, «ni cansa ni se cansa». Es un sol que hace arder la nieve. «No fue un sueño, / lo vi: /La nieve ardía», canta Ángel González. En invierno se busca el sol; en verano, la sombra, no el frío. Ahora, en el tiempo del frío, Diario, saco mis poemas y los leo, y los hago combustión y fogata en las palabras, que, al leerlas, se hacen melodía de luz y calor en mi hermosa ancianidad; ancianidad que cada día cree nacer con el Dios pobre de la Navidad, y que, si hay amor, como dice un himno de Laudes, «nace en mí, y también en cualquiera» (12:35:56).

martes, 30 de noviembre de 2021

 30 de noviembre de 2021. Martes.
ALEVOSÍA DE CRISTAL DE LA LUZ DEL NUEVO DÍA

Remando hacia la luz, en el Mar Menor. Lo Pagán. F: FotVi

-Despertar es dejar un ojo en la muerte (aún en dudas de sueño) y otro en la bella alevosía de cristal de la luz primera del día. Dos ojos en direcciones de noche y día. Contrarias. Queda un ojo pegado al sueño y el otro rozando la luz, su viveza de arco de violín, de garza blanca, que te invita a ver: a vivir. Se parpadea –son amagos de aleteos, quizá– para dejar el sueño en la cama y el vivir en los ojos. ¿Aleteos de qué? ¿De arcángeles, de irrealidad, de colibríes lúdicos, o sólo de claridad? ¡Aleteos de claridad! Y se entra en la claridad (es un modo de estar y de ser), y nos embriagamos de nuestra propia lucidez, que diría Gide, filósofo, y damos así pie a que la vida siga empezando, sea consagración en el día, y don en ti. Mi vida; mi don más preciado. Y doy gracias. A Dios. Y, como hago vida de eremita, hoy (una vez despierto y aseado, sin garzas en los ojos ya, visionario y lúcido) he dado gracias por vivir; y lo he hecho, rezando. Con el salmo 5, he dicho: «A ti te suplico, Señor; / por la mañana escucharás mi voz, / por la mañana te expongo mi causa, / y quedo aguardando”. (Esperar: adviento). Luego he escrito; o sea, he colocado palabras en negro sobre blanco. Las he dicho, borroneándolas, mientras daba la cara la inspiración. He sacado así el diccionario a pasear (por mi mente, tras de mis ojos), para que fuera dejando caer palabras en mis manos (como la música deja notas en las del pianista), y las pudieran escribir, palabras que luego serán tinta y papel, libro quizá, enérgica fragilidad, desde luego, o emoción para alguien, tal vez. En todo caso, serán palabras dichas y dispuestas a decir algo, por mí. ¡Decir algo! O palabras de esperanza. Y se emocionan, Diario, con lágrimas, mis ojos (10:51:01)

domingo, 28 de noviembre de 2021

28 de noviembre de 2021. Domingo.
NUESTRA JUSTICIA

Corona de Adviento, en Casa Sacerdotal. Murcia. F. FotVi

-La liturgia es un protocolo o regla ceremonial que ordena, para el cristiano, los tiempos de la oración y sus ritmos. Y en este ir y venir de tiempos y ritmos, ha tocado celebrar el adviento; es decir, tiempo este de expectación, de inquieta esperanza, de mirada hacia el porvenir, que acabará en una llegada, un advenimiento, un arribo. La Navidad es eso: el arribo de Dios a nuestra tierra: vendrá y acampará entre nosotros, será empadronado uno de los nuestros. Vivirá puerta con puerta con el ser humano. Detrás de la puerta de la carpintería. San Juan lo dice: acampar; o poner su Morada entre nosotros, encarnarse, revestirse de carne frágil, de humanidad: tomar la debilidad como vestimenta e ir camuflado así de indigente que alarga la mano y pide, a tu puerta. ¿Y para qué? Para enseñarnos a amar. Sólo se puede amar desde la debilidad. Todo «te amo» es un himno a la rendición o docilidad libre de la voluntad. Es un gozoso decir: «Dispón de mí». El cristiano, pues, se prepara para este acontecimiento; nada menos que para dejarse ilustrar en el aprendizaje del amor. Dios, que es amor, nos quiere advertir: «Esto es el amor, y así se ama». Hoy, primer domingo de adviento, se nos indica el primer paso a dar: el paso de la vigilancia. «Mirad, vigilad, no sabéis cuándo». El cuándo es en qué momento llega el amor: «si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer». Porque puede que llegue «de improviso, y nos encuentre dormidos» (Mc 13, 33-35). Vivir en adviento es hacerlo en vigilancia, sin el descuido del letargo, del entumecimiento, con la atención como brasa encendida, quemándonos. Porque llegan tiempos de amor y de justicia, y es necesario estar preparados; como la hormiga adivina un rayo de sol y sale a ver qué halla para la despensa del hormiguero, así nosotros, esperando el rayo del Amor que nace, como dice Jeremías, en «Dios-nuestra-justicia»; y a la puerta de nuestra casa, Diario, el Amor –la Justicia– nos espera (12:03:10).

sábado, 27 de noviembre de 2021

27 de noviembre de 2021. Sábado.
NO DAR DE LO SUPLEFUO

La pobreza de la flor, que será fruto. T. de la Horadada. F: FotVi

-Al  despertar, 2º de temperatura. Con el bajo cero, en la huerta se hielan los limoneros. El frío, en Murcia, tirita de frío. En Murcia, no en Soria o en Navacerrada, donde el frío es pan horneado, con aceite y sal, y una fogata que calienta. El sol, en el cielo –pájaro mojado–, trata de calentar las sombras y el día, y lo va consiguiendo, apenas. Hay sin embargo otro frío terrible, el del hambre. La caridad, que suple a la justicia cuando esta falta, está poniendo en pie de guerra fraternal y humanitaria a los bancos de alimentos. Quizá tuviera razón el filósofo chino Lao Tsé cuando decía que el pueblo pasa hambre porque sus superiores dilapidan en exceso lo que recaudan. Con dirigentes manirrotos, vestidos de vanidad, bien trajeados de mentira, sin un asomo de piedad, 6 millones de españoles, los que viven, según Caritas, en «el umbral de la pobreza», lo pasarán mal, pero con la esperanza naciéndoles en las manos, y mirando al cielo, por si les llueve el maná. Escribe un poeta que Jesús, el que nos viene dado en Navidad, «será rey y patrón / de humildes». Y el Papa Francisco: «La pobreza es la carne de Jesús pobre en el niño que tiene hambre, en quien está enfermo, en las estructuras sociales que son injustas». La caridad cristiana, sigue el Papa, es que «yo doy de lo mío y no doy de lo superfluo», y así se remedia la injusticia. El cristiano ve en Jesús pobre, al desvalido pobre, al crucificado pobre, al salteado pobre, y, con su pedazo de pan, el que quizá le falte, trata de dar de comer al Jesús pobre, que, en Navidad, Diario, nace Niño Pobre, en un pesebre pobre, sin más calor que el de sus padres, que, aunque pobres, son ricos en amor y santidad, y en un cariño entrañable (12:56:03).

viernes, 26 de noviembre de 2021



26
de noviembre de 2021. Viernes.
MUJER: MANANTIAL

Mujer, libre y santa, manantial. F: Prensa

-Digo mujer y se me llena la boca –y los ojos– de cantares, de rosas con unas gotas de rocío en sus pétalos, de gacelas que saltan en el bosque. Cada vez que digo mujer el corazón se me llena de acción de gracias, por lo que Dios da y embellece al mundo en ellas. Ellas son la fuente de la vida, y las que, desde su oblación, modelan estas vidas, las hacen habitables. Habitables para la gracia, para el amor –todo amor es sacrificio–, y para los sueños más hermosos. En la mujer sueñan los sueños, iluminando el porvenir, llenándolo de fuerte y riquísima fragilidad. Hablando de la mujer dice el libro de los proverbios: «Mujer, sea bendito tu manantial». Manantial del que nace la vida de los hijos; vida purísima, gozosa, aunque, a veces, en la selva del mundo, en su engranaje viciado, se vuelva terrible. Salvaje. Rubén Darío dijo: «Sin la mujer, el mundo es pura prosa”. Prosa que carece de la cadencia y música, y mística, del verso, de su hermoso –y lacónico– vocabulario: palabras, las mínimas, para decir todo, y que destelle en él lo más bello. Y el poeta chileno Vicente Huidobro: «Mujer, el mundo está amueblado por tus ojos». Amueblado, hecho latido en el hogar, manos que parten el pan y consuelan, religión, llama que calienta. La mujer es digna de todos los derechos, y aplaudida, y respetada, y libre. Sin ataduras. Y como dijo la Madre Teresa de Calcuta: «Lámpara siempre encendida, pero sin dejar de ponerle aceite». Y Susan B. Anthony, activista de los derechos de las mujeres: «Los hombres, sus derechos y nada más; las mujeres, sus derechos y nada menos». Y nada menos, Diario (18:01:19).

jueves, 25 de noviembre de 2021

25 de noviembre de 2021. Jueves.
PARA NO OLVIDAR

Jesús, pan en la custodia, en Medjugorje. Bosnia-Herzegovina. F: FotVi

-Cuando entro en mi pequeño estudio, veo que el sol ilumina la biblioteca, lo saludo, feliz, y lo dejo estar: no molesta. Cojo uno de los libros que él toca, lo abro y leo: «La Escritura es el libro que narra unas bodas: las de Dios con su pueblo y las de Cristo con su Iglesia. La humanidad redimida celebra en la Eucaristía los esponsales con Jesucristo, el Esposo del banquete de bodas». (El camino pascual. Joseph Ratzinger). Lo que leo me hace pensar. Y me digo, es verdad: desde el principio, Dios quiere –anhela– acercarse a su creación, con la delicadeza del que acaricia, con total amor. El ser humano, sin embargo, su criatura más querida, reviste de miedos su nombre y su misma existencia. «Si pronunciamos el nombre de Dios, moriremos», decía el pueblo judío, y, entre dudas y recelos, callaba. Eran Dios y el miedo. O Dios y el oscurantismo. Escondido en una imaginería de truenos y relámpagos, Dios era la lejanía y la cólera, y, a veces, la venganza. Pero, en Jesús, Dios se hace cercanía, tan inmediata, tan visible, que se da comida, y a lo pobre; en la mesa familiar es pan y es vino, temblor celeste. Comida que alimenta el espíritu y es preámbulo –promesa– de fraternidad y santidad. En la boda de Dios con su iglesia, es este un Dios que se deja masticar y comer. Se deja gustar. Él preside la mesa y la bendición, y, tras hablar con los suyos, les da su cuerpo. En Jesucristo, Diario, Dios se hace bocado y sorbo de vida, eterna. Le doy gracias al sol que me ha hecho ver este libro casi olvidado, y escribo, para no olvidar (12:38:16).

miércoles, 24 de noviembre de 2021

 

24 de noviembre de 2021. Miércoles.
DONDE TIRITA EL FRÍO

La llama de la vela, alienta. F: Prensa

-Ya se ha presentado el frío y nos señala con su dedo aterido –largo, descarnado– que llega el invierno. El invierno es como un hueso mondo, que parece señalar siempre los polos, donde tirita el frío. Como repliega a las sombras, el calor consigue que se repliegue el frío. Un alma fría, sin embargo, hace que el corazón sea un témpano y gotee desafecto, incluso antipatía. Esta es la razón por la que intento tener caliente el alma, para que inflame –arda– mi corazón. Dice el escritor turco Mahmet Murat: «Cuando el invierno en tu alma coincide con el invierno de la naturaleza, entonces es cuando sientes realmente el frío». Es esta la razón por la que conviene calentar el alma: la oración, el acto de caridad humilde, la mirada amable, incendian, alejan el frío, lo gélido de la naturaleza, que no perdona. Aunque, a veces, sea mejor ser frío, como dice el Apocalipsis, que indiferente: «Ojalá fueses frío o caliente. Pero cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca». Esto es lo decía San Juan en el Apocalipsis a la iglesia de Laodicea; y una iglesia con una vida espiritual frágil, etérea, sin compromiso por el evangelio, sin cruz ni resurrección, con solo palabras y molicie, con solo dormición y bostezo, es vomitada, Diario, devuelta a la mediocridad, a la intemperie de la vida sin Dios, donde aguarda la soledad más extrema: el desamor más frío (13:07:53).

martes, 23 de noviembre de 2021

23 de noviembre de 2021. Martes.
CON ALAS EN LA MENTE

Amanecer, desde mi balcón. Casa Sacerdotal. Murcia

-Tras una noche fría de lluvias finas, lluvias de cendal, y sorteando nubes, ha reverdecido el sol. Con el bisturí de su luz ha ido rasgando nubes, haciéndose, al fin, realidad luminosa. Durante un tiempo se ha detenido en mi biblioteca y ha leído sus silencios, como si abriera su intimidad, desnudándola. Luego ha llenado los cielos de esplendor, ha marchado a hacer su recorrido triunfal y a seguir meditando lo que ha leído en los libros. Con la luz, irá regalando silencios, asombrados, al mundo. Y decir, que en este retiro mío con sacerdotes, he descubierto a un escritor (filósofo y profesor), de hondas convicciones religiosas y ferviente opositor a todo autoritarismo: Nikolía Berdiaeff. Es ruso y anduvo por el comunismo, al que dejó por la libertad, como se deja un mal amor. Ser libre es andar por el mundo pensando que nada te ata, que todo vuela, en ti y en tu rededor. En su libro El sentido de la historia (que prometo acabar de leer) escribe: «Las bases espirituales de la sociedad son eternas; en cambio, todas las fuerzas sociales, políticas y económicas son transitorias». No sé por qué, Diario –o sí lo sé–, leer cosas así me devuelven la esperanza en el ser humano, y me reafirman en la fe en el Dios que me pensó y me permitió vivir como un soñador libre, con vuelos, sin prejuicios y tolerante, con alas en la mente (12:37:24).

lunes, 22 de noviembre de 2021

 22 de noviembre de 2021. Lunes.
CECILIA, O LA MÚSICA DE DIOS

Belleza de Dios en Murcia, esta tarde. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Digo Cecilia y me nace música en la boca, la música de la gracia y la santidad. Como se percibe el olor de lo santo, también se escucha, si se presta atención y aunque no se diga, su música. La santidad es música en los ojos y en las manos; en los ojos es paz y en las manos, ofrenda. La santidad –el amor–, dice San Pablo, es paciente, no es envidiosa, no se envanece, no es egoísta ni se irrita, desecha la injusticia, busca la verdad. En los ojos de Cecilia –era la luz, el  reflejo de su alma– se oía la música del amor divino, que se hacía melodía en su boca. Dicen las Crónicas, que, cuando estaba siendo torturada, Cecilia cantaba, olvidando los dolores de su martirio. Cantando hacía presente en su martirio a Dios, que sufría en ella. Se dice que en la música de Bach se quiere expresar, lográndolo a veces, la belleza de Dios; en la vida de Cecilia se escucha como música, no la belleza, sino la misma vida Dios; vida que es Amor. ¿Por qué Santa Cecilia es patrona de la música? En La Leyenda Aurea, famoso tratado hagiográfico medieval, se cuenta que, en su martirio, cantaba gozosa: «Que mi corazón y mi carne permanezcan puros, Señor, y que no me vea defraudada en tu presencia». Y en todo caso, Diario, cualquier vida santa es nota músical, gloriosa, en la gran Sinfonía –magistral e inacabada– de Dios (18:50:32).

domingo, 21 de noviembre de 2021

21 de noviembre de 2021. Domingo.
REALEZA QUE NO CREA VASALLOS

Signo del Rey de reyes, corona crucificada. Varsovia. Polonia. F: FotVi

-Me gusta hablar de realeza, cuando ésta no crea vasallos, sino reyes. Al Rey que encarna esta realeza le llaman Rey de Reyes; y no porque esté por encima de otros de su misma alcurnia, sino porque se pone a la par de aquellos a los que él mismo ha hecho reyes. Este Rey comparte su realeza y sólo pide a los de su estirpe que se hagan dignos de ella. Ser digno de ser rey en este reino de reyes lleva consigo admitir que de la justicia brota la paz, y de ésta, el amor. Y que no puede haber vida sin luchar por hallar la verdad. Y que, hallada la verdad, la vida se hace santidad o humanidad que comparte, y trata, por tanto, de eludir egoísmos. En este reino de reyes, sobran las coronas, a no ser que sean de espinas. Es más asequible la corona de espino que la de oro y brillantes; está más al paso en el camino y se puede coger de cualquier zarza o sufrimiento propio o ajeno. Con corona de espinas se puede ser más samaritano –detenerse en el camino y atender al herido, dándole tu mirada y tus manos–, que con corona de oro y pedrería. Hoy, fiesta de Cristo Rey, me apunto, Diario, al reino de este Rey, que solo busca reyes y no siervos para su reino, reyes que él mismo hace y corona, y redime, si en algún momento pierden su realeza. La cruz es el trono de este rey, coronada de espinas  (20:35:57).

sábado, 20 de noviembre de 2021

20 de noviembre de 2021. Sábado.
NO HAY NIÑOS MALOS

Educando a la pobreza, con cariño. Misioneras de la Caridad. F: Googel

-Sigue la lluvia, sigue la alegría del cielo regando la tierra. De igual modo que una sonrisa de niño, en brazos de su inocencia, inunda –llueve– de claridad el cielo. Hoy, Día del Menor, se hace enormidad lo insignificante, y más valiosos los ojos del niño, que, absortos, contemplan maravillados el mundo. «¡Ah!» exclama el niño; y es como si dijera luz, belleza, silencio, color, tiza, pizarra, escuela, maestro, madre, padre, quizá Dios, sin saberlo aún. No hay niños malos, sólo infelices. Como dice María Montessori, especialista en enfermedades mentales: «La educación temprana de la infancia es clave para mejorar la sociedad». Educar a un niño, es como pulir, con paciencia y sabiduría de orfebre, un diamante. Se le van quitando esquirlas,  lacras, lo que oculta su belleza, hasta quedar útil para lucirlo. Al ver a tantos niños maltratados, echados a la calle, en trabajos inhumanos, pisoteados, violentados, pienso en los derechos de los niños, y entro en dudas sobre la verdad de que el ser humano esté hecho «a imagen de Dios». Estos derechos son: «Derecho a la supervivencia y a la salud –campos de refugiados y migrantes en el mundo–; derecho a la educación, al juego, a la protección, a no ser separados de su familia, a tener un nombre, a opinar y a ser escuchados». Tener un nombre, lo que nos distingue y nos hace únicos, libres, elegidos. Hoy, Día del Menor, rezo a Dios por la niñez indefensa, maltratada, sin asideros a los que agarrarse, abandonada en las cloacas de la sociedad, para que se libere de la humillación y pueda contemplar el cielo nuevo y la tierra nueva en la que, a salvo de cualquier injusticia o vejación, opinando y siendo escuchados, redimidos, merecen estar. Así lo pido, Diario, y así deseo que sea (17:49:12)

viernes, 19 de noviembre de 2021

19 de noviembre de 2021. Viernes.
EL HISOPO DE LA LLUVIA

Luna llorosa, anoche, en el cielo. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Han vuelto, emocionadamente, con la sencillez de una bendición, las lluvias. El hisopo de la lluvia ha exorcistado los campos y las montañas, y ha aumentado el caudal de manantiales y ríos, tocando, humedeciendo raíces del bosque y del trigal, que duermen en la tierra. En invierno, la belleza se enclaustra, se hace meditación e intimidad, reverencial plegaria callada. En primavera y en verano la belleza sale al exterior, y se hace flor precursora en el almendro, y más tarde trigal, y bosque inmenso: abundancia; hasta que llega el otoño, y, como una buena madre, duerme otra vez en sus brazos al invierno y lo hace lentitud, sueño de exuberancia, himno y germen de prosperidad. Con la pandemia, sin embargo, todo parece ser invierno, sin salida, como tapiados en la adversidad; no hay día que no den –televisiones, radios, prensa– una cifra penosa de muertos: 100, 50 –más o menos–, cifra siempre excesiva, inasumible, para llorar. Aunque vuelvo a Cervantes y él me da una lección de esperanza, y, con amabilidad de amigo, me corrige y me dice: «El hombre bien preparado para la lucha, ya ha conseguido medio triunfo». Bello axioma, Diario, que, desde el silencio y la humildad, intentaré poner en práctica, hasta dar con la primavera lúcida y florida del triunfo, donde se oscurezcan los miedos y aparezca la fortaleza del ser humano, don de Dios, iluminación que alienta y fortalece, y se hace belleza inmortal (17:57:16)

jueves, 18 de noviembre de 2021

18 de noviembre de 2021. Jueves.
SOSIEGO, EN ESPERA

Paloma que mira, absorta, en mi balcón. C.Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Leer la prensa es como morder el limón de la desgracia y que se te agríe el corazón. Muerdo las noticias y lloro; luego me alivio rezando. Rezar alegra el alma y anima la esperanza. Y colma la boca de paz. Dios, por unos momentos, habita la boca y la hace basílica de concordia, armonizando y cosiendo desgarros y haciéndolos palabras de bondad y tolerancia, de sosiego en espera. Los trabajadores del metal, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, los transportistas, los ganaderos, preparan huelgas antes de la Navidad. El descontento se extiende como una mancha pavorosa de aceite. Y el Gobierno, haciendo leyes que enfrentan, y derogando otras que unen y llaman al perdón, y a darse las manos, y a mirarse sin ira, olvidando y perdonando. Mientras despenaliza los piquetes violentos en manifestaciones y huelgas, condena a los que rezan sin acritud y de rodillas, y a más de cien metros de las puertas de las clínicas abortistas. Las que trituran fetos y los venden al mejor postor, para que los comercialicen. ¿Recuerdan al doctor Josef Mengele, al que llamaban «el ángel de la muerte» en el campo de exterminio de Auschwitz Birkenau? El día se llueve, quizá llore los agravios y desmanes de este Gobierno insensible, farsante, depredador. Y por el que, no obstante, rezo, para bien de aquellos a los que mal gobierna, como los niños con la luz de la inocencia aún en los ojos, o las madres libres de ideología, o los padres laboriosos y decentes, o los abuelos que llenan y alumbran los parques de hermosos recuerdos y migas de pan, para que picoteen las palomas; rezo, Diario, y espero; espero porque Dios, nunca falla (11:30:17).

miércoles, 17 de noviembre de 2021

17 de noviembre de 2021. Miércoles.
LA SORPRESA

Barraca murciana, en la huerta. Murcia. F: FotVi

Escribía yo el 17 de noviembre de 2012: La sorpresa lo es cuando algo que sucede te coge desprevenido, que es como un aprovecharse de un cierto desvalimiento o desabrigo tuyos. Si dormitas, te sorprende la gota de agua de una broma en la comisura o el roce de una pluma en la nariz. Te desgañitas haciendo aspaviento. Resoplas y gesticulas, y eres inocente causa de risas inocentes. La risa de las bromas es risa (casi siempre) sin mala intención, risa lírica, pues, o risa de espuma de cava solo. Pues andaba yo el sábado 15 por la avenida cosmopolita de Facebook, saludando y dejándome saludar, cuando de pronto me sorprendió un mensaje. O una mirada, y era alguien que me decía: «¡Te he visto!». Algo parecido a lo que le ocurre al personaje de Italo Calvino en el cuento Los años-luz, de Las cosmicómicas, que desde una galaxia a cien millones de años-luz, distinta de la que él está, le ponen un cartel en el que se podía leer: ¡TE HE VISTO!, llenándolo de inquietud y miedos. Una amiga de la infancia, me enviaba este mensaje: «¡Hola, Vicente…! No suelo entrar en Facebook pero hoy, al ver que el amigo Illán me nombraba, me ha picado la curiosidad y: “¡Te he visto!”. Aquí me tienes para comentarte que la semana pasada en La Casa Regional de Murcia en Valencia, oí cómo recitaban unas poesías tuyas, preciosas (Final y Muchacha, tú), arropadas por la calidez de un piano y… ¡me emocioné! Te felicito de corazón y no sé si me recuerdas, pero como sigo siendo bastante lanzada y el público murciano lo demandaba, yo recité “La cebolla”, de Esmeraldo Cano y he de confesarte, que los dos “triunfamos”. Tú, por merecida justicia a tu inspiración, y yo… Pues no lo sé, pero mi acento murciano que no he perdido, afortunadamente, hizo que nuestros paisanos se encontraran en claro transporte imaginario al corazón de nuestra tierra. Si llego a saber que tu poesía estaba programada, te habría recitado yo, aunque la rapsoda lo hizo muy bien. Recibe mi afectuoso saludo. Carmen Sabater.» Como ves, Diario, esta fue la sorpresa: hay quien recita en tertulias literarias (y nada menos que en Valencia) tus poemas, lo que es de agradecer. ¿No te parece? Y como ves: el «¡Te he visto!», no era nada inquietante, sino revelador de una antigua amistad. Hoy recuerdo; y recordar es vivir dos veces: el haber vivido entonces, y el vivir ahora, y esto me consuela, y, aunque envuelto en añoranzas, me rearma (20:18:31).

martes, 16 de noviembre de 2021

16 de noviembre de 2021. Martes.
11: SIGNO (¡!) DE ADMIRACIÓN

Reverenciando la luz, en el jardín. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Ayer Candela –mi sobrina-nieta– cumplía 11 años; años vividos entre signos de exclamación: (1Candela1). Es el 11 semejante al signo (¡!) que describe nuestra sorpresa por algo que es maravilla, éxtasis: algo que nos causa asombro. Si a los signos que forman la cifra 11, se les coloca un puntito arriba, y a uno de ellos lo pongo del revés –el puntito boca abajo–, habremos conseguido hacer del 11 un signo (¡!) de admiración. En todo caso, Candela es fascinante. Como un centelleo de luz en el agua, que irradia claridad. Crece, y lo va haciendo en edad, en sabiduría y en gracia, delante de Dios para su complacencia y delante de los hombres, para su bien. Como cualquier otra niña despierta, perspicaz, lúcida, va escalando los peldaños de las matemáticas, la historia, la lengua, los idiomas, sociales, hasta dar con la religión, donde halla valores, que luego le enseñan a vivirlos, a hacerlos discernimiento y amor. Dice que le gusta pintar, y la investigación, y estudiar, y el deporte, y comer palomitas; juega en el equipo infantil de baloncesto del colegio La Salle y en el agua es una sirena deslizándose con la suavidad de una mano sobre las alas de una paloma. O tal vez sea ella la paloma, el vuelo, la elevación, el hermoso texto que empezó a escribir hace 11 años, y que hoy sigue floreciendo en rosal con rosas. Candela, cumple años, cumple luz: sé epifanía del bien, asombro que asombre, sutil evangelio de Dios en tu ambiente, un acorde más de la excelsa e inacabada sinfonía de Dios en el mundo. Candela, Diario, no ha cumplido años, sino perfección, exquisitez, delicada feminidad, que centellea, que luce. ¿No lo sientes? (11:25:40).

lunes, 15 de noviembre de 2021

15 de noviembre de 2021. Lunes.
CON MÚSICA DE ROCK AND ROLL

Poemillas de Navidad anteriores, en descanso. F: FotVi

-Ya está en la imprenta mi nuevo poemilla de Navidad (digo poemilla, si no ofende, por ser de humildad pretendida, deseada). ¿Cuántos van? Desde 1991. Así como el año pasado el poemilla fue un tanto heterodoxo, el de éste lo es teológico y conciliar, casi tridentino. Al del año pasado hasta se le podía poner música de los Eagles o de Santana y quedar bien; es decir, se le podía vestir de los ritmos y vorágines del rock and roll, de sus pentagramas locos, y quedar como villancico de Navidad, algo histérico, pero villancico. No estaría mal un Nacimiento –aunque fuera de Salzillo– con ángeles cantando el hosanna con música de hard rock, o rock duro. En vez de hosanna en las alturas, se podría cantar hosanna en las guitarras, y en las baterías; o sea, hosanna a ras de tierra; y todo acompañado por un órgano, instrumento catedralicio por excelencia, y mitral, siempre que un fraile ido (marchoso y con flequillo, que diría Umbral), desgañitara el instrumento, haciéndolo ruido maravilloso, y deserción de la estética tradicional, gregoriana, tan suave y de leve oleaje, de tanta belleza. Un CD así, no estaría mal. Sólo que habría que prevenir que las bóvedas de los templos no saltaran por los aires hechas añicos de piedra y música, y con Dios tapándose los oídos; aunque, por estar acostumbrado Dios al estruendo de las cataratas y las estrellas, y al fragor del pecado de los hombres, estimo, Diario, que no le afectaría para nada al oído esta música ¿endiablada?; endiablada, pero interpretada, sin embargo, por ángeles, e inspirada, quizá, en el dolor del mundo, donde Él también se encuentra, y más desde aquella cruz del Gólgota, terrible. Cánticos a Dios en las alturas y también –¿por qué no?– en la tierra, a las gentes –desvalidas, olvidadas– de buena voluntad (12:59:41).