1 de diciembre de 2021. Miércoles.
UN PEQUEÑO SOL
UN PEQUEÑO SOL
-Digo sol –plenitud, libertad, donada generosidad, amor– y lo meto en un
poema, para cuando me haga falta. En los días de frío, leo el poema y así
caliento mi interior. Del interior nacen los fríos más intensos y destructivos,
y los más difíciles de reanimar. Pero también en mi interior, donde aletea el
Espíritu, se halla la raíz de toda virtud. Darle luz al espíritu es empezar a
alumbrar, desde ti mismo, la mente y el corazón, y los pasos, y la calle por
donde vas, y las sonrisas que das y que recibes, y enardecer con calor el frío
de la injusticia. Y es que si hay luz y hoguera en tu interior, se llenarán de
luz y calor tus actos. Y serás como un pequeño sol, que caliente –en su órbita
de bien–, todo lo que caiga en tu derredor. El sol del amor, que como dice San
Juan de la Cruz, «ni cansa ni se cansa». Es un sol que hace arder la nieve. «No
fue un sueño, / lo vi: /La nieve ardía», canta Ángel González. En invierno se busca
el sol; en verano, la sombra, no el frío. Ahora, en el tiempo del frío, Diario,
saco mis poemas y los leo, y los hago combustión y fogata en las palabras, que,
al leerlas, se hacen melodía de luz y calor en mi hermosa ancianidad;
ancianidad que cada día cree nacer con el Dios pobre de la Navidad, y que, si
hay amor, como dice un himno de Laudes, «nace en mí, y también en cualquiera»
(12:35:56).
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