viernes, 24 de diciembre de 2021

 


24 de diciembre de 2021. Viernes.
BALBUCEO EN BELÉN

Mi humilde Belén, enorme en ternura. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-«Y sucedió –dice San Lucas– que… se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito». Y San Pablo: «Ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres… ha aparecido la bondad de Dios y su amor al hombre». Y ahora a nosotros sólo nos queda escuchar; escuchemos este idioma, nuevo, distinto, e intentemos deletrear la Palabra. Dejemos que el evangelio, palabra todo él –Buena Noticia–, nos hable, y nos señale el camino. Para la libertad sólo hay un camino: el de la verdad. «La Verdad os hará libres», dijo Jesús. Hoy la Palabra se ha hecho balbuceo en Belén, que es otro modo hablar, de decir, aunque sólo sea en un susurro infantil, sin deletreo de sílabas, pero susurro que expresa, y que, en ocasiones como ésta, se dice al oído, como las grandes cosas entre amigos. El evangelio, hoy, es sólo balbuceo: «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado», dice Isaías. Un niño en brazos de María. Una vez más, la liturgia hace estos milagros: Emmanuel, en Belén, es un evangelio −gorjeo−, que, sin hablar, dice. A veces, la ternura está hecha de miradas y gorjeos. Sólo. Y yo, Diario, pido poder escuchar y entender este nuevo y hermoso modo de amor; amor que es sólo presencia y esperanza, y gracia de Dios, entre pajas, o el evangelio de los gorjeos (17:28:04).

jueves, 23 de diciembre de 2021

23 de diciembre de 2021. Jueves.
MISTERIO EN LA PAJA

Belén de arena, Las Canteras. Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi.

-Mañana se estremecerá el silencio: va a nacer la Palabra de Dios y se va a hacer evangelio, misterio en la paja, gorjeo celeste. Veremos a un niño, indefenso, llorar, reír, ser amamantado, dormirse, con un dedo en la boca, en brazos de María, la bella nazarena, virgen, y que, misteriosamente –Dios y el milagro–, es madre. María, o “Jardín de Dios" –Carmen–, en la tierra. Un día contaba yo que no había podido dormir, a causa de un poema que se me había enredado en la mente y no me dejaba estar. Me venía un verso, me levantaba, lo escribía, y me volvía a acostar. Todo empezó con este sencillo acontecimiento, con este primer verso, que me distrajo del sueño. La inspiración dio en mí, como si alguien escribiera algo en mi mente y quebrara mi descanso. Dio tan fuerte, que me levanté y escribí estas sencillas e impresionantes palabras: «Navidad es el misterio». Y ya no pude dormir, uno tras otro, los versos se fueron sucediendo, hasta el final, sensible y amable, con un niño riendo. Y, de este modo tan especial, vi amanecer, dichosamente. Éste, Diario, es el poema que me salió, como una nube fecunda que lloviera al Salvador; poema que hago felicitación, mi Felicitación –para todos– en Navidad.


Eso es, Diario: sed felices, si así os parece; sin forzar, como quien da una gota de agua en el desierto y el sediento la bebe con deleite, hasta agotarla. Gracias, por todo, a todos (11:56:53).


miércoles, 22 de diciembre de 2021

22 de diciembre de 2021. Miércoles.
NAVIDAD, LOTERÍA

Soñar no cuesta dinero, dijo el pobre. De mi colección. 

-Hoy, la mitología sale a nuestro encuentro y nos alía con Fortuna –o Tiqué–, la diosa de la suerte, del azar, del fasto. Día, pues, de ventura, de felicidad; pero también, si no toca la lotería, de disgusto, de –casi– frustración. Aunque menos, pues queda la salud, y la fortuna de que nazca Dios, y la otra fortuna, luminosa y creativa, nacida de nuestras manos esforzadas. La lotería –de Navidad– es el arma de guerra, sin embargo, de la diosa Fortuna. En este tiempo de desgracias, no viene mal una pequeña llama de luz –luciérnaga en activo, aunque sea pagana– en el día, de noche siniestra, en el que nos movemos. La pandemia, la crisis económica, tanto llanto, tanta pérdida, Gobierno reñido con la verdad, políticos, algunos sin alma, que cocean y escupen consignas, sin más trascendencia que el ruido, ruido de serpiente de cascabel. O de perversidad ruidosa. No obstante, como dijera Robert A. Heinlein, escritor de ciencia ficción: «La alegría más segura y generosa proviene de ser feliz por la buena fortuna de los demás». O, sin que toque la lotería, vivir la alegría de que le haya tocado al otro; es decir, en vez de lotería, Evangelio, y en vez de dinero, alegría, congratulación. Dice el Eclesiastés, libro sabio, que «la alegría del corazón es la vida del hombre, y el gozo, la prolongación de sus años». La tristeza, aunque se sea joven, hace viejos, cavernosos, y deprime al vecino del piso de al lado; dale al cercano la alegría de verte alegre, feliz, contágialo, enriquécelo, del bien de la amistad (12:09:36)

martes, 21 de diciembre de 2021

21 de diciembre de 2021. Martes.
BELLOS ACORDES DE CONVIVENCIA

Así amenecía, hoy, en Murcia. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Esta mañana, cuando el sol se anunciaba –todavía era solo un revuelo de claridad roja en el horizonte; luego, a ratos, lo han ocultado los nublos hechos llovizna, es invierno–, una bandada de palomas volaba valses en el cielo. Y, en el rezo, entre labios, he dicho: «Gracias, oh Dios, por volar con las palomas». Y he pensado que la palabra de Dios –«Y dijo Dios: “Bullan las aguas de animales, y aves revoloteen sobre la tierra en el firmamento celeste»–, jamás muere: es aliento –soplo– perenne en todo aquello que existe. Vuela en el vuelo de las aves y bulle en los animales que pueblan las aguas del mar. Quedar en las palabras es hacer objeto de permanencia –reliquia– aquello que se dice. Samsagaz, en Las dos torres, segunda parte de El Señor de los Anillos, de J. R. R. Tolkien, comenta: «Me pregunto si algún día apareceremos en las canciones y las leyendas». ¿Y a qué este interés? Para poder ser recordado junto al fuego, hecho recuerdo –presencia–, muchos años después: el recuerdo, en las palabras, es piedra tallada que habla de los acontecimientos pasados, haciéndolos brillar en la actualidad, como realidad que estuviera sucediendo ahora. Estamos viendo y sintiendo la fuerza de las palabras en este tiempo de adviento, que prepara la Navidad, te hacen recogerte, pensar, dulcificar tus iras, intentar poner en tono divino tu espíritu, hacerte villancico en las boca de los niños. Es decir, reír con el amor y la amistad, reconstruir el cielo nuevo y la tierra nueva, dar la mano y repetir con los ángeles: «Gloria a Dios en la alturas, y en la tierra paz». Paz y armonía, Diario, bellos acordes de convivencia en esta Navidad todavía maltratada por la pandemia, pero que vuela en alas de palomas de esperanza, en las que Dios –que nace– se hace un hueco en Belén (13:06:25).

lunes, 20 de diciembre de 2021

20 de diciembre de 2021. Lunes.
LA BELLA MÚSICA DEL ÓRGANO CATEDRALICIO DE TODAS LAS COSAS

El sol y la vida, en el cielo. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi.

-Sale el sol, me da en los huesos y sonríe en los ojos. Los ojos, a los que he enseñado a sonreír tras la mascarilla. El sol, hoy, se ha hecho legión, tropel, en la vida y en las cosas; alejadas las lluvias, ha llegado el sol, risueño y complaciente, y ha sacado de sus escondites a humanos y animales, y a plantas; hasta el hormiguero, esta mañana, se ha llenado de vida hacendosa. Y el pájaro, un gorrión, ha cantado: se le han instalado un racimo de corcheas en la garganta y, dejándolas ir, ha cantado. Se despereza un poco el otoño, y pone en marcha la bella música del órgano catedralicio de todas las cosas. En un día así, todo es canto, en el tiempo y en la vida. A pesar de las penurias económicas y morales de nuestra sociedad, y a pesar del miedo; la penuria, hoy, se hace, sin embargo, sol y esperanza. Un hormiguero se abre y suelta hormigas sin parar: nos da una lección de laboriosidad y no de holganza. El trabajo, tan necesario en esta hora de paro y apatías, y de abundacia de políticos intelectualmente difusos, acéfalos casi, y que medran a la sombra de lo progre –o mamandurria–, y del desahogo inmoral. Las hormigas se mueven y trabajan como si siempre estuvieran construyendo pirámides; bajo tierra, sin descanso. Para conservar la vida. Y pienso: Dios se nos da en la vida, y no en la muerte. «En Adán, todos mueren; en Cristo, todos vuelven a la vida», dice San Pablo. Vivir en Cristo es el anhelo de todo creyente, que vive en la esperanza de no morir para siempre; creer, vivir, esperar a Dios en el umbral mismo de la muerte, Diario, es vivir sin morir (11:40:13).

domingo, 19 de diciembre de 2021

19 de diciembre de 2021. Domingo.
SU «SÍ», LA LLENÓ DE DIOS

Anunciación, Fra Angélico. Florencia. Italia. 

-Domingo 4º de adviento, y la esperanza se enciende, llamea: «La Virgen dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel», profetizaba –soñaba– Isaías. Isaías veía, contemplaba el porvenir, y lo decía, exultante de gozo. María, tierra fecunda, habitación cerrada, pura, se entregará al Espíritu Santo, y recibirá en su seno la simiente del Hijo de Dios, que ha de nacer Emmanuel. Dijo «Sí», y su «Sí» la llenó de Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu se dan cita en su seno y en él encarnan su Palabra, para que ésta «acampe» entre los hombres. Desde entonces, el nacido de María será «Dios-con-nosotros». Su tienda; es decir, sus llantos, sus risas, sus sueños, las palabras que dirá y las que se llevará con él, su vida toda –como un rosal–, vivirán en su tienda de peregrino, junto a la nuestra. Peregrino porque va hacia el Padre y lleva consigo, abrazado como un buen libro de muchas hojas, el racimo de la humanidad, para tratar de salvarla de sus errores, que la Escritura, desde antiguo, llama pecado. Del pecado del hombre vienen sus angustias y tribulaciones, sus caídas y desplomes, tantos abismos. Pero ahí está el Hijo, que, tras el Sí de María,  dice: «Me has preparado un cuerpo…Aquí estoy yo, oh Dios, para hacer tu voluntad». El otro Sí, el del Hijo, que hace posible el poder ser Hijo del Hombre. Y, así, con la luz de su vida, se escribe el evangelio, reflejo de María. Evangelio que anuncia el nuevo día, en el que Dios será Amor y Crucifijo; o Amor que se da partido en la Cruz y hecho claridad, repartición, en la Resurrección. Original eucaristía de Dios, Diario, que ya se nos anuncia en Navidad (12:05:06).

sábado, 18 de diciembre de 2021

18 de diciembre de 2021. Sábado.
UN MODO DE SUSPENSE

Llueve en Murcia, parpadeando. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Convertirse es un modo de suspense. Sólo quien no tiene fe puede convertirse a la fe. Convertirse es el trueque de «no tener» a «tener». Es carecer de algo que al fin se logra. En un lento proceso, a veces. A lo largo de la historia, conversiones ha habido muchas: desde Pablo a Agustín. Es como si Dios animara desde la clandestinidad. A ese animar, el creyente lo llama gracia. Dios no se deja ver, por no molestar, pero alienta. Dios es discreto. Aunque haya algún momento en el que se haga destello y deslumbre, y precipite así la conversión. A San Pablo este destello lo tiró del caballo, y creyó. Dios, pues, luz para la inteligencia. Ha habido conversos en cualquier ámbito de la ciencia y el arte. Y las causas o circunstancias casi siempre han sido distintas. Dios se deja ver por resquicios inverosímiles y extraños. Estos resquicios suelen ser la lectura o el ejemplo, o el afán de hallar respuestas a preguntas que uno se hace. Chesterton cuenta que el principio de su conversión se debió (si no del todo, pero sí en gran medida) a una lectura. Lo que a algunos causó pavor y aun un susto teológico, a Chesterton le produjo una alegría y un descanso especiales. Dice que un místico católico escribía sobre la Virgen María: «Todas las criaturas deben todo a Dios; pero a Ella hasta Dios mismo le debe algún agradecimiento». Así es: Dios le debe a María el haber dicho Sí a la propuesta del ángel, en la Anunciación. Y es que convertirse es un modo de suspense, de intriga inquietante, hasta que –con Dios sonriendo un poco entre bambalinas– sucede, y el milagro de la luz se consuma. Ah, decirte, Diario, que el día ha abierto ceniciento, como un bosque quemado, y llueve (20:23:28).

viernes, 17 de diciembre de 2021

17 de diciembre de 2021. Viernes.
UN SOPLO DE AIRE

Biblia de Gutemberg. Googer

-El libro, ese don que hace el bosque –el papel– al ser humano, en el que éste escribe sus sueños, sus debilidades, y aun la grandeza de ser inteligente. En los libros se cobijan, como en un baluarte, las palabras, que, según Irene Vallejo, en su libro El infinito en un junco, «apenas son un soplo de aire», pero aire caligrafiado que llena bibliotecas, y abre claridades a la sabiduría. Bien sea desde una biblioteca restringida, pequeña, con brasero para leer en invierno, o inmensa como la de Alejandría, que ideó e hizo casi infinita Ptolomeo III, rey de Egipto. Decía Cicerón: «Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín, ya no os faltará de nada». En el libro se ejerce la libertad, el pensamiento se enriquece, se vigoriza el espíritu. Es bálsamo y es acicate, y es, sobre todo, ciencia que llama, con nudillos de humildad –el libro–, a la puerta del conocimiento, para dejar en él su semilla. Desde los sumerios, año 4000 a. C., hasta nuestros días, el ser humano ha ido progresando en el modo de dejar escritos sus sueños, sus reflexiones, sus ideales. Primero fue en tablillas de arcilla, luego en rollos de papiro, en pergaminos, en tablillas de cera, en códices, hasta los tipos móviles que dieron origen a la imprenta, y con la imprenta –milagro– el primer libro impreso, la Biblia de Gutenberg, siglo XV, hasta nuestros días. Poseer una biblioteca, aunque sea limitada, es un privilegio, o como decía Pérez Reverte, «un proyecto de vida». En Egipto a las bibliotecas se las llamaba: «El tesoro de los remedios del alma». Sin bibliotecas, Diario, no existiría el pasado, y el presente se presentaría embrutecido, con la barbarie como única vereda posible hacia la perversidad y el desencuentro de los humanos entre sí y la naturaleza, originándose el caos inicial, la total aniquilación (18:04:21)

jueves, 16 de diciembre de 2021

16 de diciembre de 2021. Jueves.
EL AMOR, ESE ESTREMECIMIENTO

Pequeña llama blanca en el jardín. Estambul. Turquía. F: FotVi

-Me he puesto tan festivo hoy, que (muy de mañana) he escrito un poema; pero para no decirlo. Decirlo sería un acto de inmodestia y no lo entendería el poema, que habla de humildad. La humildad del agua, de la fe, del silencio que alberga en la vitrina una copa de oro vacía; también del silencio de Dios, tras el Big Bang. Yo no hablo del Dios en el que no creen agnósticos y ateos (dos ramas del mismo árbol), sino del Dios en el que yo creo: el que es Amor, y estremecido. Yo deseo participar de ese estremecerse de amor por algo, por las cosas más débiles, más inseguras. Lo deseo. Esta mañana me he detenido en contemplar una pequeña araña, parda, apenas un montoncito de cabeza de alfiler moviéndose por la barandilla del balcón. La miraba y ella, con sus varios ojos negros, terribles, me miraba a su vez; sus ojos en pareado, de dos en dos, como varias noches mirándome. Aunque apenas ven –dicen–, miran que asustan. Y me he detenido a mirarla porque es una parte del mundo, una mota del gran universo, y la he respetado, la he dejado ir, la he dejado en su afán de devanar hilos para hacer su trapecio, su casa del vivir y el cazar, y sus cuatro pares de ojos –terribles noches– mirando. Festivo, he hecho un poema, que no digo; pero que tú, Diario, en cuanto acabe estas notas sobre el amor, oirás: sobre ese estremecimiento –o vibración– de Dios, del que yo participo; y tú, si así lo deseas (18:16:32).




miércoles, 15 de diciembre de 2021

15 de diciembre de 2021. Miércoles.
ROPAJES PARDOS

Otoño y niebla, meditación en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi.

-Neblinas. El día, para decirnos que estamos en  otoño, se ha vestido de ropajes pardos y capucha monacal. Se ha hecho monje de Silos y ha humillado la cabeza, como recogido en oración. O quizá esté en oración; el tiempo, el espacio, las cosas todas, también rezan. A su manera, musitan oraciones. Y es que con estar, con ser –es la belleza modela por Dios–, ya dan gloria a Dios, es la suya oración o plegaria estática. La rosa –con serlo– ya está alabando a Dios, como la estrella o el mar, o el colibrí libando polen, o el silencio que deja una palabra tras ser dicha. «Prefiero un silencio a palabras necias», dijo el sabio, oyendo los rifirrafes –que no discursos–, que se tiran, con aerosoles de baba, en el Congreso los diputados. Los aerosoles del mal son más fluidos y persistentes que los del bien. Decía Borges: «No hables a no ser que puedas mejorar el silencio». Que los aerosoles de la estupidez no contaminen la pureza del silencio. El silencio en el bosque, en el mar, en el firmamento estrellado, es más elocuente que miles de discursos vacíos o, en todo caso, llenos de bajeza y de odio. Me quedo en los ojos de un niño, que, en su asombro, me dicen lo que yo no sabría decir con palabras. «Esa luz que sólo se escucha cuando nos desprendemos de nuestro yo», dice Cristino de Vera, el artista del silencio y de la luz; luz y silencio que extrae de pintar la tiniebla. Ahondar en el silencio, Diario, es entrar en tu interior y descubrir la luz y las sombras que te habitan, y que te hacen ser tú, y responder, volviendo la cabeza, cuando oyes tu nombre (11:39:24).

martes, 14 de diciembre de 2021

14 de diciembre de 2021. Martes.
JUAN DE LA CRUZ, POESÍA

Belleza de Dios en las alturas. San Salvador de Cora. Estambul. F: FotVi

-Digo San Juan de la Cruz, y la poesía se hace luz, cadencia amorosa en mi boca. La claridad me invade, me llena de la suave fragancia de su palabra. La poesía de Juan de la Cruz es toda ella ascensión, vuelo del alma, hasta dar –hallazgo místico, espiritual, gozoso– con Dios. Y una vez hallado Dios, «el rostro recliné sobre el Amado», dice el Alma, y la noche oscura se torna paz y regalo para la Amada. El Alma se abandona en el Amado. El Alma descansa en Dios, como en un prado de «azucenas olvidado». Hoy celebra la iglesia a San Juan de la Cruz, poeta del amor humano que se ensancha y estremece en el Amor de Dios. San Juan de la Cruz bebe en la Escritura Santa y la reescribe, vertiéndola en versos sencillos y de inigualable hermosura. La Sagrada Escritura es el alimento de su alma y de la poesía que de aquella emana. Escribe: «El efecto que hace en el alma el habla de Dios es enternecer y derretir de amor». «Tengo para mí –dice el escritor Ramón Llamas– que muchas de la experiencias místicas, que él cuida con tanto recato, las recibió en la lectura y meditación de la Escritura, especialmente del libro de los Cantares». El Cantar de los Cantares es poesía, que San Juan sublima, hasta parecer que sus palabras, imágenes, metáforas, las inventara él, de tal belleza adornaba sus escritos y poemas. Nos cuenta el P. Feliz García que, momentos antes de morir, cuando comienzan los religiosos que le acompañan a recitar la recomendación del alma, se dirige al Prior y le pide: «Dígame, Padre, de los Cantares, que eso otro no es menester». Y al oír los versos del Cantar, exclama: «¡Oh, qué preciosas margaritas». San Juan de la Cruz, destilaba poesía, como la luz destila claridad, colores, presencia, armonía. Hoy, Diario, es día de poesía, de santidad, de amor; es decir, día de Dios, Origen de todo, también de la Belleza del lenguaje (11:53:21).

lunes, 13 de diciembre de 2021

13 de diciembre de 2021. Lunes.
DÍA DE AMOR Y PLEGARIA

Luz del mundo. Mar Menor. Lo Pagán. 

-Ayer no salió, digamos, mi «hoja dominical», mi comentario esperanzado de cada día. No tenía internet, me falló el medio: la técnica que nunca es tan segura como nos gustaría. Sin embargo, fue un día de amor y plegaria; domingo con un sol dorado de arboleda otoñal, y Dios; Dios, y su esplendor en la liturgia. Dos realidades: el sol apacible, y Dios, que se hace oír y sentir, y gustar, en el pan –misterio, humildad– de la eucaristía. Por la misa –lugar litúrgico– se pasea Dios entre los suyos en la palabra y los signos, y, de este modo, habla y alimenta. Al hablar usa el tú, y no hace mítines, sino Escritura; es decir, abre su evangelio e insiste en su buena noticia, la que se ofrece al pobre, y lo salva. Porque ama, salva de la desesperanza y del abandono, evita la tristeza. En el evangelio todo es amor, y gracia; y gestos de bondad y cercanía. Pone la mano en la cabeza de un niño, atiende a los ancianos y cansados, y ayuda a ponerse en pie y caminar a los tullidos. Fortalece y señala caminos y metas, y hace andar. Y, como buen samaritano, acompaña. En la liturgia, niñez y ancianidad, juventud y adultez, se dan la mano, y hay alegría y fiesta. «Estad siempre alegres en el Señor”, dice San Pablo a los de Filipo; y Dios, con sencillez de mano amiga, Diario, nos da la alegría y nos alienta en su Espíritu, el que, si se lo permites, te guiará por sendas de bonanza (19:11:31).

sábado, 11 de diciembre de 2021

11 de diciembre de 2021. Sábado.
LE TAPAN LA BOCA

No lo dejaban ir al colegio, sólo quería un lápiz. F. Quico. ABC

-Hay quien dice: «En nombre del lenguaje yo odio, excluyo, solo me comunico ondeando una banderola en la mano y un grito en la boca; grito revestido de los exabruptos más obscenos». El lenguaje, así entendido, degrada, desbalija. El lenguaje ya no es puente, sino un fortín con palabras que se lanzan como balas. Temo al lenguaje que excluye, ha dejado de tener sentido: en vez de unir, separa, en vez de mirar, da la espalda, obvia. Entonces, como diría Unamuno, ya no es solo «envoltura del pensamiento, sino que es el pensamiento mismo», y, en esta circunstancia, se hace destructivo. En Cataluña, sigue la barbarie contra un niño de 5 años –aprendiz de persona–, que quiere que, al tiempo que en catalán, se le enseñe a  decir te amo, o comparto, a sueño, también, en la lengua de su madre. El español. «¡Sólo pido un 25%!», dice, y le tapan la boca con el barro de la protesta y el grito de la barbarie. En nombre del lenguaje, del idioma, se ha prostituido la libertad, se la ha manchado de miseria y fundamentalismo, de odio. Por algo dijo Lord Lytton, poeta y dramaturgo inglés: «La magia de la lengua es el hechizo más peligroso». Yo hubiera querido ser políglota –hablar muchas lenguas, llenar mi boca de todas las luces– para, como dice Irene Vallejo: «Poder compartir mundos interiores e ideas quiméricas, por medio de las palabras». ¡Ah, Diario!, qué bello hubiera sido poder hablar a Dios, y decirle «Te amo», en lo más elevado de cualquier idioma, como un homenaje al don –exquisito y celeste– de poder hablar, de poder decir con Él las cosas más hermosas, alumbrándolas de nuevo, recreándolas (11:22:50).

viernes, 10 de diciembre de 2021

10 de diciembre de 2021. Viernes.
EL MUNDO DEL MAR Y DEL LIBRO


-Recuerdo que un día, hace años, soñé que sacaba a pasear a Dios y lo llevaba junto al mar, que contemplaba extasiado; luego le alargué un libro y lo hojeaba con fruición, para finalizar diciéndome: «¡Qué bello es el mundo en que te mueves!» Pero yo le dije que el mundo ya no era así, que el mundo que él ideó y puso en marcha, el primer mundo, el mundo del mar y el del Libro –el Libro del «hágase la luz»–, apenas existía ya. Aquella belleza se agostó, y hoy el mundo también es pandemia, y grandes migraciones, y miseria de los nacionalismos, el de los egoísmos más obscuros; como si hubiéramos vuelto al caos primigenio, terrible e inhumano. Hoy, apenas queda un atisbo de aquella belleza en los poderes públicos y aun en los privados. No hay poder (y más en el de los esclavos del poder) que no ande en quiebra moral y de identidad. La ética anda escondida entre zarzas, que arden. Allí, entonces, en el principio, cuando todo era inocencia, alegría por lo inesperado: «Un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas», dice el Libro; y la Palabra creadora, reflexiva, se preparaba para decir: «¡Hágase la luz!», y sorprendida y maravillada, bendecida, la luz fue, y, resonante, se hizo claridad en las cosas, y todo empezó a ser y a llenar el mundo de pensamiento, de primor, de perfección maravillada, de acontecimiento; acontecimiento al que luego llamaron historia, vida, y en la que surgió el suceso revelador y luminoso de la libertad. La libertad –o el don de la dignidad– que ha hecho al ser humano, unas veces Dios, como Él lo pensó, y  otras, dios caído, equivocado, ángel del mal. Dios se entristeció, y, haciéndome un gesto con la mano, se despidió, y ahí desperté, Diario, lamentando haber entristecido a Dios (11:03:14).

jueves, 9 de diciembre de 2021

9 de diciembre de 2021. Jueves.
PUENTES, NO BARRICADAS

Puentes, para unir. Puente Viejo. Murcia. F: Prensa

-Un niño de 5 años. Unos padres que claman. El niño está en la edad en que todo es fascinación, embeleso. Mira y, sin entender, todo le asombra. Empieza a balbucir palabras, ese don que llamamos lenguaje, y que, como dice el poeta, crean en su mente aquello que expresan. Las cosas, de ser algo –formas, objetos, acontecimientos– pasan a la boca del niño, que las dice, y, de ahí, saltan a su mente, donde quedan, haciéndose existencia y circunstancia en su vida, es decir, vocabulario, idioma. ¡Comunicación! Puede hablar con Dios y con los hombres. Este niño de 5 años vive en Canet de Mar, Barcelona, y sus padres desean que, con el catalán, aprenda a decir cosas en castellano, la lengua de sus antepasados. Lengua oficial, además, según las Constitución, de todos españoles. Total, para la Generalidad de Cataluña, esto es nada, y prevaricación para el Gobierno de la Nación –Sánchez a la cabeza– mentiroso e iconoclasta de todo lo que sea España. Sus padres y el niño son acosados, injuriados, señalados como los judíos en la Alemania de Hitler, la raza a exterminar. A los padres y al niño los han encerrado en la buhardilla y les han dicho que escriban un diario a lo Ana Frank, pero, si desean vivir en paz, que lo hagan sin hacer ruido, sin aspavientos, y menos con palabras que no sean las suyas. Qué triste comprobar que la intolerancia se hace ley de vida en esta España desvencijada, rota, sin que a nadie parezca importarle. Y ya que no a las autoridades civiles, pido a Dios, Diario, que esto acabe, se tracen puentes, y no barricadas (13:23:47).

miércoles, 8 de diciembre de 2021

 8 de diciembre de 2021. Miércoles.
-SOL CON COLOR DE PAPEL DE BIBLIA

Inmaculada Concepción, Arca de Dios. F: El Cebate

-Día con sol de Inmaculada Concepción, sol de color de papel de Biblia, espiritual y suave, sin ruido al tacto, abacial. Es sol de melodía gregoriana y de interior catedralicio, con vidrieras. Sol para la levedad. Y en el día en el que los cristianos celebramos a la que sería Arca de Dios, María; ella, Arca de Dios durante nueve meses, hasta que lo dio a luz para suministrarle albas y claridades nuevas a la luz. Dios, o la Luz que no pesa, que flamea como la gracia, sobre todas las cosas, y en todo. Dios y la gracia que acampan, sin ruido, en lo más callado del hombre, en su alma; el alma que, desde la invisibilidad, hace que palpite, que centellee la vida y sea inmortal, por lo que llevó a decir a Platón que este es el auténtico y verdadero hombre; el alma, pues, el auténtico y verdadero hombre; lo demás del hombre es arcilla que guarda, como en un estuche –carcasa, caparazón– el soplo de Dios, el que da y mantiene la vida hasta hacerla eterna, inmortal. Hoy, Diario, día con sol de Inmaculada Concepción, o sol de madre que roza sin dañar, acariciando, como un beso –¡cuidado, no se despierte!– al hijo que duerme en sus brazos (17:34:56).

martes, 7 de diciembre de 2021

7 de diciembre de 2021. Martes.
EN MARÍA, TODO ES VIGILIA, PROFECÍA

Serán fruto, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Vigilia de la de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. En María, todo es vigilia, expectación, desvelo, acecho, atalaya, adviento, profecía. Desde los albores de la Escritura, María es profecía que aguarda, palabra que se ha de abrir y hacerse obra de Dios. Ya, en el allá del Génesis, María es hecha noticia, oráculo, predicción: «Enemistad pondré entre ti (el Mal) y la mujer (María), entre su estirpe y la suya (Cristo); ella te pisará la cabeza mientras tú acechas su calcañar», le dice Dios a la serpiente, símbolo sórdido del pecado. (Gn 3, 15). Y en Isaías: «He aquí que una Virgen está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» (Is 7, 14). Y en el ahora de la inminente concepción, el ángel: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en tu seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús» (Lc 1, 30-31). En María, todo es vigilia, vaticinio, esperanza: hasta que dé a luz a Emmanuel, a «Dios-con-nosotros»; el Dios que va dejando sus huellas en el camino, para darnos pistas de cómo alcanzar, con su ayuda, la salvación, ahora y luego, y siempre que así lo queramos. Caminar con Cristo, Diario, es no enfangarse en el barro del camino, salir ileso de las asedios del mal, como ave liberada de la red del cazador, que vuela (19:56:13).

lunes, 6 de diciembre de 2021

 6 de diciembre de 2021. Lunes.
ENTERNECER EL DOLOR

Enriqueciendo el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-El voluntario es un ser que ve, siente y se da. Ve el infortunio, lo siente como suyo, y se ofrece de corazón a remediarlo. O en todo caso, a aliviarlo. Es el samaritano que ve al caído en el camino y, bajando de sí mismo, acude y le presta su ayuda, poniendo en sus manos un poco de su corazón. Con la ternura en sus manos, y limpias de cualquier otro interés nocivo, se la ofrece al caído. Ha dicho el Papa Francisco: «Los voluntarios dan un rostro humano y cristiano a la sociedad». La sociedad, caída en un inmenso charco de egoísmos, de vanidad y humo, de renacuajos de individualismo, en el voluntariado recobra su faz humana, su identidad cristiana. El voluntario es Cristo que se acerca al leproso, y, saltándose la ley –ley injusta, que excluye –, lo toca, y lo cura. Y advierte al que sana: «Mira, no se lo digas a nadie». El buen voluntario es un alma generosa que se expresa y se da en su mirada y en sus manos, y en el calor de su sonrisa. Con sus acciones quizá no cure, pero calma y enternece el dolor. Contribuye a instalar en el mundo, como la llama el Papa, la «cultura de la solidaridad». Ahora que llega la Navidad, sería bueno recordar lo dicho por Albert Schweitzer, misionero y Premio Nobel de la Paz: «Si das luz para encender la vida de tu hermano, más esplendorosa brillará en ti». Encendamos la lámpara de nuestro desprendimiento, Diario, y dará luz a todas las demás acciones de nuestra Navidad, las enriquecerá de claridad, será un árbol bellísimo que irradie paz, y humanidad (12:39:08).

domingo, 5 de diciembre de 2021

5 de diciembre de 2021. Domingo.
LUZ EN LAS CIUDADES

Luces, en el jardín. Murcia. F: FotVi

-En Navidad, yo haría un llamamiento a la cordura, al juicio, a la parvedad de alumbrado en las ciudades. «No encendáis tantas luces –les diría–, que apagáis las estrellas, dejad que vivan los sueños, que hable la luna». Encender luces es hermoso, siempre que alumbre a todos y no apague otras. Como el sol, que apaga estrellas pero enciende el día. En las ciudades se alumbra lo iluminado y se deja en la oscuridad lo que no conoce la luz. En la noche del suburbio no hay luz, o solo la del fuego que calienta a los que viven a las afueras de Belén, los apartados. En la ciudad parece no estar Dios, hay demasiado barullo, mucho exterior de cartón-piedra, demasiado espectáculo de la nada; no hay intimidad, ese establo interior donde pueda nacer la Luz. María, en la intimidad de la oración, con el Espíritu de Dios alentando en ella, concibe a su hijo, y, luego, en la sencillez de un establo, lo da a luz. La humildad vence en Belén a la abundancia. Sin apagar las estrellas, nace la Luz que iluminará la historia, y que todavía hoy en día sigue llenando de claridad a tantas conciencias, que se hacen preguntas y esperan respuestas. Jesús, cuando nace, sin apagar estrellas, da esplendor a la noche, la puebla de ángeles que cantan y de pastores que adoran, y de magos, en oriente, que sueñan. Tras la luz de la estrella, los magos buscan la otra Luz, la que los ilumina desde el cielo como profecía y los guiará hasta Belén. La mucha luz en Navidad, Diario, enloquece de inmodestia y oscurece la Estrella que guía hasta Dios, encarnado Niño en Belén (12:38:27).

sábado, 4 de diciembre de 2021

4 de diciembre de 2021. Sábado.
ROSA EN PLENITUD

Amanecer azul, en el jardin. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-En los días de azul, el sol –rosa en plenitud–, con suavidad de caricia, entra en mi habitación, toca los libros, me toca a mí, y, después de un silencio, se va, sin hacer ruido, como una lamida de mar en la playa. Suavemente, con delicadeza de una mano de madre. Y me digo: «El sol, en su saber estar, es sabiduría, experiencia, hermosa rutina diaria». Yo, cada día, sin embargo, busco la sabiduría, la que no es erudición, ciencia, y la hallo en el amor. La sabiduría erudita, la ilustrada, la encuentro en el filósofo y en el físico, en el escritor que junta palabras con belleza, y en el egiptólogo romántico que alarga la civilización egipcia al menos de 20 a 40.000 años más, desenterrándola; pero la sabiduría que alienta y salva, se me revela en el amor, sólo en el amor. Es por eso que el libro de la Sabiduría puede decir que este saber, el que salva, lo ve fácilmente el que lo ama y lo encuentra el que lo busca. El saber erudito cuesta, y, en toda una vida, apenas se consigue una mínima parte –milígramo apenas– de su abundante catálogo. El saber que salva, sin embargo, es fácil de encontrar, porque sólo se impone la condición de su búsqueda, el amor. Y es que la sabiduría que salva es radiante e inmarcesible; es decir, envuelve y cautiva en su esplendor, en su estallido de luz y lumbre, y no se marchita, por lo que es fácil de hallar. Luce y no es pasto de vejez, no declina, no entra ni en arrugas ni en fealdad, se mantiene fruta espléndida, siempre. Jesús de Nazaret, en la Escritura, es expresado, anunciado, profetizado, como el único Amor que salva, y solo se le puede hallar, Diario, en el amor (11:19:34).