viernes, 10 de diciembre de 2021

10 de diciembre de 2021. Viernes.
EL MUNDO DEL MAR Y DEL LIBRO


-Recuerdo que un día, hace años, soñé que sacaba a pasear a Dios y lo llevaba junto al mar, que contemplaba extasiado; luego le alargué un libro y lo hojeaba con fruición, para finalizar diciéndome: «¡Qué bello es el mundo en que te mueves!» Pero yo le dije que el mundo ya no era así, que el mundo que él ideó y puso en marcha, el primer mundo, el mundo del mar y el del Libro –el Libro del «hágase la luz»–, apenas existía ya. Aquella belleza se agostó, y hoy el mundo también es pandemia, y grandes migraciones, y miseria de los nacionalismos, el de los egoísmos más obscuros; como si hubiéramos vuelto al caos primigenio, terrible e inhumano. Hoy, apenas queda un atisbo de aquella belleza en los poderes públicos y aun en los privados. No hay poder (y más en el de los esclavos del poder) que no ande en quiebra moral y de identidad. La ética anda escondida entre zarzas, que arden. Allí, entonces, en el principio, cuando todo era inocencia, alegría por lo inesperado: «Un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas», dice el Libro; y la Palabra creadora, reflexiva, se preparaba para decir: «¡Hágase la luz!», y sorprendida y maravillada, bendecida, la luz fue, y, resonante, se hizo claridad en las cosas, y todo empezó a ser y a llenar el mundo de pensamiento, de primor, de perfección maravillada, de acontecimiento; acontecimiento al que luego llamaron historia, vida, y en la que surgió el suceso revelador y luminoso de la libertad. La libertad –o el don de la dignidad– que ha hecho al ser humano, unas veces Dios, como Él lo pensó, y  otras, dios caído, equivocado, ángel del mal. Dios se entristeció, y, haciéndome un gesto con la mano, se despidió, y ahí desperté, Diario, lamentando haber entristecido a Dios (11:03:14).

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