martes, 1 de marzo de 2022

1 de marzo de 2022. Martes.
PUTIN, O LA SOLEDAD INFINITA

Cesa en tu loca carrera hacia la soledad. F: Prensa

-Sigue Putin metiendo el cuchillo de la beligerancia en el corazón de Ucrania. Es un sicópata que sueña imperios, y está jugando al ajedrez de la guerra para tratar de conseguirlo. Pero no recuerda que es polvo, y que el polvo es un elemento movible, acarreado de aquí para allá por el viento. Y, en el desierto, a lo más que llega es a duna, también inquieta, movible, ineficaz para construir algo duradero. La historia lo recordará, no como quien extendió las dimensiones de Rusia, sino como el Hitler del siglo veintiuno. Y Hitler murió escondido y desterrado en un búnker, donde el suicidio cerró sus ojos y desvaneció su mísero deseo de gloria. La gloria, con el tiempo, se desvanece, si no es justa. Dice el libro de los Proverbios: «Es honra del hombre dejar la contienda; mas el insensato se envolverá en ella». Y envolverse en ella, en su tela de araña, es morir en su trampa de seda. Dicen los sicólogos que Putin mira con mirada de lobo; es la suya, dicen, una mirada «de hielo, penetrante, inalcanzable que, en el fondo, aterra». El lobo, con su mirada, incendia el miedo, para de inmediato atacar. Y su ataque es siniestro: extiende la muerte y sus fauces y sus garras se llenan de sangre, como en una orgía fatal. Sus ojos son fluorescencia que arde. Es el éxtasis de la crueldad. Seis días de guerra, y la soledad de Putin es cada vez más estridente, lo cerca más. Quizá tuviera razón Albert Camus cuando dijo: «Para la mayoría de los hombres, la guerra es el fin de su soledad. Para mí es la soledad infinita». Cada vez más solo, y teniendo que luchar con el fragor insistente de su conciencia, que lo denunciará y lo condenará. Yo, sin embargo, Diario, y como pide el papa Francisco, sigo rezando, por no perder la esperanza y creer en el poder –invisible y sutil, de aleteo, y, sin embargo, eficaz– de la oración (11:54:57).

lunes, 28 de febrero de 2022

 

28 de febrero de 2022. Lunes.
CONFESIÓN

Lavada por la lluvia, en el jardín. Torre de la Hosadada.

-Me asomo a mí mismo y no me reconozco; no soy lo que aparento: las cubiertas no reflejan lo que es el libro por dentro. El cobertizo es bello; el interior, sin embargo, papel malo y mejorable literatura. Por eso, de vez en cuando, dejo que otros me miren, los que saben de interiores, los que se fatigan en el estudio del espíritu. Dejo que me lean y hagan correcciones en mí, y pongan notas de luz, limpia, higienizada, y apaguen otras que tiznan y mancillan. Es lo que llama San Juan de la Cruz: «Sosegar la casa». O intentar corregir desórdenes, desequilibrios interiores, que «atormentan, cansan y ciegan». Dejar que otros vean lo que tú no ves, es una muestra de humildad –bajar los ojos para centrarte en ti– y de apertura ilusionada hacia la luz. En la oscuridad, con los brazos extendidos, se busca la claridad, para poder ver las cosas y tocarlas, y así amarlas. Me confesaré libro, y permitiré que, hoja a hoja, me abran y me vean papel y sueños, elegía y lírica, abatimieno e ilusión; o lo que es lo mismo, cansancios y vehemencia espiritual. Total: vida, u hombre sin más. Quizá alguien llame a esto confesión; pues que así sea, Diario, me confieso barro y obra de arte, crepúsculo y aleteo, afonía y palabra; es decir, me confieso ser humano: reliquia de Dios (11:28:24).

 

domingo, 27 de febrero de 2022

 

27 de febrero de 2022. Domingo.
EL LENGUAJE DEL HORROR

Buscando la guerra, tanques rusos. F: Prensa.

-Esta noche pasada, no ha vuelto el libro, no me ha podido leer, pero me ha vuelto a atrapar otra pesadilla, como si hubiera entrado en otro tiempo, un tiempo falso, oscuro, tiempo de guerra pregaláctica y de Putin –el sátrapa– contra la debilidad. Mal sueño; y éste n o es de ficción. Es tiempo, pues, de vuelta a la inconciencia, a la brutalidad, a darse de bruces con el odio. Cuando aún no existían ni la electricidad ni la sabiduría de siglos, existía la guerra, que incendiaba aldeas y mataba a lo frágil: siempre a niños, a mujeres, y no a los ancianos, porque no los dejaban llegar al venturoso puerto de la ancianidad. Leemos hoy en la liturgia de la misa: «Se agita la criba –dice el Eclesiastés – y queda el desecho; así el desperdicio del hombre cuando es examinado». Y sigue: «El hombre se prueba en su razonar». Al tiempo que me alientan, me asustan las palabras de este libro sabio, resultado de una observación puntual y precisa de la realidad más exigente. Del hombre cribado –del hombre que razona–, sólo queda el desecho, dice la sabiduría de la experiencia. Si queremos ver un ejemplo de estos desechos, sin ira, sólo con ánimo de identificar, miremos a Hitler y a Putin, o a Pilatos lavándose las manos y a Biden asegurando que Putin va a pagar caro lo que está haciendo. Todos estos nadan en la mentira y en la fabulación y no les importa la realidad del sufrimiento, que siempre recae en los más débiles y en los que van por el mundo, sin cansarse, predicando que es mejor la paz que la guerra, mejor la amistad que el desprecio a la vida. Es decir, los que sueltan palomas en sus palabras y no ira en su aliento. Un sacerdote ucraniano, Oleg Popuik, con voz entrecortada, ha dicho: «Rusia está bombardeando a civiles, niños, orfanatos, todo». Es el lenguaje del horror, Diario, que no me ha dejado dormir. Es la imagen de la cruz a cuestas de la debilidad frente a la estulticia del poder frente al harapo, olvidando que al fin habrá resurrección. Detrás de cada disparo del mal, siempre florece un aleluya, un destello de vida: es la germinación del amor (12:18:24).

sábado, 26 de febrero de 2022

26 de febrero de 2022. Sábado.
EL LIBRO QUE LEE

En la noche, los sueños viven. Torre de la Horadada.

-Esta noche pasada, un libro (me ha parecido ver que era el Apocalipsis de San Juan) ha venido a mí, me ha abierto y ha empezado a leerme; yo, pasando sus hojas, trataba de leerlo, pero él me podía, porque, para leerme, él no tenía más que mirar y leer, sin necesidad de pasar hojas. Miró detrás de los ojos y leyó; y en la boca, y en el corazón, y en el lugar del cerebro donde se forman las ideas que luego son palabras. Miró y leyó, y su mirada era como la de un ángel terrible que me leyera pasando sobre mí un dedo de fuego acusador. Detrás de mis ojos vio colores, paletadas hermosas de color; en la boca, un «¡oh!» inmenso de miedo, y en el lugar del cerebro, donde se forman las ideas que luego son palabras, vio un poema, y  sonrió. Pero visto el corazón, me dijo: «Tengo contra ti que has perdido el amor», y, triste, con tristeza de libro, me hizo ver lo que había amado y lo que no, y lo que no era, más que lo que sí, y temí morir. «Sin amor –me dije–, moriré»; pero un poco de aquel amor que tuve –amor a Dios, a las cosas pequeñas que Él alienta, a la belleza…– un poco sólo, sostuvo la mirada al ángel terrible del libro y lo venció, sin ira. Con paz. Entonces el libro, dándome la espalda, con una sonrisa, dijo: «Volveré»; y, por si acaso me volvía el sueño del libro de mirada de ángel terrible que me ha leído, he estado esperando toda la noche hasta esta mañana, que, despierto, he respirado, y me he dicho: «Dios, en los sueños, te lee», preparándome, Diario, por si esta noche próxima vuelve y me examina, deletreándome por dentro y leyéndome en clave de amor, el Amor que Dios – y la vida– son (12:11:51).

viernes, 25 de febrero de 2022

25 de febrero de 2022. Viernes.
PUTIN, EL INTRUSO

Stop a Putin, en Ucrania. F: Prensa

-Despierto con el rumor de la guerra hiriendo mi mente, que me hace pensar, con tristeza, en Ucrania. Es un pensamiento de solidaridad y cercanía, en el que brilla la llama oscilante y frágil, pero bella –alucinante–, de la paz. La guerra es fuego que destruye; la paz, lámpara que alumbra, sin herir. La guerra, desgarra; la paz, zurce. Como ocurre con la espada y el alfiler; la espada hiere de muerte, el alfiler une, soldando lo roto, besando heridas. Esta mañana, cuando andaba metido en estos pensamientos, abro un portal de facebook y veo y oigo a un sacerdote ucraniano hacer su guerra particular. Una guerra hermosa, de solo palabras y esperanzadas intenciones. El padre A. Zelinskyi, desde una capilla de Kiev, y ante el sagrario, pide el arma de la oración –aliento: palabra– para detener la crueldad de la guerra. «Estamos en las manos de Dios –dice–. Queremos confiar en Dios.» Y pide rezar una oración sencilla, compuesta por Jesús en el monte de los olivos: el “Padre nuestro”. Conmueve ver cómo se convoca a la paz desde la oración, y no desde el diente por diente. Dijo el filósofo chino Sun Tzu: «El arte supremo de la guerra es someter al enemigo sin luchar». Si no se lucha ni se destruye, no habrá que reconstruir. El nazismo de Hitler y la brutalidad de Putin, se confunden, dice un ciudadano ucraniano. Las tropas de Hitler entraron en Kiev en 1941. Como ahora las de Putin. Es este un recuerdo perverso, devastador, que conocen todos los niños ucranianos en edad escolar. En todas las guerras, aunque sean en las antípodas, Diario, morimos todos un poco. Pero como el padre Zelinskyi, porque confío en Dios, quiero rezar y dejar que me invada la esperanza: en la esperanza vivo (17:51:40

jueves, 24 de febrero de 2022

24 de febrero de 2022. Jueves.
FILAMENTO DE ORO

Tela de araña, en el jadín. Torre de la Horadada.

-Jueves y sol; y un hilo de tela de araña luminoso, que, de lado a lado de la ventana, acoge a un sol horizontal. En el hilo de tela de araña el sol se extiende perezoso, invernal, y, sin deslumbrar, se muestra más vivo; la luminaria del sol –filamento de oro ahora–, brilla más. «¡Gozoso acontecimiento!», digo; acontecimiento en el que veo –absorto y conmovido– la providencia de Dios. El pájaro vuela y pía, y se goza en sus crías, y lo demás lo tiene por añadidura; la añadidura es el sustento y la libertad, o la carencia de cualquier agobio. En libertad, busca y, sin agobio –su canto lo revela–, encuentra y vive. Vive y da vida: con pico pródigo, alimenta a sus crías. Es la maternidad que amamanta, de pico a pico, hundiendo su pico, como pezón de leche, en el pico de la cría. Pico a pico: boca a boca, como dar vida alentando. El pájaro echa a volar y canta, y vuelve y canta, y alimenta a sus crías y canta; ha cumplido el presente y canta, sin plantearse el futuro. En la noche, calienta el nido y en el día vuela y caza, y vive; y da vida, cantando. Los lirios del campo ni trabajan ni hilan y ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos, dijo Jesús, el que contemplaba la naturaleza con ojos de plegaria. En la belleza, no cabe el agobio, y menos si lo bello es una tela de araña. La providencia  es la fe: o Dios, que por ser amor y ternura, y encuentro, también es Madre, como dijo el Papa Juan Pablo I, el del fugaz y sonriente pontificado. Dios, Diario, en el Amor, es la Totalidad (17:49:08).

miércoles, 23 de febrero de 2022

 23 de febrero de 2022. Miércoles.
DESENCANTADO

Profecía de Zacarías, Monte de los Olivos. Israel.

-No es tanto estar “indignado” como estar “desencantado”. Con el tiempo, me van quedando pocas cosas en las que creer. Creo en Dios y en aquello en lo que Dios se intuye o se insinúa, como ocurriera en aquella zarza del Sinaí que ardía sin consumirse. Sin ser fuego, Dios se intuía en el fuego, que hablaba crepitando, y decía palabras que constituirían el código de comportamientos del ser humano. También de los comportamientos de la ciencia. «El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir», dijo Albert Einstein. No creo en la política, aunque la soporto –es necesaria– y sí creo en la Iglesia; aunque –quizá– no en toda. Creo en la Iglesia que es justicia y paz en el amor, y verdad y dolor, y ternura, y pecado, pero reconocido y asumido como debilidad, como una esquirla más de la cruz que dignifica lo débil. «De buena gana me gloriaré en mis debilidades, para que así descanse en mí el poder de Cristo», dice San Pablo. No creo en la Iglesia que se afana en ser poder y fortuna, posesión. Creo en la Iglesia que es humildad y es mano que se ofrece para curar y levantar del despojo, de la hez, al desvalido, en la mano de Teresa de Calcuta. No sólo por caridad, sino como justa reparación. Creo en la iglesia que sirve, que se ofrece como alivio al desabrigado y que duerme, envuelto en harapos, a la intemperie del templo –santuario– de la pobreza: el frío y soledad del banco del parque o el sobrecogido atrio de una iglesia. Creo en la fe de mis mayores, que tal vez no fuera muy teológica –o sí–, pero era fe llena de amor y bienaventuranza, y que se sabía bendecida e iluminaba por el Espíritu de Dios. La indignación se cura, Diario; el desencanto dura más, hasta que algo –o alguien– te devuelve el arco iris de una sonrisa o te sostiene la mirada sin herirte; sólo basta con ilusionarse de nuevo, inaugurando pasos nuevos en el mundo nuevo, que tú vayas construyendo (11:00:23).


martes, 22 de febrero de 2022

22 de febrero de 2022. Martes.
TIP Y COLL, LLORAN DE RISA

Tip y Coll, en el absurdo, que causa risa. F: Googel

-Casado, can rabioso, intentó morder a Ayuso, y ésta, felino escaldado, arañó a Casado. Y García Berlanga, Muñoz Seca, Tip y Coll, y todos los cómicos de la lengua lloran de risa. Risa amarga por otra parte, como el pan del pobre, escaso y duro de morder. El pan de la pobreza rompe dientes, y desgarra lágrimas. Hay alguien que se estará frotando las manos, con fruición (¿adivinan quién?); aunque disimulará, soplándoselas, aparentando tener frío: es invierno. La política, en manos de niños que hacen trastadas. Niños díscolos, feroces, ambiciosos. ¿Qué respeto les merece el pueblo que los subió a su trono de humo? En ese trono, los políticos se creen dioses, incensados mientras reinan y defenestrados cuando el humo se deslía y los deja a la intemperie. Desnudos como estatuas griegas. «En política –decía Konrad Adenauer– hay adversarios y correligionarios: estos últimos son los más peligrosos». En política deben dar miedo los adeptos, porque cuando no les seas útil, dejarán de servirte y te harán caer. Y los problemas de la gente ¿dónde quedan? Estamos perdiendo –y esto es muy grave– la confianza en nuestros dirigentes, metidos en disquisiciones de patio de colegio, sin un atisbo de piedad por el país, que, humillado, se desangra. La economía, la ética, el trabajo, la familia, la niñez, la ancianidad, todo patas arriba. Y vienen los dirigentes del partido de la oposición y montan el circo, con sólo payasos en la pista, que en vez de risa, hacen llorar. Pido a Dios, Diario, que haga ver a los políticos que a los que hay que salvar es a los ciudadanos, y salvados éstos, se salvarán ellos; y, además, pido que caminen hacia la humildad y se bañen en ella, y dejen así de oler mal y a destiempo, que su hedor es injusto y degradante, maléfico, contaminante (12:54:48).

lunes, 21 de febrero de 2022

21 de febrero de 2022. Lunes.
TENER FLORES O POEMAS, EN LA PUNTA DE LA LENGUA

Llamando a la inspiración, en Torre de la Hotadada. FotVi.

-Hay días que no escribo, y no porque no tenga ideas; los días que no escribo tengo ideas, pero no me vienen. Se encasquillan en la inspiración y no salen ni con pinzas. Es como tener flores o poemas en la punta de la lengua: te huele el aliento a flor o a poema, pero se resisten a salir. Es cuando dices: «¡Lo tengo en la punta de la lengua!», como un hueso de ciruela; es decir, como algo real que saboreo, pero que ahí queda: en el lugar de la nada embarazada. Si se pudieran diseccionar lenguas, de cuántas cosas nos enteraríamos. Las cosas que se han tenido en la punta de la lengua y no se han dicho… Unas veces porque no salen; otras por prudencia, o por miedo, o las menos por aversión a decir bobadas. Como en las tertulias o en los pasillos del Congreso. Pero mejor no escribir el día que no llegan las ideas. Porque la inspiración, que no existe, está ahí, sin embargo. Cuando hay un brote de creatividad, se dice que hay inspiración. Es algo así como tomar prestado un poco de su aliento a Dios. Homero y Hesíodo así lo afirmaban de sus dioses, y la Escritura, del Dios del Sinaí, el Dios que nos salva en Jesucristo. Dios alentó la vida a través de la palabra, que era como la exhalación que envolvía sus ideas. La luz primero fue idea, en Dios, y luego, revestida la idea de ruidos guturales y simbólicos (o exhalación, la palabra) se hizo creación: ¡Luz! La creatividad siempre se encierra en la palabra, claustro, intimidad del aliento. Y ocurrió que, en la exhalación o palabra luz, estaba la luz. Se dijo la palabra y fue la luz; y ahora cada vez que el poeta repite la palabra luz hay más luz, o más amor, si es amor lo que repite. Dice el poeta: «Nombro el amor y se arrodilla el mundo», porque en ella (en la palabra amor) está Dios y su aliento, la Palabra, y por esta razón el mundo se hace adorador de esa verdad que arde en la palabra. Si algún día no escribo, no me pidas cuentas, Diario, es que las ideas se han encasquillado en la inspiración y no salen, ni con pinzas; y, entonces, mejor dejarlo (12:20:50).

domingo, 20 de febrero de 2022

20 de febrero de 2022. Domingo.
SI GANA LA PAZ

El amor, luz entre sombras. Casa Sacerdotal. Murcia.

-El odio es explosivo; el amor, expansivo. El odio propicia la guerra; el amor, la paz. Si gana la guerra, se desgarra la armonía, el cristal del amor se hace añicos, la visión de las cosas se convierte en mirada de sangre y destrucción. Tras la guerra, todo son edificios caídos y almas errantes, sin sitio donde reposar. Se cierran los horizontes; al otro lado de ti, todo es negro, desesperado, muerte. Pero si gana la paz, vuelve la armonía, cicatrizan las heridas, se trocea el pan en una mesa festiva de todos, se reinventan los abrazos. Con la paz, florece la ilusión, el porvenir se hace esperanza, y el amor crea la piedad altruista, generosa, y, cuando le pegan en una, pone la otra mejilla. Hoy, domingo, la liturgia nos recuerda cuál es el ideario o la identidad del cristiano. El cristiano vive de la misericordia que recibe de Dios y que él da. Y es reconocible, no por los ritos que práctica, sino por el amor que entrega. A veces, un amor crucificado, desgarrado, pero limpio, amor que siempre perdona. Un amor, no sentimental o pasional, sino activo, eficaz, que da sin esperar recibir nada a cambio. «Por el amor –dice San Agustín– Dios reconoce al hombre como hijo suyo y el hombre se reconoce hijo de Dios». Es el premio que Jesús promete: experimentar, tener conciencia de que «Dios es Padre», y que te ama, en tu amor. Si amas al prójimo, Diario, serás amado por Dios, en el prójimo que tú amas (12:14:31).

sábado, 19 de febrero de 2022

19 de febrero de 2022. Sábado.
VERME HUMANO

Contágiate de solidaridad, Manos Unidas.

-Me imagino a Manos Unidas danzando en corro, en comunión. Armonía de las manos. Manos Unidas se hace así punto de convergencia, punto del que parte y en el que concluye la perspectiva de amor al prójimo. Desde Manos Unidas se salta al universo, se abre a lo extendido, y, lo que parece inalcanzable, se hace objeto asequible. Manos Unidas, campo abierto, pues, sin puertas. Manos Unidas está aquí, en ti y en mí, y en el más allá, donde el amor, consolando y dando risas, produce espigas con las que calmar el hambre de pan y ríos que aplaquen la sed de cultura, y que hagan volar así las hojas de los libros como alas de sabiduría, y que sus vuelos se posen en los ojos y en alma de los niños de la pobreza, dándoles gozos, los gozos de la estima personal y los de la dignitad. Todos los años Manos Unidas se sube a las alas de un lema y lo hace teología evangélica, teología que siempre se hace la encontradiza con el pobre. Este año: «Nuestra indiferencia los condena al olvido». «Bienaventurados los pobres», dijo Jesús; pero, si es posible, sin pobreza. Deteneos en la mirada de un niño de la miseria, que te mira; su mirada es sacramento de la presencia de Dios en él y de ausencia del mismo en ti, si sigues el camino de la indiferencia. Indiferencia es terquedad en no ver. Hay algo (Alguien) desde esa infinita sacralidad –la mirada de un niño de la pobreza–, que acusa. Escribía Francisco Umbral en su enorme novela Mortal y rosa: «La vida es sacrílega cuando profana al niño, cuando atenta contra él». Y no hay mayor sacrilegio que el robarle el mañana a un niño por un hoy de injusticia, de desinterés egoísta, de indiferencia. Sólo deseo, Diario, mirarme en los ojos de un niño de la pobreza y verme ser humano; sólo eso: verme humano (11:26:42).

viernes, 18 de febrero de 2022

 18 de febrero de 2022. Viernes.
EL MAR, ORO AMARGO

El mar, luz y tragedia, y vuelo. San Pedro del Pinatar. Murcia

-Ayer contemplaba yo el mar, absorto. Absorto, a mis años. Como cuando lo vi de niño por vez primera. Asustado y cogido a la mano de mi padre, y balbuciendo palabras de sorpresa y admiración. Y es que el mar siempre me anima a mirar más allá, siempre un poco más lejos en lo que adentrarte y soñar. El mar para mí es ir, nunca volver. Es como si el mar dilatara mis ojos, e hiciera que las cosas más lejanas se acercaran a mí. La línea del horizonte me hace detenerme en ella y, desde ella, saltar al cielo, y una vez en él, adentrarme en la trascendencia. «Dios –me digo– debe de estar ahí”. Ya sé que el mar, como dijera Joseph Conrad, novelista enorme, nunca ha sido amigable para el hombre. Ahí está la tragedia del pesquero gallego Villa Pitanxo, con las muertes, los desaparecidos y la tristeza inmensa de los deudos que aguardan noticias en esta otra orilla de la desesperación. Cuando me acerco al mar y puedo, mojo un dedo en sus aguas y lo llevo a mis labios, y en su amargor, gusto el acíbar de tantas lágrimas y lamentos vertidos en él desde siempre. Dijo Jalil Gibrán, poeta y novelista libanés: «Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal, está en nuestras lágrimas y en el mar». Tanta agua y tanta lágrima me sorprenden y me conmueven; el mar es un aturdimiento. Ayer gocé del mar, y recé, con lágrimas, por tanta tragedia y bendición como nos ofrece el mar. Pensé: «El mar es cielo, es nube, es contraste, es emoción, es angustia, es aventura, es pez abajo, gaviota arriba; es, pues, caída y vuelo, abismos, inmensidades». El mar, al fin y al cabo, es vida. O su reflejo deslumbrante y cegador. Parodiando a César Vallejo, Diario, diré: «El mar es... oro amargo» (12:44:12). 

jueves, 17 de febrero de 2022

17 de febrero de 2022. Jueves.
LEER EL CANTO DE LOS PÁJAROS

Rezando en "El libro de las horas", en Casa Sacerdotal. Murcia. F.FotVi

-Cada mañana me levanto con Dios y con un libro, que es un modo de poner algo de Dios en mis manos. Como el hecho de tocar una rama de olivo, o una hoja (exultante de olor siempre) de geranio, o el de leer el canto de un pájaro. (Los pájaros escriben -o describen- cosas en el aire que luego hay que saber leer: yo todavía no lo hago muy bien, aún estoy en el catón de la lectura del canto de los pájaros o de sus jeroglíficos musicales, pero cada vez descifro mejor sus mensajes). Creo que en la atención a las cosas pequeñas está Dios. El decir que me levanto con Dios y un libro en las manos, no es pedantería, ni liturgia de beato (¡me conoceré yo!), sino la verdad sobre la que se me ocurre escribir esta mañana. Los hay que, al igual que un servidor, se levantan con Dios en la boca; pero para negarlo o escupirlo, y sin libro. Yo, en la mañana, acojo a Dios en mi fe y trato de afirmarlo en mi vida: hace bien al espíritu y al colesterol. Baja la tensión. Luego el libro rubrica la paz que da Dios: y sobre todo si es el Libro de las Horas donde se conjugan el rezo y la poesía, y la ocasión de hablar otro lenguaje: el de lo trascendente. Un lenguaje que sólo suele caber en el saquillo o faltriquera del rezo y la poesía. Porque levantarse y simplemente bostezar debe ser muy aburrido; levantarte, bostezar y descubrir que es lunes, o jueves, y además 17 de febrero, ya, debe ser terrible. Con Dios en la mente es más fácil asumir los días y los miedos del despertar, y los primeros pasos con el cepillo de los dientes en la boca y los problemas; y el frío que da sentirse vulnerable y todos los otros etcéteras del día. Mejor, Diario, Dios y un libro, y dejarse llenar la boca de alabanza, que es como lanzar palomas de paz por la boca (18:37:36).

miércoles, 16 de febrero de 2022

 16 de febrero de 2022. Miércoles.
PROSA Y POEMA

Mantiene la plomada, en su interior. Pisa, Italia.

-En la actualidad, los miedos son muchos y la esperanza, una; pero me da que la esperanza puede vencer a los miedos. ¿Por qué? Porque, como diría el poeta: «Es la hora de esperar en la esperanza». Y no porque la esperanza sea el cabo ardiendo del pobre y el desesperado –cabo ardiendo: única salida–, sino porque, hasta ahora, los sueños han ido venciendo siempre a los miedos (al fin Ulises vence a sus fantasmas y besa a Penélope), y porque, al ser la esperanza el sueño que anda en la mochila del poeta y de los libres, nunca falla. La esperanza es como una torre de Pisa, que, aunque inclinada, resiste en su verticalidad interior y en su belleza. Su arquitectura parece de derrumbe y, sin embargo, su verticalidad interior –su fe– la mantiene enhiesta. Gracias a esta fe, sobrevive a las leyes de la gravedad; como la nieve, pese al sol, en los picos de las montañas. La torre de Pisa, aunque torcida, mantiene, no obstante, la plomada, que es ensoñación y libertad. El éxtasis de su fragilidad –su poesía– vence siempre al dragón de lo rudo y prosaico, al murciélago giboso de los miedos. La plomada de la ensoñación, que es la libertad, nunca se desploma. Aun en tiempos adversos. Hoy, como el pájaro al día o la charca a las estrellas, me pongo a decir estas cosas para que el que las lea y yo tengamos constancia de que vivimos; de que somos, de que estamos. La vida es prosa y poema, miedos y esperanzas. Pero en la que antes o después, Diario, acaba venciendo el poema; es decir, la esperanza (10:35:48).

martes, 15 de febrero de 2022

15 de febrero de 2022. Martes.
FRASE O PALABRA DESTELLOS

 
Destello: tres rocas dialogando en el valle de Goreme, Turquía.

-El blanco del papel y el negro de la escritura, o el obstinado problema de cada mañana al ponerme a escribir. El escritor sabe que todo está en dar con la primera frase, o, si se trata de un poema, con la primera palabra que inspire todo lo demás. Es decir, una frase o palabra destellos, algo que inicie la bella e incruenta batalla de escribir, de poner palabras en hilera que digan lo que ves y sientes, lo que amas y vives. Se trata de dar el primer paso, que, como dice el proverbio, quizá no te lleva adonde quieres ir, pero sí te saca de donde estás. Yo escribo porque descubro que no soy perfecto y, escribiendo, como Dorian Gray, me veo en el espejo de mi propia escritura y tacho y corrijo hasta ponerme, moral y estéticamente, a tono. Al escribir hallo una corriente de agua y bebo para calmar mi sed, y, luego, como dice el salmo, «levanto la cabeza». Aliviado, ufano. Por lo que diré con León Tolstói: en veinte años los que ahora son niños quizá lean mis escritos, o quizás no; pero aquellos que lo hagan, esa lectura «les hará reír, llorar, amar la vida, por lo que dedicaría todo mi tiempo y todos mis esfuerzos a esta tarea». Tarea hermosa donde las haya, tan reconfortante como morder un gajo de naranja en día de calor extremo, y que su pulpa se derrame por tus comisuras. Golosamente. Cuando abro la Escritura, Diario, hago un silencio y pienso que leo al Dios que se explaya en sus escritores sagrados: con relatos de vida en los que se dan el pecado y la liberación, la caída y la gracia, la muerte y la resurrección, y la esperanza de la ascensión de Cristo, con su humanidad glorificada yéndose, mas sin dejarnos (12:21:37).

lunes, 14 de febrero de 2022

14 de febrero de 2022. Lunes.
ENCENDER UNA CERILLA

Entre tinieblas, asoma la luz. Casa Sacerdotal. Murcia. 

-Hace tiempo escribía Juan Rubio en “Vida Nueva”, revista de información religiosa: «En un mundo en que las tinieblas afloran, lo que hay que hacer es encender una cerilla. No lamentarse». Aun estando de acuerdo, dudo que, en nuestro mundo, sólo afloren las tinieblas; aflorar es empezar a aparecer, como la primavera en la yema del árbol o la veta de un metal precioso en la entraña de la tierra. Las tinieblas están, y densas; tinieblas de valores y principios, de ideas, y aun de aparentes heterodoxias liberadoras, que a veces sirven para despertar de sus letargos a la ortodoxia; de tal manera que una reforma trae de inmediato una contrarreforma. Lutero –finales del siglo XV– es la chispa que enciende la hoguera de Trento, y así hasta nuestros días. Pero es el caso que no sólo es tiempo de tinieblas que afloren, sino de tinieblas instaladas, institucionalizadas, que calan los huesos. El relativismo, consecuencia de la altivez hedonista del pensamiento de hoy, la virulencia ideológica, los cada vez más desiguales peldaños entre riqueza y pobreza, la corrupción política, la dormición de las conciencias, la encarcelación de la libertad bajo apariencias de más franquicia o independencia, la mentira como vehículo para lograr asentimientos (dorados asentamientos políticos), todo esto es tiniebla. Las tinieblas no afloran, las tinieblas están, y son envolventes, cercadoras, como noches de lobos. ¿Y qué hacer? La idea de la cerilla no es mala: una luz limpia, temblorosa, entronizada en dos dedos de ilusión y esperanza, y guardándola de los vientos afanosos con la otra mano de la fe, hermoso, pero no basta; quizá se necesite otra luz más fuerte, tenaz, poderosa; yo pienso en Jesucristo, todo él llevado y ofrecido sin complejos, como la gran luz (sol de justicia) que salve; y con la cruz de la humanidad pegada a su espalda, que sin cruz, Diario, el Cristo apenas es reconocido; crucificado –o «varón de dolores», según la visión de Isaías– parece más Cristo (11:17:41).

domingo, 13 de febrero de 2022

13 de febrero de 2022. Domingo.
SALÍ DE MI CLAUSURA

Naturaleza sencilla y viva, en Salinas de San Pedro del Pinatar. Murcia

-El viernes salí de mi clausura –la pandemia– y me dejé envolver por el clamor de la naturaleza. Es decir, me vi cercado por la belleza del ser y el estar de las cosas, que, sin ostentación, se dan aliento –soplo de hermosura– para espíritus abiertos. Contemplé el mar, los almendros en flor, la grandeza de lo débil y la asequibilidad de lo grande, el respeto de la luz con las sombras; es decir, la armonía del mundo y su aleluya continuo, que tratan de romper la soberbia de los necios y el poder de los avaros. Gocé y reí, sin mascarilla. Libre. Dejé que la belleza de fuera inundará mi interior, para poderla dar luego en mi mirada, en mi serenidad, en mi quehacer de cada día. Decía San Agustín que la naturaleza es la mejor educadora de la verdad. Causa emoción contemplar cómo los almendros sienten todos a la vez la necesidad de dar sus flores para embellecer la sensibilidad del juglar. No florecen unos antes y otros después, sino todos a una, como si multitud de pinceles del mundo se unieran para hacer, del paisaje, infinitos lienzos de Van Gogh, y, como diría el poeta Gary Snyder, sentirnos así felices en nuestro hogar. Para orar, Jesús se retiraba y se hacía acompañar de la naturaleza: el mar, el olivo, las florecillas del campo, la grandeza sosegada de las montañas, el silencio, que a veces se dejaba oír, la paz, y Dios, con el que hablaba. Y de ahí, Diario, sacaba Jesús su amor por lo sencillo y la inspiración para sus hermosas parábolas, que iluminaban la verdad de su evangelio, el amor encarnado de su mensaje (13:11:55).

sábado, 12 de febrero de 2022

12 de febrero de 2022-02-12. Sábado.
PEDRADAS MÍSTICAS

Símbolo del amor, que se da sin más, en el jardín. Casa Sacerddotal. 

-Hoy, una vez más, las “bienaventuranzas”, esas pedradas místicas que Jesús lanza desde el evangelio se ponen a diluviar sobre mi cabeza. El evangelio, como siempre, sin términos medios; la libertad se bifurca en dos caminos, como en Borges los senderos del jardín: el camino que lleva a una felicidad sin tiempo ni espacio, eterna, y el que lleva a otra felicidad, pero momentánea, del instante. Nadie niega felicidad al rico; pero, tras el trago, viene el ¡ay! Cuando se bebe el último trago, ¿qué queda? Jesús baja del monte. Suele subir al monte para ser centro de todo, de la soledad, del misterio, de la naturaleza; desde la montaña se contempla todo a tus pies, y, más arriba, sólo el incendio del sol y de las estrellas. Y la Trascendencia. Jesús subía al monte para orar, para palpar el Misterio y bajar confortado y con palabras nuevas que decir. Como Moisés, como Elías. Jesús bajó del monte luego de ser tocado en la lengua por Dios, y habló; bajó y dijo una bienaventuranza. Una bienaventuranza increíble: «Dichosos los pobres», o los que viven con lo pobre puesto, con el hambre, el llanto, la persecución. Y ahí está; hay quien vive como experiencia de felicidad en la pobreza. La madre Teresa de Calcuta y sus monjitas de azul, de manos maternales ellas, en las que, si uno se fija bien, verá moverse ángeles que, con la ternura como companaje, multiplican el pan del amor. El amor: el pan que más sacia. La pobreza no puede dar dinero, pero sí una mano dejada en una frente con fiebre o una mirada, con sonrisa incluida, que sea remedio que acompañe la soledad. Felices los pobres; lo dijo Él y, en estas personas, y en otras, parece ser verdad. ¿La paga? Quizá una sonrisa a tu sonrisa, o una mirada agradecida; pero con Dios siempre al fondo, enclaustrado, Diario, en la fe, esperando oír las palabras: «Porque tuve hambre...» (12:37:56).

viernes, 11 de febrero de 2022

 11 de febrero de 2022. Viernes.
LOURDES

¿Crucifijo o avión?, en el cielo de Murcia. Casa Sacerdotal.

-Recuerdo que hoy, día de Nuestra Señora de Lourdes, en mi niñez, en vez de a la Virgen María rezaba a Jennifer Jones, la inolvidable actriz que hacía de Bernardette Soubirous en la película La canción de Bernardette. Jennifer Jones –Bernardette– era pobre y santa; y, con la sola expresión dulcísima de su rostro asombrado, parecía serlo. Yo, niño entonces, estuve enamorado de Jennifer Jones, hasta el extremo de ir a confesarme de ello. «Padre –dije–, me acuso de que estoy enamorado». Yo era monaguillo. «¿De quién?», me preguntó el cura. Y, tras dudar y lograr deshacerme carraspeando de un nudo que tenía en la garganta, dije: «De la muchacha que sale en la película de la Virgen de Lourdes». A lo que contestó el cura: «¡Hijo!». Y se rio el cura, y tuvo que salir del confesonario, pues la risa derivó en tos, fumaba mucho. Jennifer Jones, en la película, miraba y sólo con la mirada expresaba que sufría, y que no decía mentiras, y te hacía emocionarte. Decía que se le había aparecido una mujer vestida de blanco, y nadie la creía; su angustia, entonces, era mi angustia, y su drama, mi drama. Yo iba al cine a sufrir y a rebelarme por lo que le pasaba a Jennifer Jones, la muchacha, que escarbando en la tierra, había hecho brotar una fuente en la que ella se lavaba y curaba a la gente que bebía de esa agua. En el Teatro Vicente, mientras veíamos la película de Bernardette, no se oía una mosca. Sólo el crujir de las pipas, y algún que otro gemido. En Laudes, he rezado a la Virgen del Gave, que así se la llama en el himno: «La pureza es en ti, Virgen del Gave…», y le he pedido que «remedie con el amparo del cielo nuestro desvalimiento», que tanto y tan extendido es ahora. La niñez, los recuerdos, la fe. Recordar la inocencia, Diario, es hermoso (17:51:51).

jueves, 10 de febrero de 2022

10 de febrero de 2022. Jueves.
ANTOLOGÍA

En la presentación de un libro, o risa y versos.  Molina. F: FotVi

-Escanear una fotografía antigua es volver al pasado y, con un clic en el ordenador, hacerla, en el presente, belleza actual, sin perder su hermoso color sepia, que la delata riqueza arqueológica. Escanear es explorar y registrar; es decir, el escáner examina, lee la foto y, al poco, la hace, renovada, realidad en el álbum digital. Milagro de los impulsos eléctricos. Es como leer un libro y retenerlo en la mente. Pues bien, he de escanear una veintena de fotos y datarlas: recordar dónde y cuándo fueron hechas, las personas y cosas que las llenan, entrar en su intimidad. Es decir, darles vida. Manolo Cuadrado –mi amigo– y un servidor estamos preparando una antología de mis versos que sea diferente. Cada capítulo de la antología irá ilustrado con fotos del tiempo y la circunstancia en que se escribió. Es como ponerle nervios y piel excitable a las palabras y que hablen ellas y su ambiente. Editorialmente hablando, todo es apasionante, pero exige un trabajo de titanes, que hemos de hacer entre los dos. Y a un servidor, por el clamor de los años casi fuera de calendario ya, nada más pensarlo se le rebelan los huesos. Menos mal que creo en lo que decía Antonio Muñoz Molina, novelista: «En esto de la literatura hay mucho de enfermedad». Los hay que enferman por mucho comer y los hay que se tornan esqueléticos, por lo contrario, por hambre. Pero yo pienso y me digo con Jorge Luis Borges: «Estoy viviendo un sueño perfecto»; sueño que al final –y con la ayuda del Señor de la Sabiduría– tendrá un despertar feliz, reconfortante, impensablemente hermoso. (Doy gracias, Diario, porque todavía sueño...) (11:46:12).