17 de febrero de 2022. Jueves.
LEER EL CANTO DE LOS PÁJAROS
LEER EL CANTO DE LOS PÁJAROS
Rezando en "El libro de las horas", en Casa Sacerdotal. Murcia. F.FotVi |
-Cada mañana me levanto con Dios y con un libro, que es un modo de poner
algo de Dios en mis manos. Como el hecho de tocar una rama de olivo, o una hoja
(exultante de olor siempre) de geranio, o el de leer el canto de un pájaro.
(Los pájaros escriben -o describen- cosas en el aire que luego hay que saber
leer: yo todavía no lo hago muy bien, aún estoy en el catón de la lectura del
canto de los pájaros o de sus jeroglíficos musicales, pero cada vez descifro
mejor sus mensajes). Creo que en la atención a las cosas pequeñas está Dios. El
decir que me levanto con Dios y un libro en las manos, no es pedantería, ni
liturgia de beato (¡me conoceré yo!), sino la verdad sobre la que se me ocurre
escribir esta mañana. Los hay que, al igual que un servidor, se levantan con
Dios en la boca; pero para negarlo o escupirlo, y sin libro. Yo, en la mañana,
acojo a Dios en mi fe y trato de afirmarlo en mi vida: hace bien al espíritu y
al colesterol. Baja la tensión. Luego el libro rubrica la paz que da Dios: y
sobre todo si es el Libro de las Horas
donde se conjugan el rezo y la poesía, y la ocasión de hablar otro lenguaje: el
de lo trascendente. Un lenguaje que sólo suele caber en el saquillo o faltriquera
del rezo y la poesía. Porque levantarse y simplemente bostezar debe ser muy
aburrido; levantarte, bostezar y descubrir que es lunes, o jueves, y además 17
de febrero, ya, debe ser terrible. Con Dios en la mente es más fácil asumir los
días y los miedos del despertar, y los primeros pasos con el cepillo de los
dientes en la boca y los problemas; y el frío que da sentirse vulnerable y todos los otros etcéteras del día. Mejor, Diario,
Dios y un libro, y dejarse llenar la boca de alabanza, que es como lanzar
palomas de paz por la boca (18:37:36).
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