9 de octubre de 2022. Domingo.
AMAGO DE TORMENTA
AMAGO DE TORMENTA
-Esta es mi filosofía:
si río, no lloro; pues yo río, como una vocación. Y si hay que llorar,
entonces, a reír y llorar, para que el llanto en soledad no me revista el alma
de desesperación. Si río, el llanto se va por la risa y queda sólo en llovizna
en los ojos, un amago de tormenta. El llanto, a veces, reconforta, consuela; la
risa, siempre, y, además, libera. La risa es mil pájaros en vuelo; el llanto,
un solo pájaro entre rejas. El alma se enreja en el llanto, y deja de ser sueño
y vuelo. El momento de más llanto es el de la muerte; pero, aun en el llorar
por la muerte, queda una esperanza para la risa: la fe; y, siempre, en la fe
anda Dios insinuándose, dándose en la gracia, y en los silencios. Jesús, en el
evangelio de la misa de hoy, dice a un leproso que, tras ser curado, vuelve a
darle las gracias: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado». Decirte, Diario, que
nunca reiré por no llorar; en todo caso, reiré llorando, bebiéndome el llanto y
dejando que aflore en los labios la risa, por salubridad, para que vuele el
espíritu, liberándome (17:48:32).