8 de noviembre de
2023. Miércoles.
CARICIA DE DIOS INDEFINIDA
CARICIA DE DIOS INDEFINIDA
-A
veces pienso en la muerte, pero poco. Me gusta más pensar en la vida, su
belleza; aunque, en ocasiones, sea con sufrimiento. Comprendo a los que sufren
una enfermedad de dolor y desgarro, y toda la vida. «No sé sufrir», he oído
decir al Papa Francisco; algo parecido me sucede a mí. No sé sufrir, pero me
conmuevo, hasta el llanto, ante el sufrimiento ajeno. Sobre todo ante el dolor
de la infancia, que todavía en la inocencia, en la pureza, y carga con el peso
de ser humano. Yo no suelo pensar en la muerte, pero me preparo para la muerte.
Decía Lucio A. Séneca, político, filósofo y orador romano: «Hay
quien va a la muerte airado, pero la recibe con una sonrisa aquel que se ha
preparado largo tiempo para el trance». Mi muerte me la imagino en paz: será un
dejar de sentir, sin ira, no sé si con una sonrisa, pero sí pensando –espero–
en la bondad y la misericordia de Dios. Estoy, Diario, con M. Robespierre,
escritor y político francés, llamado el incorruptible, que decía: «La muerte es
el inicio de la inmortalidad». La inmortalidad: ese don o caricia de Dios,
indefinida.