4 de noviembre de 2013. Lunes.
UNA NIÑA
Para un cumpleaños. F: FotVi |
-Una niña, que aún
no ha cumplido los tres años, dice que la Navidad es el cumpleaños de Jesús. Y al ser preguntada quién es Jesús, sin
cortarse y haciendo en sus labios casi silbo las «eses», responde: «El Hijo de
Dios». Y todo queda como estaba, salvo las «eses» y el asombro. Y la niñez, que,
sin romperse ni mancharse, como el cristal que deja pasar la luz, ha dicho
palabras tan sobresalientes.
Ella aún no es consciente de lo que
dice, pero sí las palabras, que dicen lo que alguien, que se las ha enseñado,
quería que dijeran. Las palabras siempre dicen, hablan, suceden, aunque no se
entiendan. Decir, consiste en revelar la perla de la idea (o acontecimiento
espiritual) que encierra la palabra.
La
idea se desenreda de la mente y habita en la palabra, hasta que ésta es dicha y
expone su alma, su interior de luz o de sombra, de paloma o de ave rapaz. Las
ideas, en la palabra, están calladas, pero no inmóviles; por eso, al romper la
palabra, como el germen en el nido, las ideas se hacen significado, emoción (y
entre sustantivos y verbos, acompañados de complementos), drama o comedia; es
decir, vida, o explicación de ésta.
Navidad, pues, Diario (y según una niña, que aún no alcanza los tres abriles)
es el cumpleaños de Jesús; de Jesús,
que es el Hijo de Dios (19:44:11).
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