24 de febrero de 2019. Domingo.
LAS HIZO HUMANIDAD
La excelsitud en lo humilde, en Salinas de San Pedro del Pinatar. F. FotVi |
-Porque es palabra y
geometría, Dios es gozo, y música, y poema; es decir, vida. Es palabra porque, antes de que nada existiera, habló. Le habló a la nada, y la nada reaccionó,
evolucionó. De la nada, nació la luz. «Hágase la luz», dijo. Y la luz se hizo y
se detuvo en las cosas, y en las cosas, fue geometría, pues con la luz, las
cosas se hicieron tridimensionales, y, en las aves y el clamor de las aguas,
música, y poema, en el amor. Y el amor de Dios empezó a manifestarse en las
cosas, reflejo estas de su bondad, de su cortesía, de su ternura: las cosas fueron humanidad;
o sea, persona inteligente. Es decir, en las cosas afloró la inteligencia, y,
con la inteligencia, la verdad y la mentira, la gracia y el pecado, la
franqueza y la simulación. Todo revuelto como en una marea de vida y muerte, de
espíritu y debilidad. Y con la inteligencia, amaneció la libertad en la persona
humana, o la voluntad de decidir. Y, en la libertad, la humanidad se hizo mayor
de edad, y en unos casos se hizo dios, o superhombre (Nietzsche), y en otros, el
humilde y evangélico poeta de Asís (San Francisco). Con la técnica y la ciencia
el ser humano ha llegado casi a lo más alto, a sus cielos de gloria y
excelencia (viaje a la Luna, las estrellas), y por ende, en lo social, a lo más
bajo: al charco de la miserable pobreza discriminada, sacrílega, que
envilece. Y he aquí la lucha actual: la de Dios (la virtud, el bien, la igualdad,
la justicia, la libertad, la verdad, el perdón, la misericordia, la gracia),
contra el Mal (la indignidad, la corrupción, el impudor, el relativismo, el
poder, el derroche, la ordinariez, la insipidez). Y en esas estamos, Diario, con
un pie en la excelsitud, la elevación, y el otro, en el abismo, donde abundan
las ratas y los murciélagos, o la desolación, el escarnio (18:38:38).
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