9 de febrero de 2019. Sábado.
UN VASO DE BON
VINO
Eclipse lunar, sin eufemismos. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-A los políticos les va
el eufemismo, como al bebedor «un vaso de bon vino», que diría el Arcipreste de
Hita. Emplean palabras mansas para decir cosas duras y malsonantes, salvo
algunos, que dicen lo que suena mal y lastiman sin inmutarse y mirando al
tendido para que les aplaudan. En general, son espíritus delicados, a los que
no les gusta herir los oídos de sus votantes. Un modo sutil de revestir las
mentiras de verdades, y de hacer de estas, las verdades, malas metáforas. Ciertos
políticos van de eufemismo en eufemismo, como el que va por la calle echando
migas de pan a las palomas, para que le sigan. Hasta que llega alguien, y,
dejando a un lado el protocolo de los juegos florales, mete las manos en la
masa y suelta lo que es posible oír, con el escándalo solo de los aviesos y mal
acostumbrados. Casado le ha dicho a Sánchez, presidente, que es «partícipe de
un golpe de Estado», que es «un felón», «un mentiroso compulsivo», «un
traidor», «un incapaz», «un mediocre», «un okupa», «una catástrofe», y así hasta
veintiuna guindas más de este calibre. Es decir, se ha olvidado de los
eufemismos y ha usado las palabras que más o menos le dirían buena parte de los
españoles a este presidente sin criterio y volandero. Y ha habido una reacción escandalizada
y de perplejidad en ciertos medios dedicados a la ambigüedad y a la paráfrasis.
¿Recuerdan cuando Sánchez llamó a Rajoy «indecente»? ¿Y en su misma barbada
cara? ¿Qué son más insultantes los veintiún puntos del supremacista Torra o las
veintiuna catilinaria de Casado al sedicente Sánchez? Yo, Diario, me reservo mi
opinión, que diré cuando suceda, a causa de las urnas, su defenestración, urnas
que a veces aciertan, más que las encuestas (12:19:41).
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