31 de marzo de 2019. Domingo.
HERMOSA RUTINA
Fotografiando la lluvia, en Murcia. Casa Sacerdotal. F: FotVi |
-Como si se le hubiera roto la bañera a San Pedro, llueve
en Murcia. A no ser que se trate de una avería, no suele ser pródigo en lluvia por
estas tierras el tiempo. Mis viejitos (cinco) y un servidor hemos celebrado misa
en la capilla, y hemos contemplado la actitud del hijo que se va y, sin los
demonios que le llevaron a alejarse del padre, vuelve a él. El padre perdona y
hace fiesta, y hay un hermano, morado de envidias, que recrimina al padre su piedad
y su generosidad paternas. Es la hermosa rutina de cada día festivo. Luego he
salido a fotografiar la lluvia, y, como hago desde hace años cada día, he leído
y he escrito. Para un servidor el domingo no se distingue de cualquier otro día
de la semana. Por la tarde, he visto en TRECETV la misa del Papa en Marruecos. Ejemplar
modo el de este Papa de estar allá donde lo lleva el Espíritu; como Jesús en el
desierto, se deja conducir: no es tacaño en la misión de evangelizar. Ha
hablado de la emigración y del modo cómo convivir musulmanes y cristianos, sin
fricciones, en paz. Se le ve anciano y achacoso, pero con sueños, con los ojos
puestos en el más allá de su mirada. Mientras quedan sueños, no hay vejez. Se
ha despedido con una festiva bendición. No todo es violencia ni fraude, o política,
en el mundo. Hay veces, Diario, que Dios acampa entre nosotros, y, como le ocurrió al hijo
pródigo, hace que nos prestemos, con ojos húmedos, al abrazo del Padre, y a su mirada (18:24:36).