29 de marzo de 2019. Viernes.
MIEDOS TERRIBLES
Mirando el terror, en Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Se ha enturbiado el día. Ha amanecido triste y,
conforme pasan las horas, va a más. Grandes nubarrones se persiguen. Y un
servidor, esta mañana, de enfermera y médico. A mí, que me espantan los
médicos. No porque sean médicos, sino porque son sabios y detectan los males
antes de que te lleguen. Les tengo un gran respeto. Pero un respeto de asombro
y de terror. Me asombran y me aterrorizan sus diagnósticos y el estetoscopio, que
no su trato. El estetoscopio, ese utensilio que, cuando te toca el pecho,
siempre está frío como una mala mirada. Te mira una mala mirada y te sacude
todo el cuerpo, de helor. Pues así es ese útil. Que ellos manejan con oído atento
y con los ojos puestos en lo que oyen. No en el paciente. Pero al fin, el médico
no me ha visto. Te dicen a las doce y media horas y son las trece y media horas
y no te ha llegado el turno. Y ha ocurrido que lo he dejado para el lunes. Así
sucede en todo: tú heces planes y el destino o la mala suerte te los cambian.
Pero doy gracias a Dios: porque de este modo, Diario, viviré otro día de miedos
terribles, que probaré a vencerlos. No hay bien que por mal no venga, dicen (19:14:25).
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