26 de agosto de 2019. Lunes.
VESTIMENTA
DE CALOR
Salida del sol, tras la gota fría. En Murcia. F: FotVi |
-Día nublado, con
vestimenta, sin embargo, de calor. El calor nos sigue y nos persigue. Al calor se
le puede domar, pero no extinguirlo. Sin calor, sería imposible la vida. El
cántico de los tres jóvenes –Ananías, Azarías y Misael–, en el libro del
Daniel, insta a todas las criaturas a que alaben y bendigan al Señor. Y entre
esas criaturas –con los ángeles, las aguas del espacio, el sol y la luna, la
lluvia y el rocío, la luz y las tinieblas, las escarchas y nieves, los hijos de
los hombres, etcétera– están el fuego y el calor. «Fuego y calor, bendecid al Señor»,
cantan. En el Génesis se dice de la creación, que Dios, al concluirla, vio que
todo era bello y bueno. Dios se complace en su obra, la percibe llena de virtud
y fineza, de geometría y perspectiva, de emoción y vuelo. El calor respira y piensa
en todo lo que vive y sueña, en la ameba y el coral, en la persona y en el cetáceo
inmenso. El calor extremo quema, destruye, pero el que Dios puso en los cuerpos
y en las cosas, la luz de su dedo creador, repara y forja, e inventa. No obstante, Diario, marcho a buscar el agradable y acariciador semblante de un poquito de
aire acondicionado, para compensar (12:32:45).
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