27 de noviembre de 2019. Miércoles.
GOZÓ LA POESÍA
Llanto por un poeta. Forges. |
-Anteayer, en Molina,
gocé: gozó la poesía. Dije versos y vi ojos encendidos, increíblemente encendidos
en personas de determinada edad. El hecho de iluminarse los ojos de estas
personas, de despedir brillos al oír unos versos, es un ejemplo de una alta sensibilidad,
de estar más en la vida interior que en la exterior. Es verdad que ya les
rondan los años, les fallan los sentidos, y, quizá por eso, han experimentado
la dicha de sentir la ternura en el ejercicio de su amor. Ahora, desde esa ternura,
se abren a un cierto fervor y lo visten de delicadeza, de una dulzura
cansada, pero excitante. Entretanto, a esta España nuestra, maltratada y dividida,
sin norte al que caminar, postrada, le falte liberarse de lo externo y centrarse
más en su intimidad, donde sin duda habitan la paz y la armonía –la poesía–, y
no la guerra. Ya sé que no todo es poesía en la vida, pero hay que buscarla allí
donde esté, sin desesperar, como el detector que busca metales preciosos. ¡Ah, la
riqueza de nuestro interior en el que se conjugan la poesía de la vida y sus
recuerdos, como una ofrenda para las generaciones que han de llegar! Si los que
nos sigan, Diario, encontraran este
tesoro, el del amor entregado, sería un maravilloso y sublime hallazgo, una
excelsa y elevada eucaristía (18:23:28).
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