26 de junio de 2021. Sábado.
DIOS EN EL DESGARRO
DIOS EN EL DESGARRO
-De noche, la fidelidad y de día, la misericordia, canto con el Salmo
91. En la mañana, al despertar. Entre acordes virtuales de arpas, y laúdes, y
cítaras. Es la obra de Dios en mi vida. Y en la tuya, si le dejas estar. Salgo
de su fidelidad en la noche y despierto en el abrazo frutal de su misericordia
por la mañana. Mientras rezo, contemplo el azul, por donde se va, como con alas
–vencejos innumerables–, mi oración. Y sigue la vida, como un acontecimiento de
fe y trabajo: la mente en Dios, y las manos y los ojos, forjando instantes
maravillosos –hallazgos físicos, intelectuales, sociológicos–, que van construyendo
el mundo. Este sábado –¡alegría!–, sin mascarillas, y, al siguiente, con toda probabilidad
–¿desencanto?– volvamos a ellas: el virus está al acecho, y no perdona. En
Israel, ya ha ocurrido. Y Sánchez, con lo de Cataluña, absolviéndose de sus
culpas. En Bruselas: «Lo útil en el pasado fue el castigo y lo útil hoy es el
perdón», ha dicho. Su Sanchidad impartiendo indulgencias, en su favor. ¡Cómo se
ama este juglar de la mentira! En Etiopía, mueren la cooperante María Hernández
y otros dos colegas, en un atentado. La ONG Médicos Sin Fronteras está de duelo;
pongo una oración en mi boca, por si alguien desea acompañarme. La oración es luz
en la noche oscura de nuestras vidas, dice San Juan de la Cruz. Yo rezo; en un
mundo distorsionado y loco, poner un poco de Dios en el desgarro, aquieta el
alma y te enseña, Diario, caminos nuevos de paz, de ternura; te acerca al amor y así puedes decir: «He sentido el Amor, y deseo dar amor». El Amor espera ser dado, y acogido (12:36:14).
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