lunes, 28 de junio de 2021

28 de junio de 2021. Lunes.
EL BOSQUE APÓCRIFO DESCANSA

Descanso por unos días, pero vuelvo. D. M. C. Sacerdotal. F: FotVi

-El recuerdo, hoy, se va a hacer realidad. Son dos fotos: una casi borrada, mate, con olor a nostalgia incorporada, y otra, con luz  de colores vivos, lírica, actual. La una es el pasado, la otra, la ensoñación, la anchura: maravillosa estampida de pájaros volando. Invitado por Alfonso Pérez, Presidente de la Hermandad de San Pedro, y luego de dos años de pandemia, vuelvo a San Pedro –a llenar recuerdos–, con el nuevo fardo de mi vejez a cuestas. Me pesa, pero tiro de dignidad, y cargo feliz con ella. ¡Ah, mi vejez! La vejez no la considero una negación; es, por el contrario, la afirmación de que he vivido. Ilusionado. Como diría Séneca, jamás seré tan viejo que después de un día no espere otro. Es un modo de tener en activo, viva, la esperanza. Y mientras la esperanza aliente –llamee–, la vida, con la hermosa monotonía de cada instante, de cada gota, de cada silabeo, seguirá. Esta tarde salgo para San Pedro. Después de cientos de días alumbrando páginas, El Bosque Apócrifo descansará. Perdonen mis pacientes lectores, pero, cuando vuelva, seguiré en la brecha, emborronando páginas, intentando pintar, con pinceles finos o gruesos, no sé, la belleza de ser libre, de andar en la danza del inconformismo educado. Te dejo, Diario, pero iré tomando nota de lo que me ocurra con Dios y mis semejantes, y las cosas –admirables, lúcidas– de mi alrededor. Te contaré mis asombros, mis decepciones, mi vida, con detalles de orfebre (12:48:35).

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