jueves, 16 de junio de 2022


16
de junio de 2022. Lunes.
NO PIERDAS LA SONRISA

A punto de morir, ríe la rosa, en el jardín. Torre de la Horadada. Alicante

-Salto de la cama –lo del saltar es un decir–, primeros pasos vacilantes, respiración honda, me santiguo, y, con dudas, entro en el cuarto de baño: el espejo delata mi vejez, dejándome el consuelo, sin embargo, de una sonrisa resignada. O el aleteo de algo vivo en mis labios. No perder la sonrisa, aun en los momentos más difíciles, es un ejercicio de gimnasia espiritual, lírica, sacramental –unción casi– que salva. Yo me voy salvando en la sonrisa –quizás cansada– de cada mañana. Lo he citado alguna vez: «La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz», proverbio escocés. Recuerdo que alguien me dijo una vez: «Aunque sea envuelta en lágrimas, no pierdas la sonrisa». Cuando estoy a punto de llorar, o la desesperación me acorrala, hago un esfuerzo, sonrío y desarmo a las lágrimas. Las lágrimas se pueden enjugar y quedar en el pañuelo, no así las sonrisas que, si nacen de un interior limpio y libre, destello en la boca, nunca cesan. Y, como la luz del sol, siempre iluminan, aunque haya nubes. Y es que la sonrisa no está en las cosas, sino en nosotros, y la hacemos vuelo cada vez que llega a nuestros labios y la convertimos en mariposa y no en zángano. Con mariposas en la boca es más fácil sonreír que maldecir, más fácil perdonar que odiar, más fácil el amor que la indiferencia. Ser indiferente es quedarte sin nada que dar y nada que recibir, es entrar en el mundo de la apatía, de la desidia espiritual. Es morir de tristeza interior, la que mata la esperanza, la que sacrifica cualquier clase de utopía en ti; es caer en la desesperación, sin una sonrisa a la que asirte para salir de ti mismo y dar con el Dios de la bondad, de la misericordia; el Dios que siempre, Diario, está de nuestra parte como un buen amigo que siente y ama, y alienta (12:28:50).

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