24 de junio de 2022. Viernes.
DESCANSAR ESCRIBIENDO
DESCANSAR ESCRIBIENDO
-Aburrido de no escribir, vuelvo a las andadas. He descubierto algo
insólito y original, que lo que me cansa no es el escribir, sino el no escribir;
sin escribir, me puede el aburrimiento,
el bostezo, los brazos caídos. Imagínense a alguien todo el día bostezando, y con
los brazos caídos. Estar sin hacer nada, es como echarse al agua y dejar de
nadar: te lleva la corriente. Si deseas sentirte vivo debes mover los brazos, y
aun parpadear de vez en cuando. Me aterra aquella greguería de Ramón Gómez de
la Serna, que decía: «Aburrirse es besar a la muerte»; o quedarse frío y sin
pulso, mustio el espíritu. La muerte no aburre, es muerte. Voy a volver a
descansar escribiendo, es el descanso más eficaz y productivo; es como el niño
que juega, que, mientras lo hace, sueña e inventa, y no permite que le molesten las moscas. Cuando falta la imaginación, te asedia el aburrimiento. Lo peor es
que se aburra la mente, que es, como diría Kierkegaard, la negativa desesperada
de ser uno mismo. Hoy, fiesta de San Juan Bautista, arrinconado el aburrimiento
y recuperada la actividad, vuelvo a ser yo mismo. El amor por contar las cosas
y no dejarlas morir en el silencio del olvido, Diario, puede más en mí que cualquier
otra cosa: es como gustar una dulce bebida –la paladeo– que me embriagara (12:14:09).
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