lunes, 20 de junio de 2022

20 de junio de 2022. Lunes.
LA MONEDA HUMILLADA

Sentido común, en el mundo. Forges.

-Pasear por cualquier calle de nuestras ciudades, es coger la humillación y hacerla objeto de escaparate. El escaparte de la pobreza. Y sin disimulos, con toda clase de abalorios de derrota. Mal vestidos y con signos en el rostro de temor y decaimiento. A poca distancia uno del otro, se ven pobres, o derrotados, con la mano en actitud de recibir una limosna. Una mano extendida y vuelta la palma al cielo es mano que pide auxilio. Auxilio que no llega o lo hace a cuenta gotas de monedas de cinco y dos céntimos. Eso, sí: una moneda y otra, de más o menos peso, quizá sean el pedazo de pan que se espera, o el botellín de cerveza con que cantarle una nana al hambre. Los hay, pobres, de todo jaez o pelaje. Los hay negros, amarillos, blancos; melenudos y barbados, y barbilampiños. Lisiados y fuertes. Viejos y jóvenes, y aun casi niños. Y es curioso: los más niños, al tiempo que piden, juegan. Y, pintarrajeada su cara de trazos de suciedad, ríen. Desde su candor, le ponen buena cara a la pobreza. Pero la humillación sigue ahí: en las calles de cada ciudad, como signo de la afrenta de todos. Yo, cuando doy una moneda a un pobre, me resigno a pasar vergüenza; me siento más humillado que quien me alarga la mano y me pide una limosna o con la voz o con los ojos. Aterran más unos ojos que una mano pidiendo. La mano puede evitarse, los ojos, no. La mano queda; los ojos te siguen. Me gustaría ver a los trúhanes y cipayos de la política, de la banca, de la especulación, a la sociedad hipócrita del bienestar, recorrer las calles de nuestras ciudades y dejarse mirar por unos ojos de pobre que te siguen. Verían (si es que ven) que la democracia, así, es mentira. La democracia nunca puede ser humillación ni una mirada derrotada que te sigue hasta perderte de vista. Su humillación es nuestra humillación, aun en la moneda que damos. Menos mal que Dios, Diario, está al quite y mide el peso de la moneda que doy, el peso del amor con que la doy, y a veces sonríe (12:14:17).

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