28 de junio de 2022. Lunes.
LA ROSA DE LOS VIENTOS
LA ROSA DE LOS VIENTOS
-Habló Dios –dice la Biblia– y fueron las cosas, existieron: el mundo, las
estrellas, las galaxias, el cosmos, y las leyes por las que se rigen; lo que
era caos, nada, fue trasformado en belleza, extensión, inmensidad; bastó una
palabra: «Hágase» y fueron lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande,
y vio Dios que su obra era buena. Dios se complacía en su obra. Un regocijo
divino. El valor de la palabra. Luego habló por los profetas y decía lo que le
satisfacía y lo que no, avisaba con algún castigo las injusticias cometidas por
el pueblo, y siempre perdonaba. Hasta que llegó el tiempo de que se oyera su
Palabra, la Sabiduría que le inspiró el mundo y sus alrededores. Y la Palabra
–la Palabra que él hablaba en su intimidad– se encarnó, se hizo carne, y puso
su tienda junto a nosotros y nos habló del Padre, del Dios que es Amor, y nos
reveló su mandamiento nuevo, el amor de la cruz, que es dar sin esperar nada, pues
solo con poder amar ya estás pagado. De este modo el Amor de Dios se hace
Amor de Cruz, en Jesucristo. O la rosa de los vientos del Amor, Diario, y no
hay rincón de lo creado al que no llegue ese Amor. Un Amor compasivo, clemente,
«lento a la ira y grande en misericordia»: o el Amor de Dios (12:24:15).
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