6 de julio de 2022. Miércoles.
ALABANZA QUE VUELA
ALABANZA QUE VUELA
-No cede el calor; días tórridos, aunque amanezcan nublados. Ni los
pájaros se atreven. En todo caso, un gorrión, más aguerrido, deja su canto
prendido en el fuego del medio día. Quizá ande tejiendo un salmo de alabanza y
no lo sepamos. Los salmos, que se escriben con música y palabras, y corazón
–son poemas–, tal vez tengan otro modo de ser himno en boca de un pájaro. El
gorrión picotea el canto y lo hace percusión, síncopa. Su lenguaje es silábico.
No crea melodía, sólo percute para sentirse gorrión y vida creada: alabanza que
vuela. La Biblia anima: «Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos
de júbilo». El gorrión obedece y bate palmas con chasquidos de su lengua. El
percutir de su canto es su loa al Señor, a la que me he unido, Diario, a la
hora de sexta, para batir palmas con él que también son síncopa, lenguaje
silábico, con ritmo (12:38:27).
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