domingo, 31 de julio de 2022

31 de julio de 2022. Domingo.
OJOS DE LUZ

Ojos de luz y sonrisa, Catedral de Friburgo. Alemania. 

-Así como los hay que crean luz, los hay también que producen sombras, o manchas, o agujeros negros en la sociedad. Crean luz los que miran con ojos de luz: ojos limpios. Los ojos de un niño, o los de una madre mirando al hijo al que da el pecho, ésos son ojos de luz. No así los ojos de quienes mienten o afilan el cuchillo de la infamia o la injusticia contra los otros. Quien hace risa hace luz; quien causa llanto hace negror y es en sí mismo una fechoría maligna. Me gusta la fe porque invita a la luz; en Dios y en su alrededor divino, todo es luz, porque todo es amor. La oscuridad no cabe en Dios, como no cabe en el amor el egoísmo, que es la gran noche, en el argot mundano, del mal llamado amor. Y en el amor, como en todo, cuanta más ganga de egoísmo hay, menos luz da. El egoísmo, en todo caso, siempre es mediocridad, y, por ser coto cerrado, nunca es luz, o claridad amorosa. El día ha amanecido brumoso, denso, destilando calor, como un fuego de fragua. Día hecho de desganas. Y, mientras todo en verano parece más lento, sin alas, caigo en la cuenta de que el cuerpo pesa, pero que el espíritu puede volar. Se lee en la misa de hoy: «Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo…; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra»; y estas palabras de San Pablo a los Colosenses dan alas al espíritu, que agilizan el cuerpo, al que ya no puede la desgana, sino la fe, que, como dice Jesús, «mueve montañas» (13:08:56).

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