18 de octubre de 2022. Martes.
EL VERSO Y LA ARCILLA
EL VERSO Y LA ARCILLA
El verso, la flor, y lo demás, arcilla. Torre de la Horadada. Alicante. |
-El verso y la arcilla es el
título de un nuevo libro de versos, que pienso acabar cuando la inspiración
deje de bajar de las cejas a los ojos; los ojos, donde las ilusiones –lo
iluminado– sueñan. En cuanto no haya sueños que soñar en los ojos, daré por
finalizado mi libro. Hasta que venga otro libro y me llene los ojos de luces y
de hojas caídas de otoño, las otras maravillas iluminadas de la vida. Las luces
de otoño y las hojas caídas son fundamentales para alimentar la poesía, que
siempre nace de raíces cansadas que van al invierno. Son el flujo que hace a la
manzana en el árbol, en los otros días de más anhelos frutales, verde –o irreal–
y roja. Dios, de una irrealidad real y verde, también está –según Espinoza– en
la manzana. Yo creo que está, aunque lo diga Espinoza y lo niegue Leibniz: la
manzana, que es seno de blancura, vientre, donde modula Dios los huesecillos
que serán otra vez manzana. En los blancos del seno (mujer, manzana) está la
vida. Yo no sé qué es la poesía; sólo sé que en la manzana está la poesía,
porque en ella estuvo la ciencia del bien y del mal, y del conocimiento. Y ella
quitaba y daba vida; ella es, pues, Diario, la poesía. O sea, belleza y gusano,
y cobijo y muerte; es decir, la vida (12:37:48).
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