21 de noviembre de 2013. Jueves.
LA LETRA DEL
MIEDO
Pensando ir de mayor al Caribe, en el jardín. F: FotVi |
-Cuando acusan,
se colocan de frente con el puño cerrado, amenazantes, pero cuando son ellos
los cazados empujando el carrito del helado, se ponen de perfil, de silueta, y
parpadean asombrados como diciendo yo no he sido. ¡¿Yo?!, exclaman, y se tapan
la boca y la nariz con ambas manos para disimular la risa y evitar el tufo que
despide su propia desvergüenza o desfachatez, ¡tela marinera! No se lavan; a lo
sumo, con un golpe de agua en los ojos, se quitan las legañas, sólo las
pitarras.
Porque se trata de desvergüenza, con
diéresis en la ü, esa letra que, en los
cuentos, sirve para indicar cómo asusta el miedo al personal impresionable. ¡Uuu!,
suele hacer el fantasma que aparece en el caserón viejo, crujiente y con telarañas,
destartalado, al que se accede para ser aterrorizado. El terror atrae, como la
llama a la polilla o el abismo al desequilibrado. Abrir los brazos y dejarse ir
debe ser excitante, hasta que llega el golpe, el impacto, y todo se convierte entonces
en noche, en un caos de invalidez total, en muerte.
Ir al Caribe, donde el Triángulo de
las Bermudas, a dar «cursos de formación» a trabajadores que, como en España,
no encuentran trabajo, es una felonía, o en todo caso una burla de marketing
sindical. Se va al Caribe a dar «cursos de formación» y se acaba recibiendo
clases de buena vida en paisajes idílicos, con danzas suaves y deslizantes bailarinas,
karaokes y fantasías marisqueras.
Algo parecido a lo que les pasó al capitán
y a la tripulación del Bounty en su viaje a Tahití para trasladar a Jamaica un
cargamento de la planta llamada árbol del pan. La película en España se llamó Rebelión a bordo, y es una visión anticipada
quizá de lo que les ha sucedido a los ugetistas (del sindicato UGT) en el paraíso
caribeño. Lo que no sé es si habrá habido alguna Tarita que, como en la película,
haya enamorado al Marlon Brando de turno, capitán de la expedición.
Sindicalistas en el
Caribe, salvando al obrerismo, y financiados (es decir, pagados) por la manirrota
Junta de Andalucía, que sufraga descosidos ideológicos, pero sin llegar nunca a
hacer un traje a medida de los andaluces: el traje del bienestar. Desvergüenza,
Diario, con diéresis en la ü, o la letra del miedo (19:24:05).