9 de enero de 2015. Viernes.
TODO
ÁNGEL ES TERRIBLE
Ángeles (y no terribles), en el jardín. F: FotVi |
-Ayer oí hablar, en tertulias y noticieros, de anonadamiento («Me siento
anonadado/a»), una palabra esta que, además de parecer referirse a algo que
está hundido, también significa sorpresa y desconcierto. Sorprenderse es darse
de pronto de bruces con algo que no se espera. Y luego de la sorpresa, si lo
sorprendente es un atentado (metralletas kalashnikov y muerte en el centro de
París), llega el desconcierto. Desconcierto por algo que se rompe, que es abatido.
Entonces la armonía en la orquesta de nuestro mundo (occidental y fatuo) se quiebra,
y, en grandes palabras y no menos grandes minutos de silencio, llegan las
lamentaciones. Lamentaciones en un mundo hedonista y confiado, y sin embargo no
feliz. Decir Europa (y aun Occidente en general) es decir solo Economía, diosa que a cada momento exige
adoración y pleitesía, y dedicación exclusiva. Los otros dioses y diosas
menores que la cortejan (Bolsa, Mercado, Prima de Riesgo, Deuda…; incluidos Gobiernos,
Malversadores de Fondos, Corruptos, Mafias, etcétera), la inciensan y la regalan
sin pudor, única celebración valorada por los incautos servidores de esta deidad.
Para nada se habla de principios, de raíces benefactoras del árbol y sus frutos,
de virtud y logros del espíritu. El Espíritu de Europa (y de Occidente), como
tal espíritu invisible e inspirador de buenas causas, no solo económicas, se ha
desvanecido; ya no hay Espíritu (o muy menguado, si lo hay), sino Materia. Desplazado
lo Invisible (Dios, el concepto del
bien y del mal, lo utópico y lo moral, lo digno y lo justo…), solo quedan la Ganancia
avariciosa y el Desplome de lo honesto, dos nuevas deidades. Ahora, ante una
nueva barbarie, la de la Yihad o islamismo coránico extremo, que como el ébola ha
acabado por invadir Europa, solo valen lamentaciones y echar policías a la
calle, pues, visto que ni la Economía ni la Materia salvan, se han acogido a Fobos,
el dios del miedo, que «miraba con ojos de fuego» y «ponía en fuga al luchador
más tenaz». (Homero). El miedo se ha echado a la calle y trata de defender con
armas (la policía parapetada, mortífera) lo que no es capaz de defender con
valores que nazcan del espíritu. Yo sé que la fe mueve montañas, no así las
armas, que al final solo matan, mientras las montañas, hasta las del fondo del
mar, permanecen donde estaban. Última hora: han matado al mal; pero con otro
mal, el de las armas: los yihadistas, en París, han sido aniquilados. Quizá Rilke,
el poeta, tuviera razón: «Todo ángel es terrible», y más, Diario, si se trata del
ángel del miedo (19:31:08).