14 de marzo de 2016.
Lunes.
CON
LA LETRA «A»
Iniciando la libertad, en las Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi |
-Al decir la palabra ideología, se me ha vuelto a aparecer esta mañana la letra «a», aquella
que perdiera ayer y que se me resistía a ser encontrada para la sublime y
aterradora artesanía diaria de la Lengua. Hoy se ha producido mi encuentro con
la letra «a», y ha sido para mí algo así como la letra perdida y hallada en el
templo de la ideologí(a). Ideologí(a), palabra que, salvo la «u»
(aunque se podría glosar aquello de Bécquer sobre qué es poesía, sólo que en
esta ocasión, virando poesía por ideología, y así saldría: -¿Qué es ideología?
¿Y tú me lo preguntas?/ Ideología… eres tú.
Y ahí estaría la «u», en racimo de cerezas, con las otras vocales), reúne todas
las vocales necesarias para hacer viable la prosa y la poesía del lenguaje, su
andamiaje de comunicación y belleza, su hermoso cuerpo fónico. Ideología, o el
éxtasis maligno, que todo lo perturba y electriza, y cuya ofuscación intelectual
conduce, a veces, a la intransigencia, a la exaltación fanática. La idea es esplendor,
luminosidad, camino; la ideología, por el contrario, es abismo, sima oscura,
muro. En la ciencia, en la política y aun en la fe, la ideología es perversa, y,
no sé por qué, trasmite inquinas, fobias, agonías. De pronto, te rebelas
hostil, alacrán con veneno en el corazón y en la lengua donde se expresa,
locura irritada. Yo, creyente, hay veces que, para seguir siendo libre, es
decir, tolerante, suelo pedir que mi fe, Diario, sea sólo fe, búsqueda, posible
hallazgo, y, en el Hallazgo, paz, y no desafío. Que poesía eres tú…, Libertad (20:42:19).