17 de octubre de
2018. Miércoles.
UN
MOMENTO MÁGICO
Bello amanecer, en Las Canteras. Las Palmas de Gran Canarias. F: FotVi |
-Ayer mañana, cuando aún no había salido el sol y la autora lo anunciaba, con el salmo cien, he rezado estas bellas palabras: «Voy a cantar la bondad y la justicia, / para ti es mi música, Señor». Coloco bondad y justicia en mis labios, y se hacen música, cántico para el Señor. Bondad –«natural inclinación a hacer el bien»– y justicia –«derecho, razón, equidad»–, palabras que van juntas muchas veces en la Escritura. O la música del gran Libro. Y que yo pretendo hacer coincidir en mi vida, para, con ambas, intentar ordenar e iluminar mis pasos, y que no se desvíen o se pierdan en las noches oscuras –fantasmas– que me cercan. Digo estas palabras –justicia, derecho, bondad, ternura, igualdad, amor..., tantas- y se me llena la boca de una música desconocida, que a mí mismo me asombra, y que convierte mi boca en una sinfonía de múltiples e ideales registros. Una nueva y poderosa novena de Beethoven con varias orquestas tocando. Yo sé que vivir en justicia y bondad todos los días de la vida es difícil, pero es hermoso soñarlo, y gustarlo en la boca como un bocado de manzana, crujiente, y dejarlo reposar hasta que dé en el corazón y lo transforme. Pues en un tiempo tan revuelto como este –los presupuestos, las tensiones independentistas, el cambio climático, la clamorosa pobreza en el mundo, las grandes tragedias de cada día…–, no está de más, Diario, hacerse orquesta y tocar con música de Dios, para embellecer este ambiente tan enrarecido, aunque solo sea con un momento mágico, de luz (11:03:22).