5 de febrero de 2018. Lunes.
ALGO TURBADOR
¿Piensan los árboles?, en Murcia. F: FotVi |
-Sigue el
frío y siguen resfriados los árboles; yo oigo sus lamentos, y percibo sus charlas
con los pájaros; charlas, que estos atienden un momento, para irse luego, a
volar. A soñar volando. ¿Sueñan los árboles? ¿Piensan los pájaros? Son
preguntas que me hago cada vez que miro (o descubro que me mira) un árbol o un
pájaro. Y, entonces, pensando estas cosas de ellos, los respeto, y los trato
con deferencia. Y les hablo, y, por si alguno me da respuestas, los escucho. (Secreto:
me las dan, respuestas). Pero estando en estas consideraciones, leo algo turbador:
una niña de tres días que vuelve a nacer en la puerta de una iglesia. Su madre
la ha abandonado allí -«En uno de los lugares más cálidos que pueden encontrar
los que nada tienen», señala el periodista-, con cuidado y un cierto amor. No
con todo el amor de una madre; pero sí con un cierto amor de madre. ¿Quién sabe
de los problemas de esta madre? La ternura, al fin, vence a la maledicencia. No
juzgues y no serás juzgado, se lee en la Escritura. La pequeña se llama María
Milagros –consta en un papelito dejado entre sus ropas-, y gorjea el milagro de
vivir. Todo lo pequeño emociona, enternece; y más, si se trata de una niña de
tres días, Diario, que ni habla ni pide, solo –agitando manos y pies- canturrea
que vive (18:27:52).