13 de marzo de 2018. Martes.
CINCO AÑOS DE LUZ
El papa ayudado por Jesús, en La Razón. F: FotVi |
-Cinco
años vadeando obstáculos y hallando alguna florecilla en el camino. O cinco
años en la vida de Francisco, papa; vida que no ha sido precisamente un cantar
de los cantares o un irse por las nubes volando cometas. Pero de lo que no cabe
duda es que es un hombre de fe. Y de fe humilde, la más visible en la vida de
Jesús de Nazaret. «No he venido a juzgar, sino a salvar», dijo Jesús, y anduvo
entre pobres, enfermos, mutilados de derechos, como los leprosos, los heridos
de desprecios. Un gesto que me emocionó al ser elegido papa fue el de
arrodillarse para recibir la bendición del pueblo. «Bendecidme», dijo, y la
humildad lo arrodilló, y en ese momento rezó. Con el pueblo. Si el pueblo
bendice es Dios quien bendice. Una bendición de abajo a arriba. El padrenuestro
se iba sucediendo en sus labios, como un estar del Espíritu Santo en ellos,
como un aliento divino nuevo, original, en la boca. Desde entonces, le sigo con
admiración y afán de aprender, y de entender. Hay veces que me gusta lo que
dice, y otras, me llena de dudas. Veces que me asombra, por lo novedoso. En un
mundo tan difícil, tan hostil, tan líquido, ¿quién acierta todas las veces? ¿O
quién no puede equivocarse alguna? Hay medios que le exigen toda clase de
cambios, ya, ahora. ¿Tan fácilmente cambia el mundo? Los mismos que le exigen
estos cambios exprés, ¿han cambiado ellos en algo? Yo, Diario, hoy, después de
un lustro, me arrodillo de nuevo con él y espero a que esta vez sea Dios quien nos
bendiga, pero con la mano del pueblo, desde abajo, haciendo bien la señal de la
cruz del amor y la misericordia, de la comprensión y la armonía, con el rocío
de la paz en las cabezas de todos (19:13:17).