25 de abril de 2020. Sábado.
COMBATE
Con la lluvia será rosa, sacada de la nada. Luz,. Murcia |
-Ayer,
dentro de mí, hubo un combate entre el caos y la fe, que ganó la esperanza. Es
decir, venció el amor. Donde hay fe, surge
la esperanza, y la fe y la esperanza siempre incendian el amor. Yo contemplaba
el mundo y solo veía tristeza, dolor, injusticias, intereses ilegítimos, lágrimas.
Cada una de esas lágrimas ardía en mis ojos. Me quemaba en el corazón. Y me
preguntaba ¿¡por qué!? Aunque percibía un halo de luz en el cielo. Allá arriba,
donde comienza lo infinito. Donde se abre el misterio. Y de pronto, mientras
miraba al cielo, como una luz que parpadeara a los lejos, se me apareció una
monjita –madre Verónica, la llaman– hablando de Dios y del dolor. De la
esperanza y de la vida. Y me puse a oírla, y dejé que me invadiera su mensaje. Como
un crisma salvador. Que llenara mis vacíos y fortaleciera mi fe. Me invitó «a entrar
en el sueño de Dios». Ya se lo había oído decir al Papa Francisco. Pero esta
alma limpia, dulce, me lo decía con una voz tan serena y fuerte, tan natural,
que su juventud y la pujanza de su fe, me conquistaron. Me vi envuelto en un
mensaje distinto del que te hace cada vez el mundo. Dijo: «¿Cómo sería un mundo
que dejara reinar a Jesucristo resucitado? Es decir, ¿cómo sería un mundo en el
que reinase el amor, la justicia, la bondad, la comunión, la verdad, la belleza?» Y luego añadió: «El cristianismo es la revolución del amor». Y
me quedé pensando, y, al poco, descubrí que la fe había vencido al caos, y que
el Espíritu de Dios me envolvía otra vez, y en ese momento, me vi liberado de
mis dudas, y recé desde el amor. Rezar desde el amor, Diario, es entender a
Dios y repartirlo por el mundo, como una poderosa comunión (11:37:37).