12 de abril de 2020. Domingo.
SANTOS DE LA
PUERTA DE AL LADO
Flor de la crucifixión, y de resurrección. Torre de la Horadada. |
-Apenas se deja oír
el aleluya, porque hay demasiada tristeza y llanto en el mundo. Pero yo, con
dolor y entre lágrimas, lo voy a decir: ¡Aleluya! Aleluya contra la muerte,
contra la desesperanza, contra las dudas infinitas. (Las dudas me revolotean en
la cabeza como una bandada de pájaros raros, agoreros). Aleluya por tantas
personas que, con mascarilla y guantes, con el valor de los héroes, y mirando de
cara a la muerte, nos salvan cada día. Ejemplo: las señoras de la Casa, que, como
entre rejas, nos alimentan cada día. Como el gorrión a sus crías. Dos veces al
día, con una sonrisa y un metro y medio de distancia. No para protegerse ellas,
sino para protegernos a nosotros. Aleluya por ellas, pues, por sus miradas, por
sus manos maternales, por su amor. Aleluya también –mezclado con lamentos–, por
la pobreza que es aliviada por los samaritanos que surgen cada vez cuando cae apaleada
a la orilla del camino. Caritas y otras ONG. O como dice el Papa Francisco: «Los
santos de la puerta de al lado». Y frente a la muerte, aleluya por la vida, que
es el don irrepetible e intransferible, y que se nos ha regalado a cada uno. Y con
este canto de aleluya, os doy mi pequeño poema, como contribución a la alegría por
la Resurrección de Jesús, el hijo de Dios, con el que camino.
ALELUYA
¡Aleluya!
Dios es Padre,
e Hijo en el que
se da,
y Espíritu Santo
en el que alienta,
y Madre, porque es
Amor.
¡Aleluya por tal Pascua!
Aleluya,
Diario; aleluya por tal Pascua (11:10:55).
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