6 de mayo de 2020. Miércoles.
POLVO DE ESTRELLAS
Emprendiendo el vuelo, ya. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Hay cosas que, a veces, me cortan el sueño. Como
si un cuchillo partiera en dos la manzana del sueño. Y cortado el sueño, te
quedas en blanco. Y en ese espacio en blanco puedes escribir o pensar muchas cosas:
recuerdos, cosas que puedes hacer mañana, cosas que no, que te ilumine un verso
o una idea, que sigas en blanco. Una de esas noches en blanco, recuerdo que al
día siguiente tenía que hacer un brindis, me habían dado un premio, me hacían
un homenaje o algo así, y me rondaban por la cabeza un sin fin de cosas que
decir. Pero luego de mucho dudar y darle vueltas a diferentes fórmulas, opté
por esta: «Amigos, hagamos un brindis por mis defectos, son tantos; porque mis
virtudes, si es que las tengo, no le importan a nadie». Después de terminar,
hubo un silencio, y luego un largo aplauso. No sabía si me aplaudían por mis
defectos o por mis virtudes, pero fue mejor así: nunca supe si era yo u otra
persona: si era el señor virtudes o el señor defectos. Hasta hoy, que sigo
igual de perdido, o de hallado. El niño perdido y hallado en sus defectos. Qué
hermoso. Anoche me quedé en blanco y pensé –qué cosas– en mis monaguillos y
monaguillas: ¿cómo lo estarán pasando? En cada uno: los de Javalí, los de San
Pedro del Pinatar, los de San Blas. Cada uno con su sonrisa o su gesto molesto
de sueño; cada uno con su maravillosa inocencia irradiándole en los ojos,
detrás de los cuales, Diario, quedaban los sueños, las ilusiones, como polvo de
estrellas allí derramado, inaugurando nuevas vidas (12:34:24).