30 de abril de 2020. Jueves.
LAS IMPUREZAS
Luna llena con impurezas. (7 abril último). Casa Sacerdotal. Murcia |
-Mal
síntoma. Vuelven a estar cubiertos los cielos. Las nubes dan la sensación de
ser huesos molidos y puestos a secar al sol. Como un signo de derrota. Menos
mal que al poco sale el sol y despeja los malos augurios del sinuoso comienzo
del día. Respira la luz y se esponja la libertad, que sale al balcón a
aplaudir, pero también a rezar. Por las tardes. Yo aplaudo y rezo, porque, sin
ser digno tal vez, sé que hay quien agradece mi aplauso y quien no rechaza mi
oración. Así expreso mi cariño, mi amor. Entre nosotros y Dios, y con el resto de
la naturaleza. ¡Querernos! El gran déficit de nuestro mundo globalizado y, sin
embargo, despiadado con lo débil, lo herido, lo agotado y derrotado que va cayendo a la orilla del camino. Hemos
perdido la alegría y la sabiduría de darse, de convertirse en pan para que muerdan los que
tienen hambre, en fuente para que beban los que tienen sed. El que ama,
aleja de sí el egoísmo, la gran epidemia de este siglo de egolatrías y pandemias
espirituales. Qué hermoso lo leído en un artículo de Carmen Posadas. Habla la
periodista de Primo Levi, superviviente de un campo de exterminio nazi. El cual
sostenía, dice, que «en la vida son necesarias las impurezas, e incluso las
impurezas de las impurezas, para hacer un campo fértil». Quizá, con el
coronavirus, Diario, estemos preparando la tierra para hacerla más fecunda en
solidaridad, en el hecho de mirarse a los ojos mientras partimos el pan y lo compartimos,
en el abrazo definitivo (13:25:52).
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