5 de mayo de 2020. Martes.
¡PERO LUZ!
Luz en el cielo, apareciendo. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi |
-Estamos entrando en terrenos
resbaladizos, pavorosamente desconocidos. Sabemos algo de lo que ocurre hoy;
pero nada –o casi–, de lo que será mañana. Mañana está en el aire, como el
vencejo o la mariposa, o el silencio de sus vuelos. El hoy lo tenemos aquí, aunque
tocándolo con guantes y respirándolo con mascarilla. Pero el mañana es una
incógnita, y, de momento, sin solución matemática que despeje este enigma. Los
políticos se tiran sus incógnitas a la cara, que a lo más que alcanzan es a
llenarlos de asombro, corrosivo. Lo malo de los políticos es que piensan más a favor de su partido o de sí mismos, que en los demás. O piensan en los demás,
pero colocando delante sus intereses. Que casi siempre –como diría Benavente–
son «intereses creados»: porcentajes y escaños, y sueldos tan engordados, que semejan
esculturas de Fernando Botero. Contemplen si no la Maternidad de Oviedo o la
Mano de Madrid. Son figuras que parecen bien comidas, satisfechas, orondas, pero
desnudas de toda proporción o perspectiva. Son figuras que están, pero sin ser.
Imposibles. Todo se enturbia, Diario; solo nos queda una puerta abierta, la de
la esperanza; y además, al final del túnel, para el creyente, Dios, que
confiamos sea Luz, aunque se trate de una luz pequeña, de candil, ¡pero Luz! (18:20:39).
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