20 de julio de 2020. Lunes.
SUCESIÓN DE
INSTANTES
Instantes cazados en el aire. Tallín. Estonia. F; J. Giner |
-Los años, con la misma liviandad
iridiscente de las burbujas de jabón, se vienen y se van, se van y no vuelven. Ascienden
y explotan en el aire, se hacen añicos. Caminan, parten, se van. Se rompen. Los
años se recuerdan, pero no están; como los instantes, como la mirada a un
paisaje. La vida es una sucesión de instantes maravillosos unos, y tristes o
lamentables, otros; son como un día, pero alargado, en sucesión de momentos o
años, de soles y lunas que pasan, sin dejar rastro, de la vida. No tengo miedo
a la muerte; tengo miedo al instante de la muerte. Ese instante en el que dejas
este lado y pasas al otro, sin saber lo que te encontrarás. O a Dios o a la
nada; o la compañía fiel y amable de Dios, o el frío que no hiela, oscuro, sin
referencias, de la nada. A un cantante, José Manuel Soto, le preguntan en una
entrevista: «¿Qué se aprende con los años?» Y responde: «A ir más despacio, a
escuchar más, sabotear la vida, disfrutar de las pequeñas cosas, y elegir bien
a qué dedicas tu tiempo y con quién». Caminar más despacio, poner el oído
atento para escuchar lo que alienta, lo que da vida, situarte a la altura de las
cosas pequeñas, y amarlas, y elegir a quien te va a enriquecer y no te va a
quitar nada importante de tu vida. Bellos y saludables consejos, Diario, dignos
de meditar y tener en cuenta, para ser feliz en todos esos instantes que hacen
la vida, y que también llevan a la muerte, como puente entre la nada o Dios, el amor. Mi fe me dice que hallaré el Amor: mirándome con ojos de Madre, y que,
al recibirme, dirá mi nombre (12:32:42).