sábado, 18 de julio de 2020

18 de julio de 2020. Sábado.
LA CÁRCEL DEL DÍA A DÍA

Cárceles modernas, en la ciudad. R. Bonatti

-Contemplo un gorrión pasar y posarse en un árbol, luego una paloma, y más tarde un nudo de vencejos que vuelan y vuelan sin fin, ¿y hacia dónde vuelan?, hacia todas partes. Se meten, volando, casi en el infinito. Las aves, como los sueños, vuelan sin cesar, pues en ello les va la vida. Sin sueños –sin vuelos– la vida se hace densa, pesada, carece de expectativas, se amodorra en la cárcel del día a día. En el soñar das brazadas, te elevas más allá de las nubes, tienes la sensación de tocar lo invisible, o, al menos, lo intuyes más cerca, casi lo sientes en ti. Sientes que te toca. Y entonces descubro que no es verdad –o no lo parece– lo que dice Calderón: «Que toda la vida es sueño, / y, los sueños, sueños son». Los sueños son sueños, es cierto, pero también son alas que te hacen elevarte, romper cadenas, liberarte, y, a veces, hasta de ti mismo. Librarse de uno mismo, Diario, o el más difícil todavía de los sueños, el éxtasis de cualquier aspiración de libertad (18:21:52).

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