viernes, 8 de enero de 2021

8 de enero de 2021. Viernes.
EL ABRAZO BLANCO

Lluvia en el Mar Menor, Lopagán. F: FotVi

-Sigue la lluvia, como una navidad de Dios para la tierra. Aunque la lluvia se vista de gris, de colores imprecisos, desfallecidos, la lluvia, mientras la oyes caer, es el goteo de luz y de vida, que, a veces, Dios envía al mundo para aliviarlo de sus torpezas y desventuras. Y la nieve, o el abrazo blanco que todo lo une: une el aullido del lobo y el balar de la oveja, es decir, la guerra y la paz, en la que gana la paz y pierde la guerra. Me gusta ver llover, ver nevar: me limpia la vista de telarañas con la araña siniestra, que aguarda para dar el salto y cazar incautos. La polilla y la mosca son su menú preferido, porque no ven y tropiezan con la red camuflada –la mentira– que, una vez en ella, las envuelve e inmoviliza, hasta morir. La tela de araña es la metáfora de la mentira, el delirio del disfraz y la apariencia. El mundo vive momentos de alucinación y enfrentamientos: asalto al Capitolio en Washington, o la pandemia desbordada como una  mancha de aceite que se extiende sin piedad, mordiendo aquí y allá. Haciéndose boca de dragón con fuego, que mata. Yo, Diario, me refugio en Dios, que no tiene bandos, ni políticas raras, ni coronas con las que engañar al pensamiento. O en todo caso, su corona es una maraña de ramas de espino, que causan sangre y redención, y armonía, llama de amor herida. Con todo respeto, y alabando la lluvia y la nieve, que limpian el ambiente y hacen florecer la primavera, pongo la corona de espinas a disposición de quien desee vivir en paz y en armonía con Dios, y con sus semejantes, y con el medio natural que le rodea, como el pájaro o la hoja, o el aire que respira, todo bendición (17:53:22).

jueves, 7 de enero de 2021

7 de enero de 2021. Jueves.
ADIÓS

Volando en mi Ford Focus, camino de San Blas. F: FotVi

-Llueve y la siembra se alegra, y el almendro, y el corazón de la tierra, y los ojos del campesino, a los que vuelve la fe en la recolección. El campesino siempre vive de paciencia y de fe: que es un modo de alargar el trabajo del día a día. Y de mirar al cielo, como el que reza, o rezando: que si llueve, que si no, que si el pedrisco, que si la helada, hasta que coge la cosecha y la hace pan, que, con un buen vino, alegra la mesa y el bocado, hasta que vuelva otra vez la labranza y vea de nuevo el grano en al surco, como una bendición de sus manos. El grano, que cae en la tierra para morir y ser de nuevo trigal colmado. Cuando el campesino mira al cielo, sus ojos son oración donde habita la esperanza, una hermosa expectación. Día, pues, lluvioso, que, sin embargo, no me ha impedido ir a San Javier, con precaución y pasos quedos. Razón: dejar mi coche, venderlo, a causa de mi vejez y la del coche. La vejez, ese acontecimiento de la vida, al que, cuando se es joven, siempre se ve tan lejano. Dejo mi coche con pena, como el que pierde su mascota, a la que llora y recuerda. Tantos años juntos: 16 años de misas y enfermos, de fiestas y amigos, y sin un accidente grave. Allí se ha quedado mi Ford Focus, Diario, frío de mí, ausente de mí, sin la foto de Candela y sin la Crucecita que, como guías en mi caminar, en mi soñar con él, en mi convivir con él, en mi triste despedida, hoy, de él, colgaban del espejo retrovisor. Adiós, que te vaya bien (18:20:57).

miércoles, 6 de enero de 2021

6 de enero de 2021. Miércoles.
DÍA DE LA LUZ

Estrella de los Magos, camino de Belén. C. Sacerdotal. F: FotVi

-Hoy es el día de la Epifanía, de la Luz; día en el que los Magos de Oriente visitan al que es la Palabra –irradiación de la Verdad–, nacido en Belén. Llegan de oriente, como el sol, y, guiados por la luz de una estrella, vienen a agasajar a la Luz, que deslumbra y oscurece a aquella otra estrella que los conducía. Cuando los Magos llegan a Jerusalén, la estrella que los guiaba se apaga, y, cuando abandonan la ciudad, vuelve a lucir. Hasta que les señala dónde nace el Niño Dios. Y es que, como dijo Lope de Vega en sencillos y hermosos versos: «Reyes que venís por ellas, / no busquéis estrellas ya, / porque donde el Sol está / no tienen luz las estrellas». No hay nada más luminoso, de más claridad, que la Palabra que, diciéndose a sí misma, crea la luz. E inventa el universo y, con el universo, la Vida. La Palabra dijo: «¡Haya luz!», y la luz se dio a las cosas, y, en las cosas, en su estructura, se inventaron los colores, y las formas, y el movimiento, y el infinito, y el barro, del que, con el soplo de Dios, hizo la inteligencia, y a la inteligencia la llamó «Hombre y Mujer», y, tras conocerlos e intimar con ellos, extendió la vista y vio que todo lo hecho estaba bien. Y, para que el hombre y su compañera conocieran la libertad, los dejó libres; y hasta ahora, Diario, que celebramos a Jesús, siendo la Luz que salva, desde lo pobre a lo más encumbrado, librándonos así de nosotros mismos, de nuestra suficiencia, tan destructora a veces (18:10:24).

martes, 5 de enero de 2021

5 de enero de 2021. Martes.
UNA RISA NUEVA

Hojas heladas, en el árbol. F. Googel

-Me santiguo y se me hiela la mano en el trayecto que va del Padre al Hijo, y del Hijo, al Espíritu Santo, tan intenso y hacendoso es el frío. Cuando beso la cruz, beso el frío. Tan a destajo trabaja. No es el frío de otros lares, pero es frío que muerde y mastica, y, en un descuido, te hace carámbano. Sin embargo, rezo, canto, leo, escribo, vivo. Es una vida helada, pero vida que, como diría nuestro Antonio Machado, anda caminos y «hace camino al andar». Con «optimismo tranquilo», que diría Leila Guerreiro, empiezo el día, para vivirlo en plenitud, sin quejas, con júbilo. Porque los Reyes Magos llegan, y no se les puede recibir con la amargura del vencido, del revolcado, sino con el brillo en los ojos del que vive cada día eclipsando los obstáculos más embarazosos. Os digo lo que yo he pedido a los Reyes: una risa nueva, a estrenar, y un olivo de esperanza, plantado en el corazón del mundo. Les he pedido, además, que pase la pandemia, que no sufran más los que sufren por primera vez y, más que a nadie, los que viven vestidos de sufrimiento, de dolor, con sólo el consuelo de una mano amiga o de un paliativo. Que encuentre compañía la soledad. Que el dolor es más llevadero si tiene a su lado quien lo calme. Mi vejez la dejo a un lado y me visto con el asombro del niño, que balbucea y dice: «Gracias». Gracias, Reyes, por la luz que vais dejando a vuestro paso en los ojos de la inocencia y en el corazón de los sencillos, que, según Jesús de Nazaret, verán a Dios. Yo diría, Diario, que ya lo están viendo; y lo ven en la ilusión y la esperanza depositadas en nuestro corazón, como una plantación de yerbabuena, y de lirios en el campo (12:03:35).

lunes, 4 de enero de 2021

4 de enero de 2021. Lunes.
CERO GRADOS

Cristo de la pandemia, abril. Roma. F: FotVi

-Con cero grados de temperatura, el frío entra por cualquier rendija del alma y hace tiritar a la risa, que se hiela en la boca. Y en las manos, que tienen que cobijarse en los bolsillos. No pueden aplaudir. Ni trabajar. La manos, allí donde habita el tacto los otros ojos del invidente, sólo aciertan a resguardase. Y a enmudecer. Pero, si fallan las manos por el frío, quedan el corazón y la mente, que siguen emanando ideas y vida. El corazón y la mente son como los ríos, que el mucho frío suele hacerlos hielo por fuera, pero actividad, viveza, por dentro, como alazanes veloces. Estos días de frío, pienso en el frío de los sin techo, los que se cobijan en su miseria, que suele ser una manta remendada echada en el suelo. A veces, para darse calor el uno al otro, llevan consigo un perro, que, juntos, se dan calidez y compañía, y aliento. Los perros, en ocasiones, son la compañía de Dios para el pobre, que con él se recuestan. Al tiempo que, como el buen samaritano de la bondad, también son denuncia, sin ira, pero terrible. Decía San Teresa de Calcuta que «la pobreza no la hizo Dios, la hacemos tú y yo cuando no compartimos –como en una eucaristía– lo que tenemos». Hay ocasiones en las que ni siquiera damos lo que nos sobra, preferimos hacerlo basura, despojo, expoliación. El libro de los Proverbios, Diario, nos grita, como un viento huracanado: «¡Levanta la voz y hazles justicia! ¡Defiende al pobre y necesitado!» (12:58:41).

domingo, 3 de enero de 2021

3 de enero de 2021. Domingo.
CELEBRO LA VIDA

La paloma de la esperanza, espera. Murcia. F: FotVi

-Se me alegra el alma y mi lengua aplaude aleluyas, y los dice: «¡Aleluya!». Cuando el dolor vuelve a cerrarnos las puertas de la libertad y a enmascarar el regocijo, y a llenar de gel hidroalcohólico nuestras vidas, yo me ato a la esperanza, y digo: «¡Aleluya!”. Dejó escrito Víctor Hugo, poeta romántico francés: «El sufrir merece respeto, pero el someterse es despreciable». Pongo mi corazón a sufrir con el sufrimiento, pero no me rebajo ante él, no doblo la rodilla: celebro la vida; celebro el acontecer de los brotes de luz: de aquello que nace, aunque tenga que hacerlo como la planta: agrietando la nieve o resquebrajando la tierra. Para que, al fin, germine la vida, como florecilla temblorosa o como nido con crías que pían, y así surja, en cualquier paraíso de la tierra, el dedo de Dios alentando el barro de Adán y la exuberancia –feliz parpadeo– de las cosas. Aparecerán los profetizados cielos nuevos y la tierra nueva. Decía San Pablo que había pecado, pero sobreabundaba la gracia. En un tiempo relativamente corto, han venido, como maná del cielo, las vacunas. Dios nos da, en la inteligencia de los hombres, la paloma de la esperanza. Ahí está mi luz, ahí está el aleluya dominical que aplaudía, y que decía, mi lengua; ahí están, Diario, los silencios de Dios, hablando, diciendo que es posible la alegría, con mi ¡aleluya! (17:54:26).

sábado, 2 de enero de 2021

 2 de enero de 2021. Sábado.
MATERIA DE ASOMBRO

Materia de asombro, en el jardín. T. de la Horadada. F: FotVi

-El frío me aturde, el calor me enerva; me quedo, pues, con los intermedios: primavera y otoño. Es decir, con lo que nace y con lo declina, o la síntesis de la vida, el brote y la conclusión, el desenlace. En El Principito, ese libro de niños para mayores, se dice: «Fue el tiempo que pasaste con tu rosa, lo que te hizo tan importante». Saint-Exupéry. Todo ser, por el simple hecho de serlo, de estar, es importante. La luz, la oscuridad; la rosa, el espino; el cuerpo, el espíritu; el mar, la sal; la salud, la enfermedad. El amor. Todo es materia de asombro, de fascinación, de ver luces chispeantes detrás de los ojos, si se cierran. El escritor mexicano Alejo Carpentier, en su libro Los pasos perdidos, lo expresa así: «Un día, los hombres descubrirán un alfabeto en los ojos de las calcedonias (una piedra), en los pardos terciopelos de la falena (una mariposa), y entonces se sabrá con asombro que cada caracol manchado (un molusco) era, desde siempre, un poema». Se trata, dice el mismo autor, de llegar «a un supremo entendimiento de todo lo creado». O llegar al poema de Dios. Haciendo de lo creado germen de meditación, de contemplación íntima, espiritual, como brillo deslumbrante de la sensibilidad y la creatividad de Dios. En la sabiduría de Dios, Diario, caben estas maravillas a veces contradictorias, que enriquecen la mística y la ciencia, y que visten nuestro alrededor de gotas de agua, tan cercanas, y de utopías, tan lejanas, tan imposibles; utopías que, no obstante, se dejan soñar y saborear, y casi acariciar, como posibles (11:21:50).

viernes, 1 de enero de 2021

1 de enero de 2021. Viernes.
EL BEBÉ 2021

Imagen de la vida: orquídeas abriéndose y abiertas. Murcia. F: FotVi

-El bebé 2021 ha empezado a respirar, a existir. Da pataditas y gorjea. Nos ha nacido, pues, un niño, que soñamos que crezca vigoro, sin traumas, y que se vista de paz y de amor, y de libertad, y que pise, firme, con pasos de justicia. Y que no sea tan pandémico y áspero, tan insociable, tan hoja de navaja cortante, como el anciano 2020 que nos acaba de dejar. Ha sido un año que, para conocer lo que había en el corazón, sólo se nos ha permitido acercarnos a los ojos, y, a través de ellos, mirar, y ver –o quizá adivinar– lo que decían sus latidos: si había paz o tormenta, plegaria o agonía, Dios o aquello que no sacia: la desesperanza. Ha sido un año de distancias, de límites insalvables, sin la intimidad del beso y del abrazo, sin la palabra dicha de labio a labio: año de adivinaciones. El ciego conoce y ama por el tacto; en este año 2020, sin embargo, se nos prohibió todo contacto físico, y se nos dejó solo la facultad de la conjetura. Nos quitaron la rosa y nos dejaron las espinas del rosal. Espinas que nos han herido, con tremenda crueldad, con la furia de la flecha envenenada. Pero yo, para este 2021, me he trajeado de Dios, me he calzado la esperanza, y me he puesto a dar gracias en vez de pedir nada, pues Dios, Diario Padre atento, sabe lo que necesito, y, si me conviene, me lo da, multiplicado todo de abundancia (17:33:21).

jueves, 31 de diciembre de 2020

31 de diciembre de 2020. Jueves.
LA VIDA ES BELLA

Soñando con un año 2021 mejor. Murcia. F: FotVi

-Muere el año, como mueren los grandes sueños, con una lágrima en su último día de vida y una estela de nostalgia. «Una furtiva lágrima / asomó a sus ojos», que cantaría Alfredo Kraus, con su modulada y sensible voz, en la ópera L`elisir d`amore, como final de este año 2020, que soñamos como rosa, al principio, cuando aún era niñez, y que se ha convertido en tragedia, en desventura, en holocausto. En año de nieblas. ¡Hay tantas esperanzas en la nube, en el celaje del año que empieza, en su aureola de novedad! Pero luego, con el tiempo, la rosa, el año, se marchita, y solo quedan las espinas hirientes del rosal y la esperanza de que la futura rosa, en la primavera de los nidos, florezca de nuevo como renace una ilusión. Como vimos anoche en Trece tv, La vida es bella, si tú la heces bella. Hay que llenar los ojos, las lágrimas, la risa, las manos, el corazón, los pasos, todo, de belleza, y la belleza te habitará y, como la esencia del limón, irradiará de ti su olor, y la irás diciendo y haciéndola brotar en las almas torturadas, que, renacidas del dolor, hará brotar nuevas rosas en el jardín de la esperanza. Y Dios vigilando desde el otro lado de la fe, para que no se nos caiga de las manos el vaso tan frágil y hermoso de la vida, que hoy se despide de un año triste, pero que, sin embargo, nos ha llenado de sabiduría, la que nos dice: «Con Dios, y no te dejes vencer». Y así, de este modo tan sencillo y tan humano, la vida, Diario, será más bella y dejará que la vivas mejor. Feliz año 2021. Y simplemente os digo, amigos, que seáis felices, si así os parece (13:30:05).

miércoles, 30 de diciembre de 2020

30 de diciembre de 2020. Miércoles.
EDIFICIO FALLIDO

Anoche la luna llena, diciendo su verdad. Murcia. F: FotVi

-Día a día, piedra a piedra, lamento a lamento, risa a risa (contenidas) se va demoliendo este edificio fallido del año 2020. El llanto prima sobre la alegría, las mascarillas sobre la libertad. Hay más lágrimas que júbilo, más antifaces que abrazos, más pobreza que brotes verdes en el bosque de la abundancia. Menos mal que Dios nos mira desde arriba y nos regala el pan de la esperanza, que nos deja soñar, tras la pandemia, en un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que reinen la justicia y la verdad. Y sobre todo, con la justicia,  la verdad, porque la mentira se apacienta hasta en los jardines del Edén, donde este año crecen las ortigas. Ayer Sánchez, el de la mentira como daga, como embrollo, entretuvo al personal –que se dejara– con su monserga de autobombo (DRAE: elogio desmesurado y público que hace alguien de sí mismo), bendecida la monserga por expertos por él elegidos, los que comen de su mano. Salivar palabras es su fuerte, su debilidad, que aliña, una tras otra, con destellos de falacia, de burla consentida y consabida. Casi dos horas recreándose en la suerte, y diciendo: «Todo lo he hecho bien. ¿60.000 muertos, 70 mil, por la pandemia?, no importan. Yo soy feliz, delirando, salivando palabras inútiles, sin ningún brote de esperanza que ofrecer». Es, como el dios Dolos en la mitología griega, la personificación de la mentira y la falsedad. Jesús alerta sobre la mentira, dice que Satanás es, ante todo, «príncipe de la mentira». Yo me quedo con Jesús, que vino a traernos la verdad, en el amor; y el que ama, Diario, jamás miente: siempre, como María, dice Sí (o no), en libertad (18:22:46).

martes, 29 de diciembre de 2020

29 de diciembre de 2020. Martes.
TENER CORAZÓN

Los Magos, camino del amor. Murcia. F: FotVi

-Aparece el sol en el cielo frotándose las manos: siente el frío tan de navaja que hace: así da calor a sus dedos gélidos. El sol nace naranja y, al poco, se convierte en globo dorado que reparte su luz de candelabro a la humanidad aterida. Ante su aurora, una comitiva de palomas le da la bienvenida, y lo recibe en sus alas, extendidas como plegarias. En el Norte de España, nieva; aquí en Murcia, como casi siempre, hace sol, un sol que calienta y recita versos. Y lo hace en un lenguaje universal, de enciclopedia abierta, sin límites; lenguaje que entienden el agua en el mar y su textual gotear desde las nubes, el verdor de los bosques y el azul violeta de la amatista, el clamor de las montañas y el silencio monacal de los valles, y el ratón roedor, y la biblioteca silenciosa y polvorienta, y el señor con gafas que lee sus libros. Todos entienden el lenguaje del sol, porque es lenguaje de comunicación y no de exclusión. Es lenguaje que se da, se derrama, y ofrece calor: hace la vida. En Baleares, sin embargo, el Ayuntamiento de Palma ha exigido a los niños que escriban la carta a los Reyes en catalán, lenguaje muy bello, pero exclusivo de unos pocos, y cerrado. En este Ayuntamiento quieren levantar una Torre de Babel, donde reine la confusión y el caos, el enredo. ¿Y el niño que no sepa catalán? ¿En qué lengua les escribe a los Magos sus deseos, sus afanes, sus risas, sus asombros? Menos mal que Dios ha dado a los Magos de Oriente la facultad de entender lenguas y corazones, y deseos nobles, y esperanzas libres. Y, aunque no escriban en catalán los niños de Palma, les dejarán, como cada año, sus regalos, sus dádivas preciosas, y no los privarán del amor que une, ni de la fe que eleva. Los Magos entienden todos los idiomas, porque, como el sol, no vienen a pedir, sino a dar; y, para dar el corazón, sólo hace falta, Diario, tener corazón (17:51:44).

lunes, 28 de diciembre de 2020

28 de diciembre de 2020. Lunes.
PÁGINA DE CRUCIFIJO

Matando gorjeos de bebé, en Belén. Murcia. F: FotVi.

-Día de los Inocentes, o día de la inocencia arrancada de las manos de las madres para ser sacrificada, por crueldad, en nombre de un poder amedrentado. Unos Magos de Oriente le han hablado de un rey que había nacido en Belén y venían a traerle regalos y a adorarle. Y decide eliminar al rival. A ojos de la vulgaridad, el poder siempre gana, aunque pierda a los ojos de Dios y de la historia. Allí estaba Herodes, grande chuletón de carne flácida –pero carne coronada y vestida de impiedad– matando a niños y sus gorjeos, derramando santidad por las calles de Belén, crucificando a Dios en esos niños. Dice el himno de Laudes, con un cierto lamento irónico y agrandado, que: «Tanto al tirano le place / hacer de su orgullo ley, / que por deshacer a un rey / un millar de reyes hace». Es claro que, en Belén, no había mil niños nacidos en tiempo de Jesús; pero sí había niños –inocentes bebés–, que fueron sacrificados por Herodes, y el clamor por esas muertes todavía hoy se oye. En las fiestas de la Luz, se nos abre esta página de crucifijo y sangre, de tiniebla y vileza. Página negra de la historia. Sin embargo, en este día de Inocencia Santa, también es lícito recordar a otros niños del mundo que mueren asesinados por el egoísmo del poder, que casi siempre delinque. Recemos por los santos inocentes de ayer y de hoy: por los que, en patera o en campos de refugiados, mueren de hambre y de frío, de indiferencia egoísta; por los que no permiten que nazcan –aborto, millones–: lo exterminan leyes injustas, que llaman progresistas; por los niños de la calle, que nunca recibieron ni el calor de una mirada amiga ni un pedazo de pan en una mesa familiar: tantos niños inocentes. Leo: «Si por cada niño muerto injustamente depositáramos una flor, llenaríamos muchos estadios de flores». (P. Mariano de Blas). De flores, Diario: flores moradas, balbucientes, llorosas, sagradas, con destellos y gemidos de Dios en sus pétalos, gemidos que aún hoy se oyen, se atisban (12:12:23).

domingo, 27 de diciembre de 2020

27 de diciembre de 2020. Domingo.
LA FAMILIA

Racimo, en convivencia, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Hoy la iglesia celebra la familia de Nazaret, a Jesús, a María, a José, donde se complementan la edad –el crecer–, los conocimientos –el saber–, y el amor, que es el que conforma la unión y los afectos. Hay virtudes domésticas que ensamblan, que ajustan intereses y vidas, y que dan paz, como la fidelidad, el trabajo, la honradez, la obediencia, el respeto mutuo. Virtudes que se vivieron en la casa de Nazaret como un regalo humano a la felicidad de la familia de Dios en la tierra. Con estas virtudes, la familia no degenera, no se vacía, al contrario, cada día rejuvenece, se reanima, crece en solidez y seguridad. Luego San Pablo habla del pueblo cristiano, o de la gran familia que Dios elige y honra, y consagra y ama, y a la que dice –nos dice–, que se vista con el uniforme de la misericordia, de la bondad, de la humildad, de la dulzura, de la comprensión. Es un modo de vivir en constante tensión de amor y de entrega, de sabia convivencia, de gozo interminable. Y sigue: «El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo». Y es que el amor añade es «el ceñidor de unidad consumada». Es decir, Dios que vive en el Amor encendido de la Trinidad, nos regala un poco de este incendio, de esta hoguera, Diario, para que nunca sintamos el frío, el desapego, la huida, en nuestras relaciones con los otros, y que siempre cuidemos del amor, que es el «ceñidor» –el anillo– de toda unidad (18:24:52).

sábado, 26 de diciembre de 2020

26 de diciembre de 2020. Sábado.
SE LLAMABA ESTEBAN

Vio los cielos abiertos. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Hubo un hombre que, antes de morir, vio los cielos abiertos, y a Jesús sentado a la derecha del Padre. Luego vinieron las piedras, el odio, la lapidación. Es lo que ocurre cuando la religión se hace ideología, patíbulo, venganza. Piedra que se arroja contra el otro. Sin embargo, las piedras, que no tienen corazón, debieron sentir dolor por verse arrojadas sobre aquel cuerpo inocente, que miraba al cielo y lo abría, como se abre el libro de la vida. Se llamaba Esteban –significado: corona, halo– y era diácono de la iglesia primitiva: el que repartía el pan y la caridad a los pobres, el que evangelizaba con las obras de sus manos y decía palabras que herían al que, con soberbia, ostentaba el poder. «Vosotros –se dirigía a los tipos engolados del Sanedrín de Israel– siempre habéis resistido al Espíritu Santo». El Espíritu, el que alienta a la arcilla, al barro, para que sea boca que habla y corazón que ama. El que ayuda a decir «Ven», para luego llegar Él mismo –al corazón de quien así clama– con todo el acontecimiento de la Trinidad en la que vive como lazo de unión de la vida familiar, íntima, esencial, de Dios, e instalarse en él. Él, que es el Amor que enlaza, que agavilla y hace Una a la divinidad. Dios es uno por el Amor. San Esteban denuncia a los personajes del Sanedrín de haberse resistido al influjo del Espíritu; como sus padres, que dieron muerte a los profetas. Dice el texto de los Hechos de los Apóstoles que Esteban estaba «lleno de fe y del Espíritu Santo», y por la fuerza del Espíritu, Diario, perdonó a los que le lapidaban, como Jesús en la cruz, y ensangrentado su cuerpo y liberada su alma, marchó al cielo, donde lo esperaban Dios, el Amor, y la gloria de sus ángeles (12:02:08)

viernes, 25 de diciembre de 2020

25 de diciembre de 2020. Viernes.
MATERIA DE DIOS

Portal de Belén, Luz del mundo. Murcia. F: FotVi

-El Papa, anoche, en un tono afable, familiar, de doméstica conversación, dijo que Jesús «viene al mundo como hijo, para hacernos hijos de Dios». Y continuó: «¡ Qué regalo tan maravilloso! Hoy Dios nos asombra y nos dice a cada uno: “Tú eres una maravilla”». Y nos invita a no desanimarnos. Son tiempos difíciles, de exabruptos contra todo, y una palabra de aliento nos despierta. Tú, yo, cualquier nacido de mujer, somos una obra de arte, porque venimos de Dios, y Dios, en su Hijo, nos forja, nos inventa, y nos hace a su imagen, materia de Dios. Somos más espíritu que carne, más aliento que barro. Más utopía que arcilla. Por eso podemos amar, y, amando, nos hacemos más estirpe de Dios. «El alimento de la vida –dice el Papa– es dejarse amar por Dios y amar a los demás». Y Jesús añade nos da ejemplo. «Él, el Verbo de Dios, es un niño; no habla, pero da la vida». Ya, en los brazos de María está dando vida a los pastores, a los magos, al curioso que se acerca a mirar, a los ángeles que cantan sus canciones en los cielos de Belén. Jesús es la vida del mundo, el manantial donde bebe el que tiene sed; y, como dice el salmo, después de beber «levanta la cabeza», saciado, colmado. «Nosotros, en cambio –sigue el Papa–, hablamos mucho, pero, a menudo, somos analfabetos de bondad». Nada sabemos, de la a la zeta, de amor. Dios y amor nos suenan, pero apenas los sabemos decir, y menos escribir en nuestro corazón. Pidámosle al Niño que nace en Belén –Dios-con-nosotros–, que nos enseñe a ejercitarnos en el lenguaje del amor, el que mira fuera de sí y ve al mundo sufriente y desvalido de los otros; mundo, Diario, donde acampa Dios (17:47:48).

jueves, 24 de diciembre de 2020

24 de diciembre de 2020. Jueves.
CASA DEL PAN

Casa del Pan, mi humilde Belén. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Significado de Belén: Casa-del-pan. Casa: hogar, lugar de reunión, fuego en la chimenea, temblor en las miradas. Casa: la generosa autoridad de los padres y la obediencia sin atadura de los hijos; la alegría de la convivencia, con el pan en la mesa, y sueltos, dejándose llevar por sus alas, los sueños, que siempre van un poco más allá del instante en que se vive, los que dan en el horizonte y lo rompen para transponerlo. En fin: casa: lugar donde el amor se encuentra y ayuda a crecer a los niños y a descender hacia la niñez, con el pelo cano ya, a los bendecidos por los años. Belén, pues, casa, techo, tejado que mira al cielo y a la intimidad, como un bello espejo, palpitante, de la vida. Y del pan. Casa del pan. Leo: «Allí donde se halla la casa-del-pan se encuentra también la casa-de-los hombres». Y Miqueas, llamando a la esperanza, dijo: «Pero tú, Belén de Efrata, aunque eres pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel». Efrata significa abundancia; Belén, por el contrario, casa del pan, de la comida. La humildad entrañable. De Belén, que es hogaza, ración, viático, plato humeante, brotará, como dice Isaías, el Salvador, que será Pan Vida. Y brotará como el bosque, como el agua, como el fuego. En Belén, pues, Diario, esta noche, y a la hora de Dios, brotará la Vida, cuando en el cielo solo se oiga, con el latido del mundo, el clamor de las estrellas, que hablan de Dios (17:59:06).

miércoles, 23 de diciembre de 2020

 

23 de diciembre de 2020. Miércoles.
GORJEO DE NIÑO
-Parecía que no íbamos a poder llegar. Era como abrir la puerta del palomar y que las palomas se negaran a salir. Por fin llegamos, pero pensando en tantos como han quedado en el camino. Pisamos sobre la tristeza, como el que camina por una nube de burbujas. Y en esto, llegamos a la noche en que, como dijo Isaías, los cielos destilan el rocío de la gracia y las nubes derraman al Justo. Y de la tierra brota el Salvador. Como ha ocurrido con Júpiter y Saturno –la Estrella de Navidad–, la conjunción entre el cielo y la tierra nos ha dado al Hijo de Dios, que, en brazos de su madre, llora por el sufrimiento del mundo y toda su deriva de dolor. Este Niño, al que «cubre la humildad / y ropas de mal visto», os quiere felicitar, con un gorjeo de Niño y el Amor arrebatado e inmenso de Dios. Él, siendo Dios, se hace Hombre, para comunicarle al hombre todo lo que conocía del misterio de Dios. Vino a decirnos que Dios es Padre y, como tal, todo Él misericordia. He aquí mi felicitación, amigos. Como cada año –ya son más de 25–, os deseo todo bien. Dios nos sigue queriendo; dejémonos querer.


No dudéis, por favor. Sed felices, si así os parece (11:07:42).


 

martes, 22 de diciembre de 2020

 22 de diciembre de 2020. Martes.
LOTERÍA

Siempre hay una madre que cuida de todo, con diligencia. Murcia. F: FotVi

-Hubo un tiempo en el que cuando decía lotería se me llenaba la cabeza de pájaros, de nubes de algodón. Todo era volatería, huidizo. Pero lo que en el pensamiento era aventura, más tarde, entre mis manos, se convertía en realidad sombría, amarga. El humo de los sueños sólo se hacía certeza en el fuego del hogar: extendía las manos y me las calentaba. Esto era lo real: el frío, y el calor del fuego. Con la necesidad de tener que ir por leña para alimentar el fuego y que así no languideciera su arrebato, que mantuviera su éxtasis. En días de frío, el fuego, con el pan que cada día le pedimos a Dios, son la tabla de salvación a la que se agarra la pobreza para poder seguir soñando y esculpiendo días felices –días de amistad y risas, de «vino y rosas»– en la vida. La vida, a veces, se viste tristeza, de lágrima infinita, como si un enjambre de avispas la acosara. Y se nos desvanece la ilusión, cae el castillo de naipes de nuestros sueños, se quiebra el hilo de tela de araña de nuestra felicidad. Entonces la felicidad se hunde en un tarro de desilusión, revuelta en amargura. Mi madre decía: «No me cae la lotería, pero doy gracias a Dios porque me sigue dando la vida, y, con la vida, el poder trabajar». Dios y el trabajo, y una palabra de acción de gracias siempre en su boca. Sin estudios, era sabia mi madre. Tenía la sabiduría casi sagrada de casi todas las madres. Dios me bendijo con una madre así: fue la más cuantiosa lotería de toda mi vida. Por Navidad, Diario, siempre pienso en ella; es parte importante del Belén que yo hacía (y sigo haciendo) en mi interior: con José, con María, con el Niño Dios, y mi madre, como la limpiadora de la cueva de Belén, y sonriendo. Siempre (17:32:03).

lunes, 21 de diciembre de 2020

21 de diciembre de 2020. Lunes.
VIEJECITOS ENTRAÑABLES

Ocaso del sol sabio, y la Catedral. Murcia. F: FotVi

-Mis libros se calientan al sol, como viejecitos entrañables, y con toda su sabiduría a cuestas. En los libros se encierra, con fácil llave para abrirlos, la esperanza del mundo: en ellos están los proyectos, leyes, vidas, encuentros y desencuentros, las luces de la paz y los lutos de la guerra. En los libros vive la historia, late, grita, a veces con espasmos, para que nos instruyamos los que amamos y defendemos la vida, e imitemos virtudes y corrijamos errores. Ahí están contadas vidas como la de Jesús de Nazaret, toda luz y cruz, palabra y resurrección, liberación, que revela los modos de poder acercarse y hablar con Dios. Y las vidas de las ideologías –las nuevas idolatrías–, que tanto han matado y corrompido a la humanidad, y que aún hoy tanto hieren y dividen, tanto engañan. Y enlutan. Donde se desprecia a los libros, crece la barbarie, la bestialidad humana, la depravación más podrida; nace el gusano más corrosivo y ácido del ser humano, la intolerancia. El sol, que es sabio por antiguo, lo sabe, y es la razón por la que cada mañana se detiene y se recrea en mis libros, y, cuanto se va, contemplo la tinta de las hojas del libro entre sus dedos; sus dedos de oro y de color de amanecer naranja. El sol, el astro que, deseoso de saber, se cuela por las ventanas de las bibliotecas, y sale de ellas con aureola de sabio dando y esparciendo cultura, sembrándola con la sencillez amiga del maestro. Por algo pudo decir Fernando Fernán Gómez, actor y escritor: «En los libros podemos refugiar nuestros sueños para que no se mueran de frío». Y, al leer esta sentencia, Diario, me despojo del frío de “la ley Celaá”, y clamo: «¡Brrr! ¡El congelador se ha abierto, cierren el congelador!»; y, al momento, me salva el sol de la mañana, que, conmigo, elige en la biblioteca un libro de lectura, y vibrando ambos, le extraemos todo su saber, como si bebiéramos el jugo de la vida (12:32:49).

domingo, 20 de diciembre de 2020

20 de diciembre de 2020. Domingo.
MILAGRO DEL PAN

Cueva del desconocimiento, en Polonia. F: FotVi

-Desde este domingo cuarto de adviento a la Navidad, hay sólo una zancada. Nos queda muy poco camino por recorrer para darnos, en nuestra marcha, con Dios, que nace humilde en un pesebre, y vestido de pobreza. Unos pocos días más y amanecerá el Señor, como un milagro del pan; igual que ha aparecido esta mañana el sol, espléndido y dadivoso, como miel silvestre –dice la Escritura– en nuestros labios. Esta mañana clareaba lloviznando: era como leer letras de escritura una a una, pequeña lluvia; o lluvia de paisaje sólo insinuado, paisaje de acuarela. Pero luego ha salido el sol y el paisaje se hecho brochazo de Van Gogh. La alegría, sin llamar, ha entrado en mi habitación, y se ha posado en la cama, en la mesa donde escribo, en los libros que leo, en las sillas donde descanso, en la orquídea maltrecha por el invierno. «Dios –me he dicho– me bendice». Y, a pesar del caos existente, también bendice al mundo. En este tiempo yo he visto a la solidaridad acudir de puerta en puerta tratando de paliar carencias, como ángeles de la caridad. De sus manos salían palomas, luces de bondad. Y, entretanto, siguen las manifestaciones contra la llamada “ley Celaá”, la que se burla de la pluralidad, de la igualdad, de la libertad; es una ley que suena a chiste de mal gusto lanzado por una parte de la ciudadanía contra la otra, es una ley de división. Es una ley inculta e incrédula, en la que no se valora el esfuerzo, ni el afán de prosperar, y en la que se soslaya a Dios, como un estorbo o molestia innecesarios. Es una ley impía y bárbara, que abrirá brechas de odio, y por la que solo parecerá triunfar el iletrado y el pícaro, el ladronzuelo de mercado, el inútil resabiado; un peligro de ley. Como diría Quevedo, Diario, en El Buscón: «Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y costumbres» (17:59:00).