29 de diciembre de 2020. Martes.
TENER CORAZÓN
TENER CORAZÓN
-Aparece el sol en el cielo frotándose las manos:
siente el frío tan de navaja que hace: así
da calor a sus dedos gélidos. El sol nace naranja y, al poco, se convierte en
globo dorado que reparte su luz de candelabro a la humanidad aterida. Ante su aurora,
una comitiva de palomas le da la bienvenida, y lo recibe en sus alas,
extendidas como plegarias. En el Norte de España, nieva; aquí en Murcia, como casi
siempre, hace sol, un sol que calienta y recita versos. Y lo hace en un lenguaje
universal, de enciclopedia abierta, sin límites; lenguaje que entienden el agua
en el mar y su textual gotear desde las nubes, el verdor de los bosques y el
azul violeta de la amatista, el clamor de las montañas y el silencio monacal de
los valles, y el ratón roedor, y la biblioteca silenciosa y polvorienta, y el
señor con gafas que lee sus libros. Todos entienden el lenguaje del sol, porque
es lenguaje de comunicación y no de exclusión. Es lenguaje que se da, se
derrama, y ofrece calor: hace la vida. En Baleares, sin embargo, el Ayuntamiento de
Palma ha exigido a los niños que escriban la carta a los Reyes en catalán,
lenguaje muy bello, pero exclusivo de unos pocos, y cerrado. En este Ayuntamiento
quieren levantar una Torre de Babel, donde reine la confusión y el caos, el
enredo. ¿Y el niño que no sepa catalán? ¿En qué lengua les escribe a los Magos
sus deseos, sus afanes, sus risas, sus asombros? Menos mal que Dios ha dado a los Magos de
Oriente la facultad de entender lenguas y corazones, y deseos nobles, y
esperanzas libres. Y, aunque no escriban en catalán los niños de Palma, les dejarán, como cada año,
sus regalos, sus dádivas preciosas, y no los privarán del amor que une, ni de la
fe que eleva. Los Magos entienden todos los idiomas, porque, como el sol, no
vienen a pedir, sino a dar; y, para dar el corazón, sólo hace falta, Diario, tener
corazón (17:51:44).
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