25 de febrero de 2021. Jueves.
FASCINACIÓN
FASCINACIÓN
-Hoy hay cielo y sol, y las nubes, que los ocultan. Es un juego de
elementos que siempre están ahí: cielo, sol, nubes, a veces lluvia, también nieve,
vientos, elementos todos que van marcando y posibilitando nuestras vidas, en un
juego distinto y atractivo de escenarios, donde la vida arde, se quema, y
muere, tornándose ceniza. De todo esto, sin embargo, queda el espíritu, que es
el que hace el relato, la historia, la trascendencia. Sin espíritu, no existiría
la arqueología, ni la ruina iluminada, ni la gruta con destellos rupestres, lo
que llamamos el legado prehistórico. En la cueva con pinturas rupestres,
garabatos en rojo o en negro, y en la ruina con anfiteatros, columnas
decapitadas, y esculturas mutiladas, quedan la inteligencia –el ingenio, la
reflexión, la idea que viste la palabra, el soplo del espíritu–, inteligencia que
alzó todo ese caudal de esplendor y belleza, de gracia, para júbilo y deleite
de la posteridad. De aquel Espíritu que lo creó, a este otro espíritu que lo
extrae de la oscuridad y lo celebra. Dios se intuye ahí, en el fluido
espiritual del ser humano, espíritu que lo hace creador de cosas imposibles,
como el arte, el lenguaje, la reflexión, la contemplación. «Y dijo Dios…»,
señala la Escritura; y ahí está Dios: en el concebir, en el decir, en el crear
diciendo. El primer poeta. En ese «decir» de Dios, todo fue hecho; hasta hoy, Diario,
que sigue renovándose y revelándose como nuevo: el hombre, el bosque, el mar,
las galaxias, la vida, también lo invisible, y todo, como un milagro innumerable
e inacabado, tan sugestivo: fascinación (18:07:03).